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Un jugador de Primera

Un jugador de Primera

Edgar destacaba desde su edad de juveniles, cuando ya entrenaba muchas veces con el primer equipo del Cornellá. Lo fichó el Espanyol en juveniles pero volvió después cedido. En su primer año como amateur ya fue una pieza importante para el equipo, un buen equipo de Segunda B. Con nosotros siempre actuó como central, fue la posición en la que se desenvolvía en categorías inferiores, aunque puede encajar como pivote. Era un futbolista que a pesar de jugar en la defensa destacaba por su calidad, por su capacidad para sacar el balón jugado, le daba fluidez a la pelota. Con un buen juego aéreo, también aportaba seguridad en la defensa. Me sorprendió que el Betis decidiera cederle porque creo que podría haber tenido minutos con ellos. Tiene un margen enorme de mejora como ya demostró en su primer año en Primera. Con Rubi, estoy convencido de que hubiera sido importante en el Betis. Pero la cesión a un club tan importante como el Oviedo le puede venir bien.

Fuera de sus condiciones futbolísticas, es un chaval excepcional, un trozo de pan. Además, es un profesional., Ha mamado desde pequeño la vida de futbolista por su padre (Lluís González, delantero que jugó en Primera en los años 90). Su padre siempre fue una figura atípica en este mundillo: no se volvía loco como sucede a tantos padres en el fútbol base. A Edgar se lo nota que está bien asesorado en su casa.

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