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Cuco Ziganda aprieta en la nueva normalidad: "Hablar y estar juntos"

El Oviedo completó ayer la primera sesión de trabajo en grupo, basada en la táctica: "Es raro estar todos jugando al mismo tiempo otra vez"

Ziganda da indicaciones durante el entrenamiento de ayer en El Requexón. REAL OVIEDO

Tuvieron que pasar casi tres meses (exactamente 80 días) para que los jugadores del Oviedo pudiesen volver a entrenarse como un equipo de fútbol. Sucedió ayer, en una mañana calurosa y nubosa en El Requexón.

El fútbol, que prácticamente tiene una desescalada aparte (está ya en la fase 4 de su protocolo y Asturias, en cambio, va por la 2 del Ministerio de Sanidad), dio un paso más con la vuelta de las sesiones en grupo tras los entrenamientos por cuadrillas para evitar contagios de coronavirus. Y el Oviedo, al que le restan menos de dos semanas para enfrentarse a la Ponferradina (viernes 12, 21.30 horas) en el Tartiere y volver a la lucha por la permanencia en Segunda División, apostó por no perder el tiempo más de lo debido y ponerse en faena. "Tenemos que hablarnos mucho, continuamente, y estar juntos", repitió Ziganda como lema.

No completaron la sesión ni Rodri, ni Luismi, ni Josín, con leves problemas físicos y al margen por "precaución", según informó poco después el club.

Los 27 jugadores restantes sí estuvieron a las órdenes de un meticuloso y calculador Ziganda, con mascarilla, que, a diferencia de sesiones anteriores, paró continuamente el juego para corregir la posición de sus pupilos a pie de césped. La sensación del vestuario tras la primera sesión de la "nueva normalidad" nada tenía que ver con la trasladada entre bambalinas cuando volvió a rodar el balón pero con medidas "extrañas", como la de no pasarse el balón.

Del "aburrimiento absoluto" (según trasladaban desde el vestuario) se ha pasado a una sensación "extraña": la de verse todos juntos otra vez (muchos jugadores no coincidían desde el inicio de la pandemia). "Los entrenamientos son muy parecidos a los de la semana anterior, pero ya nos centramos más en la táctica y la estrategia. Es chocante y raro estar todos juntos otra vez", recalcaba un jugador tras el "reestreno".

El Requexón, no obstante, sigue estando cerrado a cal y canto siguiendo el estricto protocolo de la Liga y por la ciudad deportiva del Oviedo, además de la plantilla y el cuerpo técnico, había contadas personas con autorización. Además, pese a que el protocolo ya permite que los jugadores se duchen en los vestuarios en vez de sus domicilios, como sucedía hasta ahora, el club ha decidido que los futbolistas sigan yendo a sus casas, al menos por el momento. El motivo se debe a la configuración de El Requexón, que hace difícil garantizar la distancia exigida de tres metros de un jugador a otro en los vestuarios, para lo que se debería hacer una habilitación especial y organizar turnos. El club, por tanto, prefiere seguir así por el momento. La entidad, además, recalca "las facilidades que están poniendo los jugadores para cumplir el protocolo".

Se pasó a controlar el "búnker" Federico González, hombre del grupo Carso en Oviedo, que tiene su lugar de trabajo habitual en el Tartiere y accedió a El Requexón en la última parte de la sesión sin pararse en el campo de entrenamiento. Francesc Arnau, director deportivo, estuvo a su vez en El Requexón. También hubo algún despistado, como un aficionado que entró en el recinto con su vehículo y dio inmediatamente media vuelta apremiado por la seguridad del club.

El entrenamiento comenzó puntual, a las 10, en el campo número 5. Luego, los jugadores pasaron al 4, donde Ziganda dividió al grupo en dos para realizar trabajo táctico. Porteros al margen, a un lado se situaron Nieto, Grippo, Javi Mier, Christian Fernández; Tejera, Edu Cortina, Bárcenas, Sangalli; Borja Sánchez y Ortuño. El otro equipo, sin delanteros, lo formaban Lucas, Carlos Hernández, Arribas, Mossa; Jimmy, Lolo, Coris y Saúl Berjón. Los sobrantes y los jugadores del filial, mientras, finalizaban jugadas. Ziganda estuvo muy encima de todas las jugadas, buscando que sus futbolistas recobrasen los conceptos que le llevaron a lograr dos victorias seguidas y abandonar los puestos de descenso. "Tenemos que estar muy juntos y preparados para salir. Y presionar, presionar y presionar", repitió Ziganda.

La última parte del entrenamiento se basó en un partidillo en el que hubo dos sustos: uno por un choque entre Mossa y Lolo y otro por una patada en un balón dividido de Tejera a Arribas, que se retorció de dolor, aunque pudo acabar la sesión. Pasadas las 11.30, tras practicar balón parado, el Oviedo finalizó su primer entrenamiento en la nueva normalidad.

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