Durante 20 minutos el Oviedo pareció el mismo conjunto serio que se ha empleado durante el mes y medio que va de campeonato. El clásico equipo pegajoso de Segunda. Sujetado por una pareja de pivotes consistente, con una defensa sólida, y la línea más creativa tratando de surtir de balones al delantero, Blanco Leschuk. No es que fuera un dominio arrollador, pero a los pupilos de Ziganda se les veía cómodos en el campo. La cosa empezó a cambiar a partir de entonces y el Girona fue poco a poco creciendo. O el Oviedo menguando.
La cosa es que el choque se convirtió en otra mala tarde para los azules que vieron cómo su intento de reacción en la tabla, empujado por los efectos del derbi, se quedaba parado en Montilivi. El equipo repitió errores ya conocidos esta temporada. Muchos errores en la entrega y escasa pólvora en ataque. A estas alturas, parecen las dos áreas a mejorar.
Pases defectuosos. Ziganda planteó su apuesta más decidida por los hombres de talento del equipo. Sangalli, Borja Sánchez y Nahuel son los que mejor representan ese rol. La línea de media puntas debía marcar el ritmo, pero el intento solo se prolongó durante los primeros 20 minutos. En Montilivi, el Oviedo volvió a mostrarse errático en los pases: solo acertó con el 69,1% de los intentos, un dato bastante pobre si se pone en perspectiva. Tras cinco jornadas disputadas, los de Ziganda dan con acierto el 69,9% de los pases, lo que les sitúa como el tercer equipo de la Liga con peor registro en este aspecto. Solo le superan Alcorcón (65,6%) y Málaga (69,2%).
Poco punch. El mismo Ziganda lo reconoció al final del choque en Montilivi: "Nos falta gol". No pareció que la falta de olfato fuera la principal causa de la derrota pero sí una de peso. Aunque el juego no fue el más estético, el equipo sí gozó de alguna aproximación importante, como un remate de Obeng muy cerca del poste o el intento postrero de Leschuk que se encontró con un defensa. Los datos, también en este asunto, confirman las sensaciones.
El Oviedo solo ha anotado 3 goles en 6 partidos: es el equipo con menos acierto entre los que han disputado todos los partidos hasta la fecha. Tampoco luce gran efectividad, ya que el Oviedo es el séptimo conjunto de Segunda que más tira, con 46 intentos. El balance baja si se toma como referencia los chuts a puerta: 18, el 11.º de la competición. Con números aceptables en los disparos, llama la atención la poca rentabilidad que los azules sacan a sus intentos.
Fuerte en el duelo. La lectura más amable de la situación señala que el equipo da la cara en cada escenario y que se muestra como un equipo preparado para la batalla. Ante el Girona, por ejemplo, salió victorioso en 68 duelos y perdió 50. Es la mayor diferencia entre ganados y perdidos del curso. En toda la temporada, los de Ziganda han ganado 355 duelos; son el séptimo equipo más fuerte de Segunda.
El rol de los nuevos. Otro de los asuntos reincidente es el de la apuesta por los fichajes. Un debate abierto por la escasa participación de algunas piezas. Ziganda ha mostrado su confianza desde el primer día en jugadores como Femenías, Edgar, Nahuel o Blanco Leschuk. A Brazao no le queda otra que esperar su turno. Extraña más el ostracismo de Mujica (26 minutos), Cedric (10) o Aburjania, convocado en tres partidos pero que aún no ha debutado. La acumulación de partidos en las dos próximas semanas le dará a los menos habituales, en teoría, la oportunidad de reivindicarse.
