Simone Grippo, curtido defensa, se toma las cosas con toda la naturalidad como es posible en estas condiciones. La vuelta al trabajo, individual, en El Requexón al menos hace que los futbolistas empiecen a atisbar el regreso a la rutina de su profesión. “Están siendo unos entrenamientos diferentes, pero estamos trabajando de la manera adecuada. Cada uno tiene su programa y estamos en el camino que debemos seguir. Lo que pasó antes del parón cuenta, sobre todo por los puntos que ya tenemos”, señala el defensa suizo.

Para el zaguero, que solo ha disputado 85 minutos con la camiseta azul desde que llegara en el mercado de invierno, lo que queda es de máxima importancia: “Preparamos once finales y hay que estar listo desde ya. Hay una presión añadida por estar en la zona baja y con la posibilidad de que el fútbol vuelva a pararse. Son once finales y hay que afrontar cada partido como si fuese el último. El primero, ante la Ponferradina, es muy importante”, analiza el defensa.

Grippo también se mojó sobre la posibilidad de que los futbolistas queden recluidos en concentraciones mientras compiten para evitar los contagios de covid-19: “Tenemos una familia y estar lejos de ella dos meses es complicado. Pero hay mucha gente que en esta pandemia tuvo que hacer cosas mucho más difíciles”.