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Análisis del mercado de invierno azul: el primer bache de Arnau

El director deportivo, tipo con cintura, asume con naturalidad las salidas de tres de sus apuestas del verano

Ziganda y Arnau. N. A.

Francesc Arnau es el director deportivo con más poder que ha tenido el Oviedo en cinco años. Para bien o para mal, de él y solo de él dependen las decisiones del balón en El Requexón. Ayer afrontó su sexta comparecencia desde que llegó al cargo, hace poco más de un año. Su intervención tenía miga porque, tras un invierno que resultó salvador y un verano con muchas incógnitas, el plan del catalán ha pasado por un importante bache en la ventana invernal. El mercado que se cerró el lunes deja en el Oviedo una curiosa estampa: se han ido tres jugadores que habían llegado al club solo cuatro meses antes. No es ni mucho menos lo habitual y, como poco, delata un error de cálculo. Incluso en el Vetusta ha habido viajes de ida y vuelta.

Arnau, tipo con cintura y profundamente calculador, afrontó el envite con medida naturalidad política. Dijo lo que ve todo el mundo: que los que se fueron no encontraron su sitio. Recalcó que le da igual que hayan sido sus fichajes. Si no juegas, puerta y a otra cosa. Lo que no explicó Arnau al detalle es el motivo exacto de que tres de sus fichajes no hayan tenido minutos de calidad en cuatro meses.

Los trapos sucios, en casa. Entre muchos factores, las salidas prematuras del Oviedo desvelan un escaso entendimiento veraniego entre la dirección deportiva y el entrenador. O al menos, poca comunicación. Mujica jugó 52 minutos en cuatro partidos y Aburjania 84 en dos. Imposible demostrar si se puede tener sitio en el Oviedo en tan poco tiempo. Cedric sí tuvo más protagonismo y no aportó prácticamente nada. Al Cuco no le encajaron esos jugadores ya de antemano.

Cierto es que tampoco los conocía. Y cierto es que el pasado verano fue el primer mercado de fichajes que vivieron juntos Arnau y Ziganda, que casi ni se habían visto en persona antes de coincidir en el Oviedo. Ayer, Arnau dijo que había llamado a Ziganda “tres o cuatro veces” en el último día de mercado para consultarle algún fichaje que se puso a tiro sobre la bocina. Bien está que se comuniquen. Mejor aún que se entiendan.

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