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Nahuel corre, el Oviedo vuela

Dos goles del argentino sellan una actuación brillante de los azules a la contra, guiados por el talento de Borja en un choque en el que pudieron golear

Nahuel celebra el segundo de sus goles con Sangalli. | LOF

Atascado sobre el tablero, Ziganda realizó un movimiento simple: Un enroque. Dos piezas que se consideran básicas intercambiaron sus posiciones. Borja, a la izquierda, con menos obligaciones y la orden de reencontrarse con su fútbol. Nahuel, al centro, para buscar las cosquillas y correr. Y vaya sí corrió. A veces, un simple gesto puede desencadenar una reacción enorme, como sucedió ayer en Las Palmas. Nahuel corrió, el Oviedo voló y, entre medias, Borja dio un clínic de cómo debe jugarse al fútbol. Una suma de condiciones que derivaron en el mejor partido de la temporada, un triunfo (1-2) donde nadie había ganado antes. Una victoria con efectos reparadores en la moral del grupo y de refrendo en la rutina del entrenador.

Y puso ser mucho más holgado el triunfo si los atacantes azules hubieran afinado su punto de mira en una segunda parte de tanto nivel como la primera. Por tratar de simplificar las cosas, Nahuel guio al Oviedo en la primera parte a base de aceleraciones y Borja le dio continuidad en la segunda con sus pausas necesarias. El plan ideado por Ziganda salió, esta vez sí, según lo previsto.

El Cuco plantó un 4-2-3-1 muy natural sobre el campo con cuatro novedades. La principal, el regreso de Femenías al arco, el lugar que no debió abandonar si la decisión se basa en el rendimiento individual. La idea era sencilla, esperar el error de Las Palmas y salir a la contra, aprovechando cualquier rendija para acelerar.

Los mayores problemas del Oviedo residen cuando tiene la pelota. Así que el Cuco adoptó la posición más coherente. Entregó la pelota al rival y se reservó los sustos. El contrataque es un arma que los azules aún no había empleado este año. Quizás sea un buen camino a seguir a partir de ahora. Aunque en Segunda, categoría de supervivencia, conviene dominar varios registros para los peligros que muestra el camino.

Porque en Las Palmas salió redondo. Tras un inicio algo embarullado, Nahuel entró en escena para marcar diferencias. Todas las piezas cumplieron un papel esencial. Sin Blanco Leschuk fijando a los centrales, no hubieran aparecido los espacios. Sin transiciones rápidas de los pivotes, imposible el factor sorpresa. Sin la ayuda de los laterales no se hubieran generado superioridades en la banda. Pero entre todos sobresalió en el primer tiempo Nahuel Leiva, un futbolista que hasta ayer había mostrado un buen resumen de su carrera: amagar sin dar, esa sensación de que en cualquier momento podía explotar.

Lo hizo ayer, acomodado a la media punta. Más que la posición en sí, lo que mejor permitió lucir a Nahuel es el estilo. Con un delantero por delante pegándose a los centrales y los extremos abiertos en las alas, el argentino se encontró con campo abierto. La excusa perfecta para lucir cilindrada.

El primer esprint llegó a los 18 minutos. Edgar robó y salió con su paso pesado buscando el área. Supo esperar el momento preciso para lanzar a Nahuel que controló, aceleró y chutó. También estuvo atento al rechace del poste para anotar el primero.

El Oviedo no aflojó tras el descanso y gozó de claras ocasiones

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Dos minutos después, fue Nieto el que invadió territorio enemigo. El lateral cedió en profundidad para que Nahuel, esta vez de primeras, batiera por bajo, cruzado, a Valles. Otro buen gol. A los 20 minutos, el Oviedo dominaba en las sensaciones, como tantas otras veces, y también, y aquí está la novedad, en el marcador. El papel de Correcaminos le sentaba de maravilla.

Las Palmas no pareció sentirse cómodo en el partido en ningún momento, maniatados los de Mel en el centro del campo y rebotados cuando se acercaban al área en una defensa en la que sobresalió Carlos Hernández. Pero les sobra talento. Suele suceder así con el jugador canario. Como el que surgió de un pase de Kirian a Araújo, ya en el área, en un mano a mano que repelió Femenías. Los mismos protagonistas se citaron casi a continuación con el meta azul como vencedor de nuevo.

El Oviedo pudo dar otra vez en una fantástica acción a la contra, otra vez con la banda derecha como carril de aceleración, que, tras taconazo de Nahuel, no encontró a Leschuk por centímetros.

La segunda mitad supuso continuidad en el guion y una sucesión en el protagonismo. Nahuel bajó algunas marchas, lógico, y Borja pidió el foco esta vez para dar un recital acostado en la banda izquierda donde puede pensar las cosas medio segundo más. Suficiente para buscar en la chistera.

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El partido del Oviedo, en imágenes

A los 49 minutos, Borja centró, Sangalli tocó lo justo y del choque con un defensa, liviano pero suficiente bajo la extraña “ley VAR”, salió un penalti que Leschuk, fenomenal ayer salvo en esta escena, lanzó flojo. Valles despejó y al oviedismo le entraron algunos sudores.

No llegó la sentencia ahí ni en la acción a los 60 minutos que resume el potencial de Borja. El ovetense recortó tres veces a su par, la última con un caño, mientras avanzaba por una cornisa, sin apenas espacio entre su posición y banda. Cabeza erguida, sirvió en bandeja al Tiburón y este a Sangalli, que se encontró con Valles. Nieto estampó el rechace en el poste y Nahuel, la continuidad a las nubes. Más viejos fantasmas. La situación liguera no ayuda a mantener el optimismo.

Pero era el día del Oviedo. Tenía que ser así, con ese juego, cómo se lograra la primera victoria fuera de casa de la temporada. Ziganda movió el banquillo, también Mel, y aunque Las Palmas apretó no se vio especialmente agobiado al equipo carbayón.

La superioridad azul era tan marcada que el equipo no se puso nervioso cuando, a los 87 minutos, Álex Suárez incidió en los problemas azules a balón parado para hacer un 1-2 que dejan un marcador engañoso: el Oviedo había merecido golear. Quizás solo sea una victoria más o puede que marque un camino. Pero una cosa queda clara: si Nahuel y Borja están por la labor, el Oviedo tiene buena pinta.

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