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EL ESCENARIO

Las butacas, azules, y el césped, impecable

Tejera, ante el Rayo. J. Rus

Sin público en las gradas, la novedad ayer en el Tartiere estuvo en el color. El azul de las butacas ya se nota en el estadio del Oviedo, donde el impacto visual es tremendo en un primer vistazo, y eso que el pintado de los asientos solo acaba de empezar y va para largo. La tribuna Lángara al completo y una pequeña esquina de La Ería son ahora color azul Oviedo. Adiós al gris que tanto desesperaba a la hinchada. Las obras, que empezaron hace días con algún problema burocrático inesperado, finalizarán en menos de dos meses y costarán 100.000 euros. El azul de los asientos se une al verde del césped. Porque esa es la otra novedad ambiental: el verde del Tartiere, pesadilla años anteriores, parece ya asunto del pasado. Mientras el equipo no carbura, reconforta tener un buen estadio.

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