El Oviedo gana más cuando menos balón tiene. Los del Cuco Ziganda han logrado ocho victorias en lo que va de competición liguera y hasta en seis de esos partidos tuvieron una posesión del esférico inferior a la del contrario, tanto en el Tartiere como a domicilio. A la escuadra azul le cuesta bastante más cantar victoria cuando el dominio es mayoritariamente suyo, y tiene que atacar en estático, que cuando logra correr y golpear a la contra, aprovechando la velocidad y la puntería de futbolistas como Nahuel Leiva, Borja Sánchez o Sangalli, los máximos anotadores de lo que va de curso junto a Blanco Leschuk.
El Oviedo únicamente se ha impuesto en dos choques en los que ha tenido más el balón que el equipo rival. Uno fue en el Tartiere ante el Tenerife (4-2), un partido que los canarios jugaron con uno menos desde el primer minuto. El otro, ante el Lugo, con triunfo azul en su feudo por tres a uno. En el resto de encuentros en los que tuvieron mayor posesión, los oviedistas no lograron pasar del empate en ocho de ellos y cayeron derrotados en cinco. En el caso del enfrentamiento con el Albacete, el Oviedo tuvo una posesión que casi llegó al 70 por ciento. Sin embargo acabó perdiendo por un tanto a cero y sin apenas generar ocasiones de gol ante la portería rival.
Justo a la inversa que ante los manchegos ocurrió en el derbi frente el Sporting, cuando el Oviedo se impuso sin mayores apuros teniendo el balón únicamente el 33 por ciento del tiempo reglamentario. También ganó en posesión en el Tartiere el Castellón, pero se marchó goleado por cuatro a cero. A domicilio, los azules vencieron en Las Palmas a base de velocidad, dejando que los de Pepe Mel manejasen el esférico el 60 por ciento del partido.
Son ejemplos que demuestran la mayor efectividad de los oviedistas cuando no se ven obligados a llevar el peso del encuentro. Con menos posesión que el rival han obtenido seis triunfos, cuatro empates y únicamente tres derrotas. En total, 22 de los 36 puntos que adornan su casillero.
Esta doble versión de los azules ha quedado clara en sus dos últimos compromisos. Ante el Zaragoza en el Tartiere fueron los maños los que más tocaron el balón, con el Oviedo bien armado atrás y esperando su oportunidad. Al final, los de Ziganda ganaron por uno a cero, no pasaron problemas en defensa e, incluso, pudieron aumentar el resultado a favor si hubiera entrado la espectacular vaselina que Marco Sangalli estrelló en el larguero. El pasado viernes, en cambio, el Oviedo tuvo más el balón que el Espanyol tras las expulsión de Didac, pero no fue capaz de aprovechar la posesión para generar ocasiones elaborando jugadas de ataque. El gol de los azules solo llegó tras una velocísima contra de Nahuel Leiva que se sacó un disparo desde la frontal del área para batir a Diego López.
La sequía goleadora que atraviesa Leschuk y la escasa aportación del resto de puntas puros hacen que la segunda línea esté siendo determinante para los azules. Jugadores como Nahuel, Sangalli, Borja Sánchez o Borja Valle brillan más en velocidad y cuando encuentran espacios.
