“No es que pensemos en el play-off... ¡Es que pensamos en el ascenso!”. La frase la dicen desde las más altas instancias del Oviedo cuando está a punto de arrancar la segunda vuelta. El equipo azul vive en un sí, pero no. En un casi. No lo pasa mal, no sufre, pero tampoco sueña.
De momento, no se mueve del carril de la zona templada. Zona de confort en una temporada sin oviedismo en la grada. Mañana juega ante el Logroñés en La Gaunas (16.00 horas) con el objetivo de cantar bingo por primera vez en 2021 y arrimarse arriba tras unas semanas en las que el play-off ha estado en boca de todos. Públicamente, solo lo dicen los jugadores, que de un tiempo a esta parte proclaman sin ambages que la misión de la temporada es meterse en la promoción, el objetivo mínimo de siempre de los azules desde la vuelta a Segunda hasta que la amenaza del descenso del curso pasado cambió todo lo establecido. Ayer fue Ziganda el que entró de lleno en el debate y opinó sobre la ambición de sus pupilos cuando tienen un micrófono delante.
El navarro, fiel a su estilo, dio una cal y otra de arena. “Me gusta escucharles, que sean ambiciosos y que se vean con posibilidades. Estamos camino de convertirnos en un equipo que obtenga buenos resultados, pero en estos momentos no tenemos excelentes resultados. Nos los tenemos que merecer y por ahora no los estamos sacando”, dijo.
Luego su análisis cambió y sonó a tirón de orejas. A tener pies en el suelo. “Podemos hablar mucho y está muy bien, pero al final...La ambición se tiene que ver en el campo y los resultados también. Podemos hablar y podemos vender…Pero prefiero ser objetivo y realista y por lo que vamos a pelear se verá en un par de meses”, recalcó Ziganda sobre las declaraciones de intenciones de sus jugadores. Días antes, en una entrevista concedida a LA NUEVA ESPAÑA, dijo también que nadie en el Oviedo le había exigido el play-off, “ni Arturo Elías”.
Desde los despachos del club asisten divertidos al debate del play-off, pero se mantienen en discreto segundo plano. Los malabares del curso pasado y la posterior salvación provocaron una decisión de cara a esta temporada: perfil bajo de puertas para afuera con los objetivos del equipo, aunque dentro sí se hable claramente de ascenso a Primera.
En el club prefieren plegar alas para evitar disgustos innecesarios porque alguno todavía se lleva las manos a la cabeza recordando el discurso triunfador que tenía Sergio Egea hace dos veranos. Ziganda, tipo cauto, opta por tener tranquilidad. La misma tranquilidad que expone para hablar de una posible renovación. ¿Qué respondería si el Oviedo le propusiese renovar mañana? “La respuesta sería que vamos a encaminar esta segunda vuelta y vamos a dar tiempo para ver por dónde va el equipo. Centrarnos en darle una vuelta de tuerca a todo lo que estamos haciendo. Ya hablaremos con tranquilidad después. El club tiene la primera mano y a partir de ahí iremos todos a su ritmo”, zanjó el entrenador.
