Javi Rozada quiere pasar página de lo que sucedió el domingo en el partido que el Oviedo empató (1-1) en el campo del Rayo Vallecano. Sus protestas por la decisión del VAR de señalar penalti a favor del equipo madrileño, en lo que fue el tanto del empate, le han costado tres partidos de sanción y, sobre todo, un montón de quebraderos de cabeza por la imagen mostrada y por no poder ayudar al equipo desde el banquillo en los siguientes encuentros. "Está claro que no es el escenario ideal, a mí me gustaría estar ayudando al equipo abajo y jugando el partido con ellos, que es lo que intento cuando dirijo, pero este grupo está muy responsabilizado y es muy maduro", explicaba el técnico azul sobre su ausencia.

Sí reconoce que lo pasó realmente mal nada más darse cuenta de cómo había actuado: "En el momento en el que caminaba solo hacia el túnel, en ese momento se me vino el mundo encima porque supe que no tuve una reacción buena. La imagen no fue buena ni para mí ni para el club, incluso tampoco para el equipo, que me pierde a mí; pedí disculpas y recapacité".

El ovetense no esconde que aún le puede faltar cierta experiencia para lidiar con estas situaciones: "Vengo de donde vengo, de Segunda B, esto es fútbol profesional y esas reacciones hay que evitarlas, pese a que no faltes al respeto, porque al final pienso que no falté al respeto, fue más un cabreo mío, personal, pero sin insultar. Al árbitro no le insulto, le digo solo que se están pasando por las decisiones que se están tomando". Más tarde llegó el momento de la reflexión: "Le di muchas vueltas, el domingo fue un día muy malo, el lunes también, pero al final esto es fútbol, los jugadores no me pueden ver bajo porque el sábado (mañana) tenemos que ayudar al equipo a ganar el partido. Sé que no fue buena imagen, pero esto sigue, tengo que representar al Oviedo y que esto no vuelva a suceder".

Aclarado el asunto de Vallecas, Rozada explicó que tiene a todos los jugadores disponibles, salvo el lesionado Edu Cortina y el sancionado Lolo, para medirse mañana (18.15 horas) al Alcorcón en el Tartiere. Con los fichajes, Rozada tendrá ahora que elegir, algo que no le supone un problema: "Somos el mismo número de jugadores de antes, hay competencia y ha subido el nivel del equipo con los fichajes, por lo que al final bendito problema. Vamos a llevar una convocatoria de 18 en la que todos pueden jugar y vamos a decidirnos por los once mejores para ganar el partido, que para nosotros después de estos cuatro partidos sin perder y del empate en Vallecas, es muy importante", explicaba.

Un partido en el que Rozada vuelve a pedir el apoyo de la afición, que ya tuvo en el último partido en casa: "En casa el otro día hicimos un muy buen partido, el equipo conectó muy bien con la grada. Para nosotros es muy importante ese aliciente, lo dije el otro día y es que fue clave. Ante el Albacete, con el 1-1, el equipo tuvo un bajón, es normal: fallas un penalti, el rival te mete un gol en el rechace de un penalti, te anulan un gol. Y en ese momento es cuando el Tartiere entró en escena, nos ayudó muchísimo y creo que el segundo tiempo solo se jugó en el campo del Albacete y eso fue lo que nos hizo conseguir los tres puntos. Espero que el sábado la gente sea consciente de lo que nos jugamos. Es un partido que puede marcar el futuro, si ganamos nos podemos poner en una situación en la que involucraríamos a cuatro o cinco equipos más", explicó.

Un partido en el que, dice Rozada, todo el mundo se juega mucho, el Oviedo como equipo y los futbolistas en lo personal: "El jugador sabe que, aparte de jugarse mucho el equipo, se lo juega él también individualmente".