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El Real Oviedo tiene un duelo clave ante el Castellón para consolidarse en la zona templada y alejar a un rival que lucha por la salvación: Ganar para vivir tranquilo

Los azules se miden el sábado (18:15 horas) al conjunto albinegro en la Nueva Castalia

Los jugadores del Oviedo celebran uno de los goles que le marcaron al Castellón en el partido de ida, disputado en el Carlos Tartiere. | Julián Rus

La diferencia entre tener un final de temporada plácido y jugar los nueve partidos que restan sin presión, intentando escalar posiciones y acabar incluso cerca de los puestos de privilegio, o llegar a los últimos encuentros sin el trabajo terminado y con el miedo en el cuerpo puede estar en gran parte en lo que suceda mañana (18:15 horas, Movistar LaLiga) en el campo de Castellón.

La victoria que tanto se le resiste al Oviedo (lleva cinco jornadas sin ganar) es lo que necesita ahora el equipo de Ziganda para alejar los fantasmas y ver de cerca esos 50 puntos a los que el propio entrenador navarro se refirió ayer en su rueda de prensa. El Castellón tiene ahora mismo 33 puntos y el Oviedo 39. Una victoria azul les dejaría ya muy lejos, mientras que una derrota acercaría a los dos equipos y reduciría mucho el colchón que el equipo de Ziganda tiene con los puestos de descenso.

Una de las facetas que tiene que mejorar el Oviedo es su puesta en escena para evitar que le marquen nada más comenzar, como le ha sucedido en las últimas jornadas. Un lastre que luego, cuando se hace con el control del partido, le impide pelear por la victoria. Para conseguirlo necesita que sus jugadores salgan concentrados y metidos desde los primeros minutos. Y es que, al margen de los goles, en los dos últimos empates, ante la Ponferradina (1-1) y el Alcorcón (1-1), no fue solo el gol recibido, sino que el equipo salió mal y fue superado por su rival. Solo cuando se vieron presionados por el resultado fueron capaces de meter a su rival en el área.

Salvo sorpresa mayúscula, Ziganda volverá a su sistema habitual, prescindiendo de los cinco defensas y apostando por una línea de cuatro. El experimento del martes ante el Alcorcón no funcionó. El Oviedo debe salir a mandar ante un Castellón que, con el paso de la temporada, se ha convertido en un equipo mucho más práctico, prescindiendo del juego combinativo que le caracterizó en la etapa de Cano en el banquillo. Los malos resultados obligaron al cambio y con Garrido de entrenador el cuadro albinegro ha sacrificado cualquier concesión a la belleza priorizando los puntos que necesita para lograr la permanencia.

El Oviedo tampoco es un equipo de los que tiene mucho tiempo el balón. Su fútbol es directo y, cuando las cosas funcionan, consigue meter al rival atrás, dominar y crear ocasiones. Los dos últimos partidos son una buena prueba de ello: tras una primera mitad para olvidar, se hicieron con el control del partido, lograron el empate y tuvieron opciones de algo más.

Ziganda alineará mañana al que podría considerarse como su once de gala. El gol de Blanco Leschuk ante el Alcorcón invita a pensar que el delantero recuperará su puesto en el once. El doble pivote será el más repetido por el técnico navarro, con Edgar y Tejera, y también es de esperar que Sangalli recupere su puesto como extremo derecho. Un once de gala para conquistar Castalia, evitar que el Castellón se les acerque en el marcador y comenzar a pensar en un final tranquilo de temporada, sumando el máximo número de puntos posible para acabar lo más cerca posible de un play-off que se les está escapando entre tanto empate.

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