La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Sabino López, expresidente del Oviedo: “El esfuerzo de Carso no va acorde con la situación deportiva”

“El fútbol sigue manteniendo la esencia de antes: el vestuario del Madrid y el del Vegadeo solo se diferencian en las duchas”, dice el exmandatario azul, que también fue director general de Las Palmas

Sabino López, ayer en LA NUEVA ESPAÑA Luisma Murias

Sabino López (Vegadeo, 1948) conoce al dedillo las interioridades del fútbol español. Abogado de profesión y futbolero sin solución, López fue una de las personas claves en la transformación de los clubes en sociedades anónimas deportivas hace treinta años. Además, ocupó la presidencia del Oviedo unos meses, desde julio hasta diciembre de 2013, tras la marcha de Toni Fidalgo, del que fue consejero en sus dos etapas en el club azul. Antes desempeñó el puesto de director general en el Celta y en Las Palmas, que visita mañana el Tartiere a las 16.00 horas (Movistar). Sigue atento al Oviedo, dice que mantiene el contacto con Arturo Elías, y que la aportación económica del Grupo Carso no se corresponde con la posición deportiva del equipo.

–¿Cómo le va?

–Muy bien, ejerciendo de abogado en Vegadeo y viviendo feliz en un lugar espectacular. Yo soy abogado de pueblo y siempre lo dije. Muchas veces pensamos que lo mejor está en las grandes capitales y no es así. Hay un gran nivel de abogacía en los pueblos y hay que reivindicar a los abogados rurales.

–¿No echa de menos el fútbol?

–Sigo trabajando en tema de fútbol, aunque no en la gestión. El gusanillo sigue ahí dentro porque siempre lo pasé genial, también de jugador. Empecé en la Juventud Asturiana con Eduardo “El Gemelu”, que nos cuidaba como un padre y es una persona impresionante.

–Jugó en las categorías inferiores del Oviedo.

–El Sporting quiso fichar a varios jugadores de la Juventud, pero también nos llamó el Oviedo. Elegí el Oviedo porque era mi equipo. Fui al Tartiere desde pequeño y veía el fútbol desde los hombros de mi padre. Tengo la suerte de poder decir que vi a Alfredo di Stéfano de jugador y a Kubala de entrenador. También jugué en el Tartiere con el Vetusta: ¡Tensi metía muchas patadas!

–¿Ha cambiado mucho el fútbol desde entonces?

–Sigue siendo igual. Hay un entrenador en Vegadeo, que se llama Segundo y es un personaje, que un día me preguntó: ‘Oye, Sabino, ¿cómo es el fútbol profesional?’. Le dije que el vestuario del Madrid es igual que el del Vegadeo, que solo cambian las duchas. El fútbol sigue siendo grande porque mantiene la esencia. Quizá ahora haya tablets y ordenadores, pero el balón es el mismo.

Sabino López, ayer en LA NUEVA ESPAÑA Luisma Murias

–¿Y en la gestión?

–Lo mismo. Recuerdo mi época en el Celta, cuando intentábamos fichar a un jugador y competíamos con el Dépor. Ahora es igual. Está pasando con Haaland, con varios equipos detrás de él intentando convencerle. Igual los jugadores ahora se echan colonia, pero el fútbol es igual.

–¿Cómo era la Federación Española hace treinta años?

–La Asamblea de la Federación Española se constituía como el Congreso de los Diputados y yo fui por Asturias con Gustavo Losa, que era el presidente del Caudal, donde jugué media temporada. Fuimos a una asamblea de finales de los ochenta y dimos guerra. Hay anécdotas memorables previas al paso a las SAD.

–Cuente alguna.

–José María García, no sé cómo, grababa todo lo que se decía en la mesa presidencial, donde estaba Pablo Porta. Cuando me tocó intervenir a mí en la grabación posterior se le escuchaba a Porta decir: ‘Pero, ¿quién es este?’. Uno le dijo que era asturiano, otro le dijo que era un comunista y otro que era socialista. Porta respondió: ‘¿Por qué coño no está controlado?’. Pasaban cosas surrealistas en esa época.

Sabino López y Toni Fidalgo, en una junta del Oviedo

–Y años después los clubes pasaron a ser SAD.

–Tenían una deuda importantísima arrastrada del Mundial y siendo secretario de Estado Javier Gómez Navarro se aprobó la ley del Deporte en el noventa. Había que ordenar todo y poner responsabilidad. Se entendió que era la mejor decisión, gracias a la gestión impoluta de gente como Toni Fidalgo, en la Liga, y Herminio Menéndez, en el Consejo Superior de Deportes. Ahora mismo creo que se ha demostrado que fue lo correcto.

–¿Por qué crea tanta controversia a día de hoy?

–Se ordenó económicamente todo, aunque nos pueda fastidiar como aficionados. Si el Oviedo no puede fichar por encima de no sé cuántos millones nos puede enfadar, pero el orden es indiscutible y algo correcto. La Liga hizo un gran trabajo y actualmente también lo hace. En Inglaterra hay equipos que cotizan en Bolsa y la gente va al campo.

–¿Cómo empezó su etapa de gestión en los equipos de fútbol?

–Los clubes me empezaron a conocer por ese proceso de transformación. La Liga, la Federación y el CSD, gracias al apoyo de Toni Fidalgo y Herminio, confiaron en aquel chavalito de Vegadeo para llevar todo el tinglado. Luego me fichó el Celta y estuve de director general un año y medio. Ahí aprendí lo que era el fútbol. Luego me fui a Las Palmas, de la mano de Germán Suárez, que era una persona excepcional. En Canarias pasé años buenos, me trataron bien, pero el fútbol se vive muy intensamente.

–¿Su salida fue complicada?

–No especialmente, vino un nuevo consejo, pero se politizó un poco todo. Sigo teniendo amigos en Canarias y en el club.

–Volvió al Celta.

–Estuve siete años, coincidió la UEFA, la Champions... También descendimos un año a Segunda División, y eso fue durísimo. En el fútbol, descender a Segunda un domingo e ir por la calle de la ciudad un lunes es tremendo. Cualquiera te puede decir de todo.

Sabino López, ayer en LA NUEVA ESPAÑA

–Años después entra en el Oviedo.

–Había estado primero de forma efímera, en 2007, también de la mano de Toni Fidalgo. Después estuvimos en uno de los momentos más complicados de la historia, con la supervivencia del Oviedo en riesgo. En esa época quedó demostrado que el fútbol es diferente y que depende de la reacción de la gente. La afición del Oviedo reaccionó para salvar a su club y fue algo increíble, con repercusión a nivel mundial.

–¿Qué paso después con ese consejo? ¿Qué recuerda de aquella junta de diciembre de 2013 en la que hubo un vuelco?

–En esa junta se hizo la exposición económica más exhaustiva que vi nunca de un club. Fue un trabajo de Jorge Sánchez realizado de manera excepcional. Ese día hubo malos entendidos y quizá personas que jugaron un papel diferente al esperado. Los que estábamos ahí actuamos de manera limpia. Recuerdo que Agustín Caunedo jugó un gran papel y también Hugo López, con las peñas. Ahora está un poco más apartado, pero hay que reconocer su trabajo.

–¿Por qué salió del Oviedo?

–Le dije a Joe Aboumrad, que era uno de los interlocutores con México, que si Jorge Menéndez Vallina era una persona de su confianza tenía que estar en el consejo sin duda. Antes, cuando Toni Fidalgo decidió irse, todo quedó en el aire y yo le dije a Arturo Elías que estaría seis meses de presidente y que estaba a su disposición. Cuando llegó la junta general y no aprobaron los presupuestos, lo coherente era irse. No pasa nada, la vida sigue y tengo contacto con Arturo Elías en la actualidad.

–¿Ha vuelto a hablar con Toni Fidalgo?

–Son cosas privadas...

–Usted tiene experiencia en la gestión, ¿qué necesita el Oviedo?

–Tengo mi pensamiento y opinión, pero no lo puedo exponer, porque no sería leal. Solo puedo decir que el esfuerzo económico del Grupo Carso no va acorde a la situación deportiva. Económicamente el Oviedo está de diez, pero falla el aspecto deportivo. ¿Cuántos clubes de España quisieran estar como el Oviedo? Eso es gracias a Carso. Sin embargo, en lo deportivo...

–¿Cómo valora la gestión del consejo actual?

–No me corresponde a mí valorarla.

–¿Qué le cuenta Arturo Elías?

–Vive mucho el Oviedo y hablamos de vez en cuando, pero no solo del club, también de otros temas en general.

Compartir el artículo

stats