El primer objetivo se da ya por seguro salvo contratiempo físico de última hora o giro drástico de guion. Está a tiro de piedra. Tiene que ver con una cifra redonda, con un reto personal y un motivo de satisfacción tras una ya larga carrera que todavía sigue. Supone tachar una X de una larga lista.
El segundo objetivo no está tan cerca, pero sí se presenta muy factible. Se ve en el horizonte. Este también es de cifras, pero más que un reto es una llave para seguir otro año más siendo azul. Las dos metas tienen que ver con Mossa, el lateral izquierdo del Oviedo. Valenciano, 32 años, obsesionado con los cuidados físicos y la nutrición, y uno de los capitanes del vestuario desde esta misma temporada, Mossa no vive una semana más. Esta es especial. El carrilero intenta convencer a Ziganda para volver a ser titular el domingo ante el Leganés (20.30 horas, Movistar).
En El Requexón se comenta que así será, que Mossa partirá en el once en el lugar de Lucas. Si lo hace –o si participa desde el banquillo–, Mossa llegará a los 200 partidos jugados en Segunda División. Una cifra, por redonda, siempre celebrada en el mundo del fútbol. El valenciano ha pasado en el Oviedo más de la mitad de su carrera en Segunda. De momento lleva 120 partidos jugados y vive su cuarta temporada como oviedista.
Si consigue jugar un poco más, tendrá la llave para asegurarse un quinto curso de azul. En el contrato de Mossa figura una cláusula de renovación automática por partidos por la que ampliaría su vinculación con el Oviedo en el caso de jugar 25 encuentros.
El valenciano se redujo el sueldo en verano un 25% debido a la reestructuración salarial realizada por el Oviedo, pero en su caso no fue necesario ampliar los años de contrato al figurar dicha cláusula de renovación automática. Ese 25 por ciento, no obstante, tiene letra pequeña para Mossa y para el resto de jugadores del Oviedo que aceptaron el ajuste: es una cantidad que los futbolistas pueden recuperar cuando finalicen su contrato.
Mientras Mossa enfila hacia los 200 partidos y la renovación, desde Extremadura celebran el buen momento de un jugador que llegó al Oviedo en 2017 y que fue una apuesta total para el lateral izquierdo. Tanto es así que el Oviedo tuvo que negociar un traspaso por el valenciano con el Nàstic. Fue el propio lateral el que acabó depositando una cantidad en las arcas del club catalán tras cerrar un acuerdo con el Oviedo.
Han pasado casi cinco años desde entonces, pero el exjugador del Oviedo y excapitán azul Rocha lo recuerda bien. El extremeño, que juega en el Mérida tras un despido del Extremadura que acabará en juicio, es uno de los mejores amigos de Mossa en el mundo del fútbol. “¿Doscientos partidos Es una cifra importantísima y Mossa se lo ha ganado a pulso. Es un currante del fútbol, un profesional, y no es casualidad que lleve tantos años en la élite”, dice Rocha, que vistió la camiseta azul durante dos temporadas (2016-2018).
Rocha revela detalles desconocidos de Mossa. Como su estricto control alimentario, algo que ambos comparten. “Siempre nos preguntábamos el uno al otro: ‘¿Hoy qué comes’”, bromea el cacereño, que lo explica. “Para un futbolista, y más cuando está cumpliendo cierta edad, es importantísimo llevar a rajatabla la alimentación. Mossa nunca deja nada a la improvisación y es muy pesado con eso”.
El valenciano ha evolucionado en su juego. Ya no es aquel lateral que destacó por anárquico en el Nàstic tras formarse en la cantera del Levante. “Allí (en el Nàstic) era más alegre en lo ofensivo, y creo que en Oviedo ha mejorado defensivamente. Su principal virtud es la regularidad, y ahora creo que elige bien cuándo incorporarse al ataque”, destaca Rocha. El extremeño espera la continuidad de Mossa en el Oviedo. “Ojalá siga. Está contento e identificado con el club y le gustaría continuar. Es un activo muy importante para el vestuario”, finaliza Rocha sobre Mossa, su gran amigo, que el domingo se pondrá a 200.
