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El Bisturí

La victoria marca un camino: el Oviedo de los mediapuntas

El cambio de sistema ha coincidido con la mejor versión de Nahuel, Borja Sánchez y Sangalli

Sangalli bate a Whalley, con Satrústegui detrás. JULIÁN RUS

Nahuel disfruta cuando hay espacios hacia los que correr. Improvisa soluciones a la carrera. Borja es distinto. La pide al pie y a partir de ahí pasan cosas diferentes. Ataque de inspiración. A Sangalli es difícil ubicarle. Aporta aquí y allí, al pie y al hueco, asiste y marca. Un todoterreno. Los tres mediapuntas marcan el camino a seguir por el Oviedo. Los tres han sido básicos en los dos triunfos que cambian la inercia de un equipo que, ahora sí, ve cómo los resultados acompañan las sensaciones dejadas desde los primeros días, a veces solo a ratos. El Oviedo quiere crecer a partir de ellos y la duda radica ahora en ver cómo se comporta el 4-2-3-1 ante un rival que espere y niegue los espacios, sustento de los de Ziganda en los últimos 15 días. En otras palabras, saber cuánto ha condicionado la propuesta de Las Palmas y Castellón la buena imagen del Oviedo.

En Segunda, competición con una trampa en cada esquina, conviene dominar diferentes registros y el equipo del Cuco ha dado muestras estas dos últimas semanas de que es un conjunto temible cuando detecta las debilidades del rival y se lanza con decisión a exagerarlas. Nahuel, Borja y Sangalli han mostrado su mejor versión estas dos últimas semanas, cuando se les ha visto más libres, con menos ataduras. El Oviedo de los tres mediapuntas parece un buen camino a seguir.

En pleno festival ofensivo, otra defensa sin fisuras y puerta inmaculada

Quizá sea el día menos adecuado para ensalzar el trabajo defensivo, pero el dato también merece ser resaltado. En Las Palmas, el Oviedo hizo un partidazo, su mejor encuentro del curso, pero tuvo un par de borrones. Uno, la falta de puntería en el área rival. Otro, el gol encajado en el último suspiro, a balón parado, que impidió un final tranquilo. Ayer, la tormenta ofensiva fue acompañada de un buen rendimiento defensivo. Carlos Hernández volvió a destacar para demostrar que, una vez cogido el ritmo, puede ser un líder en lo suyo: cuerpo a cuerpo y contundencia. Tal era la sensación sobre el campo que nadie quería salirse de la fiesta. Tampoco Christian Fernández, sustituido en la segunda mitad por un incidente en su hombro. Fue Manolo Rodríguez, eterno médico del club, el que impuso galones para que prevaleciese la decisión más sensata.

El equipo continúa en déficit de puntos, toca seguir

Acostumbrado en los últimos años a navegar en un clima de vaivenes emocionales, el inicio de campaña, en cuanto a resultados, del Oviedo hizo temer por otra campaña como la pasada, con serios problemas clasificatorios. Los dos triunfos seguidos amenazan con decorar el ambiente de euforia, pero un simple vistazo a la tabla servirá para parar los pies a los más optimistas. El Oviedo navega en la mitad de abajo de la clasificación. Toca seguir remando. Zaragoza es la siguiente parada. Una con buenos recuerdos recientes.

Edgar, de héroe en la sombra a protagonista total

Mientras Sangalli, Borja y Nahuel se suelen lucir en el foco, privilegio de los atacantes, otro protagonista sonríe en la sombra. Lo de Edgar es una labor diferente a la de los artistas, menos vistosa, pero básica para el buen funcionamiento del equipo. Ayer, robó en cada parcela del campo y entregó en perfectas condiciones. Dos presupuestos básicos para el perfecto centrocampista de contención, tan adorado por los entrenadores como incomprendido por el gran público. Pero, además, Edgar tiene recorrido. Roba, entrega e invade. Llega a las inmediaciones del área rival, siguiendo la orden de Ziganda de acumular hombres en la zona de ataque. Ayer obtuvo doble premio, un par de guiños que cierran su gran noche. Ahora, le tocará regresar a los suyo; sonreír en la sombra.

El Oviedo no ganaba por 4 goles de diferencia desde 2014, en Segunda B

El oviedismo pudo disfrutar, desde su casa, de una cómoda victoria. Tanto, que no se recordaba un desarrollo de partido tan plácido como el de ayer. Para encontrar un partido con victoria azul por 4 goles de diferencia hay que remontarse a la campaña 2014-15, la del ascenso, cuando los azules le endosaban un 4-0 al Lealtad, dirigido por entonces por Javi Rozada, en el Tartiere. Linares, en un estado de forma excepcional, hizo un triplete aquel día. Desde su regreso al fútbol profesional, el Oviedo no se ha caracterizado por concederles tardes plácidas a sus fieles. El triunfo más cómodo que se recuerda fue en la 15.ª jornada de la campaña 2018-19. Entonces, el Oviedo de Juan Antonio Anquela se deshacía del Reus en el municipal ovetense por 3-0, gracias a los goles de Mossa, Bárcenas y Joselu.

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