En el Oviedo reina el estado de felicidad tras la firma de Borja Valle. Una preocupación menos en el mercado de invierno. De ahí que tras la rúbrica del fichaje todo fueran sonrisas y buenas palabras. Hubo, incluso, una discreta comida para celebrar la vuelta del atacante.
El lugar, un conocido restaurante ovetense ubicado en la falda del Naranco. Ahí estuvieron ayer hasta media tarde Borja Valle, Arnau, Rodrigo Lovelle (el representante del futbolista) y Dani Bautista, delegado del equipo y excompañero de Valle en el Oviedo. El andaluz se fue antes que el resto de comensales. En la mesa, anchoas, virrey y agua (sin gas).
A tiempo de tomar el café llegó David Mata, gerente. En la comida se habló mucho de fútbol y también de la incidencia del covid tras el repunte de casos de ayer en Asturias. También se charló sobre la situación contractual de Borja en el Oviedo: firma solo por una temporada bajo deseo expreso del jugador. Las dos partes creen que es el escenario ideal para que el futbolista demuestre su fútbol. Borja Valle conoció a Arnau, su nuevo jefe junto con Ziganda, y aprovechó la comida para ponerse al día de la situación del club. No necesitará mucho tiempo de adaptación por su pasado azul.
De Nahuel también se habló. Ambos coincidieron en el Deportivo de la Coruña hace varias temporadas. Pasadas las 17.20 la comida llegó a su fin. Valle salió por una puerta trasera para evitar los focos. El club hizo oficial su llegada poco antes de las 17.30.
Arnau y Lovelle, viejos conocidos, sellaban así otra operación exitosa tras el fichaje de Blanco Leschuk y se despedían son afecto en el parking del restaurante. El catalán seguirá ahora su trabajo en el mercado de invierno centrado en las salidas. El agente puso rumbo a Madrid, su centro de operaciones. Y Borja, que ya busca domicilio, a descansar hasta el entrenamiento de esta mañana.
