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El bisturí

El análisis del fin de año del Oviedo: grises y anclados en tierra de nadie

El equipo azul, undécimo y cómodo lejos del descenso, sin ideas ante una Ponferradina de play-off

Femenías despeja un balón ante Yuri y Lucas durante el partido de ayer. | LOF

Un Oviedo gris no salva la Navidad

Undécimo. 22 goles a favor y 19 en contra. 25 puntos de 57 posibles. El 44% del botín. Anclado en tierra de nadie. ¿Esto es lo que hay? Al Oviedo le pegaron ayer un buen coscorrón en El Toralín en el último encuentro de 2020 (1-0). Gatillazo en un día clave para arrimarse al play-off y época navideña por delante para hacer balance de las andanzas del equipo azul: un sí, pero no. Un casi. Una buena racha por allí, un globo desinflado por allá. Ni fu, ni fa. Porque este Oviedo es un equipo gris. No es ni un desastre, ni tampoco un virtuoso. Simplemente vive en el carril de la mediocridad general de Segunda División.

La exigencia, además, ha cambiado. Lo que en épocas no muy lejanas hubiese supuesto una crisis de aúpa para el Oviedo –sin catar play-off en toda la primera vuelta– significa ahora tranquilidad general por no verse en descenso debido a los agobios vividos el año pasado. De ahí que el club haya huido de marcar un objetivo general. ¿Play-off? ¿Permanencia? ¿Media tabla? No se sabe.

Mientras, el Oviedo despide el año enfurruñado tras uno de los peores partidos del último mes con carencias significativas en todas las líneas. Una defensa endeble con dos centrales tiernos, un lateral perdido a pierna cambiada y otro que ayer ni supo atacar ni defender, un mediapunta que pecó de chupón y un entrenador que no las vio venir ante un excompañero (Bolo y Ziganda coincidieron en el Athletic). La Ponferradina dormirá feliz y en play-off y el Oviedo triste y lejos de todo.

Arnau inicia la limpia

Vacaciones tristes para la plantilla y época de trabajo para la dirección deportiva. ¿O no? Lo cierto es que el Oviedo está a cero en su límite salarial tras el último reajuste de la Liga, que ha puesto patas arriba sus planes iniciales. Por tanto, toca esperar hasta la reunión de la semana que viene, aunque sí hay varios objetivos definidos y las posiciones a reforzar se tienen claras: portero, mediocentro y delantero. Lo que intentará Arnau a partir de ya es aligerar las salidas.

Salvo la de Diegui, la más difícil por su sueldo, el resto deberían ser sencillas. Brazão y Aburjania quieren irse por la falta de minutos y el club deberá llegar a un acuerdo con ambos. Con Mujica pasa algo diferente. El jugador espera todavía la llamada del club, pero asume que no cuenta y lo esperado es que salga. El Oviedo le paga el mínimo y su ficha no es un problema. Puede haber más sorpresas: Riki será uno de los temas de invierno.

Yuri, un incordio

Yuri, un clásico de Segunda, en plena forma a sus 38 años, le ha pillado el gusto a eso de meterle goles al Oviedo. El de ayer en El Toralín es ya el tercero que le endosa el brasileño a los azules en cinco partidos.

El ariete, pegajoso y peleón, de los que cuesta marcar, se motiva contra el Oviedo desde que anotó un tanto hace ya cinco temporadas con celebración picante incluida: mandó callar a los aficionados azules presentes en El Toralín. Desde entonces existe una enemistad de baja intensidad entre Yuri y el Oviedo. Y eso que falló el penalti.

La sacavera ya no da suerte

Esta vez ni la suerte que daba la “sacavera” ni el punch de los carbayones fueron suficientes. El Oviedo se presentó en El Toralín con cuatro ovetenses en el once titular. Puro orgullo carbayón, como en Sabadell, pero con derrota final. Lucas, Jimmy, Mier y Borja fueron los elegidos por Ziganda. El lateral acusó demasiado jugar a pierna cambiada. No es su posición, pero no hay otro para suplir a Mossa.

Jimmy estuvo correcto, como Mier, y Borja fue el más activo en el ataque, sobre todo en la segunda parte. Aun así, no fue tan decisivo como ante el Tenerife. Los ovetenses, equipados con la “sacavera”, cayeron ante la Ponferradina. Ese es el otro apunte para la superstición. La novedosa equipación, que hace un guiño a la historia y que gusta a la afición, ya conoce la derrota tras los dos triunfos anteriores.

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Las imágenes del Ponferradina-Oviedo

El talón de Aquiles de Ziganda: los cambios

Muchas veces da la sensación de que Ziganda, entrenador que cuida al milímetro los detalles, planifica los partidos sin dejar espacio a la improvisación. Un partido en modo hoja de Excel. El ejemplo que demuestra esa teoría son sus cambios, casi siempre a partir del minuto 70 esté como esté el partido.

El problema es que en el fútbol, un juego que no entiende de cálculos, un detalle cambia todo lo ensayado. Como el gol encajado ayer por el Oviedo en un encuentro del todo anodino. Ayer, las primeras sustituciones llegaron algo antes de lo que es habitual: doble cambio en el 65. Entraron Mossa y Edgar por Jimmy –destacado– y Lucas. Después entró Mujica como premio a su doblete en Copa y luego Riki y Viti cuando apenas quedaban diez minutos de partido. El mediapunta carbayón no tuvo tiempo si quiera a tocar un balón.

Y además...Sin Edgar ni Sangalli

El final del partido vino acompañado de malas noticias. A la derrota que ponía fin a una pequeña buena dinámica de 6 puntos sobre 6, se le sumó dos tarjetas amarillas, en un partido que no había vivido amonestaciones hasta entonces, que trastocan los planes de Ziganda de cara al inicio de 2021.

Marco Sangalli y Edgar González fueron amonestados en el último tramo y para los dos, la tarjeta supone un partido de sanción al cumplir ciclo: es la quinta del vasco y la décima del catalán. La consecuencia más directa es que Ziganda no podrá contar con ambos en el primer partido de 2021, el que enfrente a los azules con el Mallorca, líder de Segunda, en el Tartiere el próximo 3 de enero (21.00 horas). El Cuco tendrá que tirar de imaginación.

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