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Los carbayones de sangre azul: ovetenses que jugaron en el Oviedo

Carlos Mario, una huelga le abrió las puertas del Oviedo

Abogado de profesión, disputó su único partido con el equipo azul en la jornada de paro de los jugadores profesionales de 1984 para jugar luego en el Vetusta y Caudal

Carlos Mario, con la camiseta del Oviedo.

Todos los jugadores sueñan en sus comienzos con llegar a ser profesionales del fútbol. Disponer de unos minutos en la élite suele otorgar el pasaporte para una carrera larga y exitosa como futbolista. Pero no siempre sucede así. El caso de Carlos Mario (Oviedo, 18-3-1966) que llegó a debutar con el Oviedo el 9 de septiembre de 1984 es uno de ellos, ya que solo jugó ese partido con el primer equipo. Ese día, los futbolistas españoles sindicados en la AFE organizaron una huelga general que afectó a las tres principales categorías.

La respuesta fue masiva: según estimaciones posteriores apenas un 5% de los jugadores llamados a parar se vistieron de corto y la asistencia a los estadios apenas alcanzó de media un 10 % de aforo. De la huelga de los jugadores profesionales se beneficiaron los siempre expectantes juveniles y jugadores de los equipos filiales. Todos los equipos tuvieron que recurrir a sus canteras para la que iba a ser la segunda jornada del campeonato. El Oviedo jugaba en esa jornada en Huelva ante el Recreativo y lo hizo con la mayoría de jugadores del Vetusta, a excepción de Segundo, Del Riego y Juan Luis, que eran “aficionados compensados”.

El Oviedo jugó con ocho jugadores que solo disputaron esa jornada, entre ellos Carlos Mario que participó en los últimos 30 minutos. El técnico del primer equipo era José Luis Romero, pero en esa ocasión, el entrenador del Vetusta, Julio Marigil también estuvo en el banquillo y fue el que acudió a la rueda de prensa posterior al partido. “Fue una alegría muy grande. Tenía 18 años y poder jugar con el primer equipo era lo máximo para cualquier jugador de la cantera”, recuerda Carlos Mario de un partido que finalizó con empate a dos goles.

Fue su única experiencia con el primer equipo porque una semana más tarde, el día 16, no hubo fútbol ya que un dictamen del director general de Trabajo determinó que utilizar juveniles y aficionados no era ajustado a derecho. La Liga, solucionado el conflicto, se reanudó a la semana siguiente con normalidad después de que los clubes aceptaran las peticiones de los futbolistas, entre ellas el cobro de deudas, la modificación de las normas sobre las licencias federativas y la participación de los jugadores en las negociaciones sobre derechos de televisión.

Carlos Mario comenzó a jugar a fútbol en el colegio los Dominicos de Oviedo antes de recalar en el equipo azul a los 15 años, en el primer año de juveniles. En su último año en la categoría, ya jugó partidos con el Vetusta y entrenaba con el primer equipo en la temporada 84-85. El partido de la huelga le abrió las puertas del primer equipo e incluso tuvo la oportunidad de disputar la Copa de la Liga, el técnico José Luis Romero le dijo que iba a jugar por la ausencia de Cárdeno que se había desplazado esa semana a La Coruña para concretar los detalles de su fichaje por el Deportivo, pero Cárdeno regresó a tiempo y Carlos Mario sufrió su mayor desilusión.

Tras dos temporadas en el filial, fue cedido al Caudal en la temporada 87-88, regresando de nuevo al filial azul en la siguiente, la 88-89 en la que el primer equipo estaba en Primera División. Carlos Mario jugaba con el Vetusta y entrenaba con el equipo que dirigía Vicente Miera. En un partido de entrenamiento, Carlos Mario tuvo un incidente con Hicks en un lance del juego del que salió peor parado, ya que el club llegó a proponer que se le sancionase. Carlos Mario, que era el capitán del Vetusta, ya no volvió al primer equipo. Al final de temporada, el Oviedo le dio la baja y se marchó al Caudal donde estuvo cuatro temporadas hasta la 93-94 para retirarse en la siguiente en el Praviano, con 28 años.

Tras dejar el fútbol, Carlos Mario se volcó en su profesión de abogado, carrera que finalizó mientras jugaba en el Caudal. Siempre lo tuvo claro. “Siempre estudié bien, con buenas notas. Elegí Derecho porque era la carrera que más me permitía no acudir a clase y compaginarla con el fútbol”, dice. Con despacho propio desde el año 2000, es el abogado del Caudal y forma parte de la directiva de la Asociación de Veteranos del Real Oviedo.

Carlos Mario, que es socio del Oviedo y del Caudal asegura estar “encantado con el actual Oviedo. Ziganda está demostrando que es un entrenador valiente que no se deja llevar por los galones de determinados jugadores. Prima el rendimiento por encima de todo y está dando oportunidades a la gente de casa que está respondiendo. El jugador de la cantera tiene un plus, de auto exigencia y motivación y además son un espejo para los que están en los equipos inferiores del club”, y añade “para mí es una gran alegría ver jugadores de la generación de mi hijo, que también jugó en las categorías inferiores del Oviedo, que llegan al primer equipo, caso de Lucas o Borja Sánchez. Es una satisfacción doble”.

Carlos Mario considera que el Oviedo tiene ahora la oportunidad de “hacer un proyecto de futuro porque tiene una base bastante sólida”. Tras 30 años como abogado, Carlos Mario asegura que “me hubiese gustado ser jugador profesional, aunque cuando era jugador viví como si lo fuera, y llegar a la élite porque el fútbol es un deporte maravilloso”.

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