La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La comba que Lunin no soltaba en El Requexón y sus anécdotas en el Oviedo

El portero, querido en Oviedo y aficionado a saltar en El Requexón, debutará hoy con el Madrid

Lunin, en un entrenamiento con el Oviedo en El Requexón. | Irma Collín

Han tenido que pasar seis meses para que Andriy Lunin (Ucrania, 21 años) pueda volver a ponerse debajo de una portería. Si nada se tuerce, su gran momento llegará esta noche en el encuentro de Copa del Real Madrid ante el Alcoyano, de Segunda B (21.00 horas, Cuatro). Será su debut en partido oficial con el club de la capital, que se lanzó a por su fichaje en 2018 por 8,5 millones de euros.

Lunin.

Y en Oviedo estarán muy atentos al joven meta, que vive bajo la larga sombra de Courtois. Lunin, cedido por el club blanco en el Oviedo durante el mercado de invierno del año pasado, fue un claro protagonista en la salvación y su buen recuerdo todavía dura en el club.

En El Requexón reviven anécdotas de aquel chico tímido que llegó con la titularidad estipulada –así se lo prometieron Arnau y Rozada al propio Lunin y a su padre en una comida antes de firmar– tras varias cesiones fallidas y que se acabó consolidando como un meta destacado en la categoría. Lunin hizo grandes amistades en el vestuario del Oviedo y mucha vida en la ciudad, aunque vivía en un modesto piso con su novia en Lugo de Llanera. Se aficionó a la gastronomía asturiana y tenía ya una rutina fija para acudir a distintos restaurantes. En la plantilla recuerdan sus manías.

La más señalada en el vestuario es sin duda su obsesión con la comba. Lunin, jugador metódico en sus horarios, podía pasarse casi una hora saltando y saltando a la cuerda antes de empezar a entrenar. Las bromas en el vestuario del Oviedo por su afición a la comba fueron una constante en toda la campaña, que fue una especie de máster para el meta por los vaivenes que pasó el Oviedo para salvar la categoría.

Compartir el artículo

stats