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Segunda División | Los equipos asturianos

El análisis del Oviedo: la plantilla se muestra autocrítica tras un punto por inercia

En el vestuario se impone la autocrítica de Ziganda: toca recuperar la mejor versión en Lugo

Edgar choca con Salvador ante la mirada de Borja en el duelo del sábado. | Irma Collín

La expulsión de Blanco Leschuk, a 20 minutos del final, concedió la excusa perfecta para valorar de manera más positiva el punto sumado ante el Fuenlabrada en el Tartiere. Un choque con mucho ruido, con el VAR de nuevo en la diana, con golpes y juego físico. Duelo con armadura. Fue José Ángel Ziganda el que, minutos después de concluir el choque, puso cordura a lo que acababa de suceder. Que el Fuenlabrada había estado más cómodo, explicó el entrenador, y que el Oviedo no había merecido más premio que el empate. En una noche incómoda, por el rival y porque a los azules les costó más de la cuenta asociarse, en un partido con muchos factores en contra, el Oviedo sumó un punto más a su casillero. La sensación es que el mismo partido algunas semanas antes no hubiera acabado con el mismo resultado.

A los azules les empuja ahora ese factor inmaterial tantas veces pronunciado por los entrenadores y anhelado por los futbolistas: la inercia. El equipo se encuentra cómodo en el campo, cree en lo que hace. Esa mentalidad le ayuda a superar las adversidades, a esperar su momento. Influye la suerte, por supuesto, pero hay que buscarla.

Un rival diferente. El Oviedo triunfó ante Las Palmas, Castellón y Tenerife con una propuesta con diferentes matices pero un punto en común: el rival tendría la pelota; los azules, los sustos. Ante el Fuenlabrada, a los azules les tocó pelear ante su reflejo. Es el equipo de Sandoval un conjunto enérgico, fuerte en la disputa y que basa su éxito en aprovechar los errores del contrario. Tiene algunos puntos en común con la propuesta del Oviedo de las últimas semanas.

El caso es que el Fuenla fue más fiel a su versión que el Oviedo, algo desubicado y superado en el cuerpo a cuerpo. El rival tuvo más tiempo el balón, pero la posesión subió algo respecto a los últimos envites (45,96% para los azules), aunque sin encontrar vías para tratar de dañar al Fuenlabrada.

Efectividad arriba. Es curioso cómo la tendencia puede cambiar la percepción completa del equipo. La falta de gol fue señalada como el principal defecto de los azules en el comienzo de la competición. Ahora, el equipo luce punch. El sábado quedó demostrado de nuevo. En el primer acercamiento serio, Nahuel, pleno en confianza, enfiló la frontal del área y probó desde lejos. El atrevimiento sorprendió al portero visitante y el Oviedo, inferior hasta entonces, se puso por delante. Señal de equipo robusto ante el gol.

Sin problemas con diez. Ante el Zaragoza, la peor sensación llegó cuando los azules navegaban con superioridad en el campo. Contra el Fuenla sucedió lo contrario. Los últimos 20 minutos mostraron la imagen más gremial del Oviedo del Cuco, la que lució en el tramo final de la temporada pasada. Solo Kanté asustó tras un error en la salida de Mossa. Por lo demás, Femenías vivió con tranquilidad. Síntoma de que el equipo tiene automatismos defensivos integrados.

La escasa fe en los suplentes. El partido vuelve a evidenciar que Ziganda confía en un grupo reducido de jugadores. Que su apuesta se limita a 15 o 16 nombres. El choque ante el Fuenlabrada, por el desgaste de un partido tan físico y la inferioridad numérica, invitaba a tirar de hombres de refresco. Pero Ziganda, como tantas otras veces, se resistió a hacerlo: solo Obeng y Arribas, de forma testimonial, intervinieron en el choque. No parece que el técnico tenga una fe excesiva en su amplia plantilla.

El vestuario, autocrítico. El saldo general de la cita es más satisfactorio en cuanto a la recompensa que en las sensaciones. Al menos esa es la lectura a la que se agarra el vestuario, en consonancia con lo expuesto por Ziganda en la rueda de prensa. El Fuenlabrada hizo más cosas bien, el empate permite seguir sumando y en Lugo el equipo debe dar un paso adelante para recuperar su versión más competitiva.

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