Cuentan que una de las últimas charlas, hace una semana, se extendió cerca de hora y media. La reunión, virtual, se celebró entre José Ángel Ziganda y los miembros de la primera plantilla del Oviedo, cada uno desde su dispositivo, en sus casas. En ella, se repasaron conceptos tácticos, pero también relativos a la moral de los futbolistas. El objetivo era ver cómo se encontraban tan cerca del regreso. Ziganda ha aprovechado el parón forzado por el covid-19 para llegar a su plantilla, para conocerla de cerca y para preparar a los suyos para lo que les viene: 11 partidos en un calendario comprimido, en unas condiciones novedosas y con la inquietud ante una enfermedad que amenaza la paz de los futbolistas. Ziganda sabe que el aspecto mental puede ser decisivo en el desenlace de la competición y ha mantenido charlas con los futbolistas todas las semanas del confinamiento como refuerzo.
El Oviedo ha tratado de cuidar cada detalle durante el tiempo de encierro de los jugadores en sus hogares. El trabajo físico le ha correspondido a Alberto Martínez, preparador físico, que ha ideado un plan para que los futbolistas no acusen en exceso la inactividad. Las sesiones en casa contaron, incluso, con invitados especiales, como el medallista olímpico Samuel Sánchez, para mantener la mente más aireada.
En los objetivos más físicos, al entrenador le ha tocado mantener un perfil más bajo, en un segundo plano. Pero Ziganda ha aprovechado otro tipo de sesiones, por video conferencia, para preparar mentalmente al equipo de cara a lo que viene. Las razones principales de las sesiones telemáticas con la plantilla son para tratar asuntos tácticos, aunque las reuniones tocaron más temas. Ziganda y su cuerpo técnico han querido aprovechar el paréntesis para repasar algunos conceptos e insistir en las fortalezas mostradas por el equipo antes del parón. Pero el propio entrenador ha insistido desde su llegada en que, en las actuales condiciones, es difícil avanzar tácticamente. "Se trata de que cojan 2 o 3 conceptos y que sean capaces de desarrollarlos", ha señalado el técnico en más de alguna ocasión.
El escenario al que se enfrentan ahora los equipos es desconocido para todos. Con partidos cada 3 o 4 días, tras una inactividad marcada y con el objetivo de la temporada en juego. "Hay que prepararse para las nuevas condiciones", señaló el entrenador en su última rueda de prensa, virtual, ante los medios. A Ziganda le preocupa cómo puede desenvolverse su equipo ante unas condiciones tan extremas. De ahí la importancia que le presta al aspecto más motivacional.
En el futuro indescifrable de la competición, sí parece haber un aspecto que ganará fuerza: el apoyo de una amplia plantilla. La posibilidad de que haya lesiones y la acumulación de partidos con escaso margen de descanso provocará que los entrenadores tengan que tirar de sus recursos con más habitualidad que en condiciones normales. Ziganda sabe que tiene que tener a todos sus futbolistas enchufados en las 11 jornadas que restan por disputarse.
Seguir por la buena senda, primer objetivo. Si para la mayoría de equipos parar en seco la competición ha sido una molestia importante, para el Oviedo supuso, además, un paréntesis en uno de sus mejores momentos de la temporada. La crisis sanitaria se desató cuando el equipo empezaba a mostrar síntomas de mejora. Refrendada esta con dos victorias básicas en la pelea por la permanencia: 1-0 frente al Tenerife y 1-2 en el campo del Extremadura. Por eso, el primer objetivo de Ziganda parece sencillo: que aquella imagen de equipo sólido que empezaba a sumar desde la defensa no se evapore tras el parón.
El regreso a la competición llevará al Oviedo a un Carlos Tartiere vacío en dos jornadas consecutivas: Ponferradina y Deportivo de la Coruña serán los rivales. Después llega el derbi. Un asunto que seduce a todos.
