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Marco Sangalli, máximo goleador del Oviedo, tras dos meses y medio de sequía de los puntas

El volante donostiarra se convierte, con cinco goles, en el artillero de un equipo cuyos arietes acumulan ya ocho partidos completos sin ver puerta

Marco Sangalli, disputando un balón con Nteka en el partido del lunes ante el Fuenlabrada. | LOF

El clamoroso fallo de Gustavo Blanco Leschuk en Fuenlabrada, incapaz de establecer el cero a dos en el marcador en una jugada en la que se quedó solo ante el portero y acabó cayéndose al suelo, ejemplifica la imponente racha negativa que acumulan los arietes del Oviedo de cara a gol. Ocho partidos de liga completos y media hora larga de otro choque –alrededor de 750 minutos de juego– llevan los azules sin cantar un tanto de sus centrodelanteros. Esta sequía, como el boquete defensivo del balón parado que volvió a aparecer en el Fernando Torres, está penalizando a un equipo que se sustenta ante el gol gracias al acierto de sus defensas y centrocampistas, con Marco Sangalli como imprevisto máximo artillero. Con el del lunes ante los de José Luis Oltra, el volante donostiarra llegó este curso a los cinco goles, tantos como los que convirtió en toda la pasada campaña. Por cierto, son dos tantos menos de los siete que suman en total Leschuk, Rodri Ríos y Obeng desde que se inició la competición.

La última diana de un atacante oviedista en esta campaña la anotó Leschuk en el Tartiere hace dos meses y medio. Fue el 11 de diciembre de 2020 ante el Tenerife, partido en el que el Tiburón consiguió en apenas siete minutos dos de los cuatro goles que lleva en liga. Rodri Ríos, que salió en el minuto 66, logró el tercer tanto azul de aquel día ante los canarios nada más pisar el césped. Es el único que figura en su casillero. Por su lado, Obeng, que cada vez cuenta menos para Ziganda, lleva sin perforar la meta contraria desde el 28 de octubre y no está dando resultado como revulsivo de última hora. Nahuel Leiva, con cuatro goles, anotó el último el 9 de enero en Málaga, partido en el que se desempeñó por detrás de los delanteros Rodri y Leschuk en el 1-4-4-2 planteado por Ziganda en La Rosaleda.

La primera sequía del Tiburón.

La dirección técnica del Oviedo buscó y consiguió la cesión de Blanco Leschuk consciente de que sus números goleadores de las últimas campañas no se corresponden con las de un “killer” del área. Antes de la sequía que atraviesa el argentino en Oviedo, en su primera aventura en España el Tiburón se pasó con el Málaga cinco largos meses sin ver puerta. Fue en la campaña 2018-19 y el argentino acabó con nueve dianas tras los 39 partidos que disputó. En concreto, Leschuk estuvo sin anotar como malacitano entre el 29 de octubre de 2018 y el 29 de marzo de 2019, cuando rompió la sequía marcándole al Sporting. Pese a esos números, el ariete no perdió la titularidad en un conjunto malacitano que jugó el play-off, aunque no subió.

Un triunfo al mes.

El Oviedo sacó en Fuenlabrada un empate que sabe a derrota. El equipo no jugó mal. En el cómputo general fue superior al contrario y generó ocasiones de gol suficientes como para dejar finiquitado el choque en el primer tiempo. Sin embargo, los de Ziganda volvieron a dejar claro que, pese a que compiten, les cuesta un mundo ganar partidos. El equipo trabajó bien el lunes, pero todo se le vino abajo –de nuevo– por la falta de acierto ante la meta rival y los regalos en defensa. Los azules están ganando muy poco esta temporada. Llevan siete triunfos en 26 jornadas disputadas. Es decir, cantan victoria en el 27 por ciento de los choques y ganan cada cuatro partidos. Solo tienen peores registros de triunfos el Sabadell y los equipos que ocupan puestos de descenso. Los oviedistas, por contra, llevan once empates, lo que demuestra que son competitivos pero que le falta algo, un plus de calidad, para dar el salto definitivo a la zona noble de la tabla.

Ni un partido de tranquilidad.

El Oviedo se está acostumbrando a vivir en el alambre. Tras el empate en Fuenlabrada, los azules mantienen un colchón de seis puntos sobre los puestos de descenso. Sin embargo, el no haber sumado la victoria que tuvieron en sus manos hace que la situación clasificatoria impida al equipo afrontar el partido ante el Zaragoza con tranquilidad. Los de Ziganda necesitan ganar a los maños para hacer bueno el punto del Fernando Torres y, de esa forma, no acercarse de nuevo a la zona caliente.

La hora de Mier.

El partido de Fuenlabrada deja como daños colaterales las bajas por sanción de Mossa y Tejera para el Zaragoza. El lateral izquierdo será sustituido por Lucas. La baja del capitán, que estaba encontrando su mejor forma tras la lesión muscular que le apartó un mes de los terrenos de juego, abre las puertas de la titularidad a Javi Mier y Jimmy. El primero cuenta con más papeletas para llevar la manija ante los maños. Hace dos jornadas, ante el Lugo, Mier salió desde el banquillo a falta de 20 minutos y fue pieza clave para sostener al equipo en la victoria.

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