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Segunda División | Los equipos asturianos

Así son los carbayones del Oviedo vistos por sus familiares: "Si hace unos años nos lo dicen..."

Borja, Riki, Mier, Lucas y Jimmy, ayer en El Requexón

Ziganda le está cogiendo el gusto a eso de poner ovetenses a jugar. El domingo en Sabadell fueron cuatro: Lucas, Jimmy, Javi Mier y Riki. Borja se sumó a la fiesta al final. Cinco meses antes, en el último partido de la pasada Liga, ante el Elche, la ecuación fue parecida: Lucas, Edu Cortina, Borja Sánchez y Jimmy. Y Berjón entró desde el banquillo. La diferencia es que la permanencia estaba garantizada y no había nada en juego.

El domingo ante el Sabadell, sí. Y tanto. “El papelón para ellos era complicado”. Lo dicen, todavía con la alegría en el cuerpo tras la victoria, los familiares de “la quinta del Cuco”. Los carbayones, de dulce, juegan. Ellos sufren y aguantan sus penas. Son los padres, madres, hermanos..., los mejores consejeros de los ovetenses del equipo azul. Cada uno tiene su propia historia detrás, pero el diagnóstico de quienes más los conocen es el mismo. “Es un orgullo que en el Oviedo jueguen futbolistas de Oviedo. Tienen un vínculo muy especial entre ellos y supone una inyección de moral para todos.

Riki coge ritmo. “Siempre está de mal humor si pierde el Oviedo”. Lo dice Rodolfo Rodríguez, “Fito”, que es el padre de Riki y se llevó una buena alegría horas antes del partido en Sabadell. “No esperábamos que jugase, es que no teníamos ni idea. Fue una sorpresa total y un poco marrón para él, porque llevaba mucho tiempo sin competir”. Riki, inadvertido hasta el domingo, fue la gran sorpresa del once. A Ziganda le convenció, a su familia también, faltaría más. “Estuvo bien, se nota que le falta ritmo, pero lo que vimos es lo que tiene. Riki es feliz si gana el Oviedo, aunque no juegue un minuto. Lleva la temporada de forma natural, y está muy tranquilo. Sabe que esto es fútbol, es muy largo, y lo que tenga que venir, vendrá”. Es el ovetense un tipo familiar. Vive con sus padres y con su hermano cerca de la calle Silla del Rey de Oviedo, y está acabando la carrera de Económicas. Le quedan seis asignaturas y es un apasionado del tema. El fútbol no le viene de su padre, que le gusta más el baloncesto. Pero quizá sí de Ana, su madre, sobrina de un ilustre ovetense jugador del Oviedo: Vicente González-Villamil.

Mier, el alumno aventajado. A la familia de Javi Mier, el canterano favorito de Ziganda, no le pilló tan de sorpresa que el mediocentro fuese titular. Lo que no esperaban en ningún caso fue que Javi tuviese tanto protagonismo. “A veces todavía no nos lo creemos. Es para estar muy contentos y nos está impresionado su madurez. Tiene 21 años y lo lógico sería que tuviese ciertos nervios por estar en el primer equipo. Él, nos dice: ‘Yo voy, entreno, y vuelvo para casa’”, explica Alberto Mier, el hermano mayor de Javi, que también jugó en las categorías inferiores del Oviedo. “Si hace unos años nos dicen que van a jugar tantos canteranos, ni nos lo creemos. Es una inyección de ilusión para la afición y para la ciudad. Además, se conocen desde siempre y tienen una relación tremenda. Javi jugó con Jimmy en el medio muchas veces y en el campo se ve que se entienden. Los guajes, cuando se les necesita, responden”.

Lucas, el motor de Ziganda. A Lucas Ahijado la vida deportiva le ha cambiado con el Cuco. Hace poco más de un año, tuvo un pie fuera del Oviedo. Le presionaron para salir, aguantó el chaparrón y siguió en el club. Ahora es un futbolista habitual en las alineaciones. “Después de lo poco que jugó el año pasado verlo tantas veces en el campo es un orgullo. Está en un gran momento y creciendo a pasos agigantados, y nosotros, encantados”, dice Estrella Quintana, la madre del lateral, que estudia Informática y es un apasionado de la programación. Lucas vive en la casa familiar y su madre da fe de que como el Oviedo no gane, mejor no tratar con él. “No viene con la misma cara y se le nota, aunque sigue siendo el mismo que hace unos años. Ser futbolista profesional no le ha cambiado en nada”, presume.

Borja también defiende. Borja Sánchez, referente en el ataque, descansó en Sabadell aunque no se perdió la fiesta ovetense. Salió en el final del partido y además fue protagonista por cometer un penalti que finalmente no había sido tal y rectificó el VAR. “Y menos mal”, piensan los que le conocen. Su hermano, Pablo Sánchez, es algo así como su asesor más fiel. “Le meto mucha caña si veo que no lo hace bien, no me corto”, advierte, aunque no oculta la satisfacción por ver triunfar a Borja. “Estamos muy contentos porque el año pasado fue complicado para todos. Fue el primer año de Borja como profesional, pero a nivel colectivo fue duro. Este año debe ser el de su asentamiento. Con el Cuco mejoró mucho a nivel defensivo y está cogiendo nuevas nociones tácticas. Tiene que seguir mejorando e intentar ser más regular. Nosotros sabemos que cuando se le enciende la bombilla es un lujo verle”. Y, cuantos más de la casa haya alrededor, mejor. “Es un orgullo que jueguen chavales de la ciudad. Es la forma de generar identidad y Borja tiene muy buena sintonía con el Cuco. Ahora puede jugar o no jugar, pero no es como hace unos años que no se entendía por qué no participaba más”.

Jimmy, el trabajo diario. La familia de Jimmy también disfruta con las evoluciones del canterano. El ovetense sustituyó a Tejera y mostró una buena versión. Como el Cuco, sus allegados ponen el foco en el trabajo del mediocentro en El Requexón, clave para tener una buena oportunidad. Jimmy, un con las ideas muy claras, no lo pasó bien en el inicio de Liga, cuentan sus allegados, pero se puso el reto personal de cambiar su suerte entrenando. De momento, ha superado el primer match-ball.

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