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El laberinto de Borja Valle: Al berciano, único fichaje del Oviedo en el mercado de invierno, le está costando encontrar un sitio y ofrecer su mejor rendimiento

Borja Valle durante un entrenamiento en El Requexón. | Real Oviedo

Borja Valle vino a Oviedo a reivindicarse y la jugada no le está saliendo como él esperaba. El berciano, de 28 años, quería repetir su historia en el conjunto azul, al que llegó por primera vez en la temporada 2014-15, con el equipo en Segunda División B. Valle era entonces un joven de 23 años que apuntaba alto pero que no había terminado de dar el salto. Llegó al Oviedo en el momento adecuado, en una temporada en la que el conjunto azul dominó la categoría y logró el regreso al fútbol profesional por la puerta grande. Valle fue uno de los líderes de ese ascenso y se ganó la continuidad.

Ya en Segunda División, este centrocampista con vocación ofensiva siguió rindiendo a buen nivel y la temporada siguiente quiso dar otro paso al frente aceptando una oferta del Deportivo de La Coruña con el objetivo de jugar en Primera División. El conjunto gallego le hizo un contrato largo y, a mitad de su primera temporada, le cedió al Elche, que estaba en Segunda. En la temporada 2017-18 volvió a jugar en Primera con el Deportivo, aunque contó poco y el equipo descendió. Las dos últimas temporadas continúo en el club gallego, con el que no renovó tras consumarse el descenso a Segunda B.

En la actual campaña probó fortuna lejos de España, en el Dinamo de Bucarest rumano, hasta que en el mercado de invierno decidió aceptar una oferta para regresar al Oviedo, un club que había sido clave en su carrera y con el que pretendía volver a impulsarla. Pero hasta la fecha no está teniendo la importancia que esperaba y su participación en el equipo se limita a los últimos minutos de los partidos, sobre todo cuando el Oviedo necesita un gol o bien para empatar o bien para ganar el encuentro.

Es cierto que desde que llegó casi siempre ha contado con minutos, pero también lo es que solo en un partido, en el empate a 1 ante la Ponferradina, ha sido titular. Un partido en el que, además, fue sustituido. Valle es un jugador que suele marcar algún gol y que todavía no lo ha logrado en esta etapa en el Oviedo. Una de las claves de esta situación está en que quizás no era el fichaje más adecuado en función de la plantilla que tiene el conjunto azul.

La importancia de Sangalli, Borja Sánchez y Nahuel en este Oviedo hace que esas posiciones que están por detrás del delantero estén muy cotizadas y que sea difícil cuestionar a alguno de ellos. Ziganda, además, es un entrenador al que le gusta jugar a veces con dos delanteros, por lo que esas plazas se reducen todavía más. Para derribar la puerta y entrar sin llamar, Valle hubiera tenido que aprovechar alguno de esos minutos finales que ha tenido para ser decisivo y cambiar el dibujo de los partidos en los que el Oviedo lo estaba pasando mal, algo que aún no ha sucedido.

Quedan todavía siete jornadas en las que el Oviedo intentará asegurar la permanencia y llegar a los últimos partidos tranquilo, como sucedió la temporada pasada, y buscando acabar en la mejor posición posible. Serán siete oportunidades para que Borja Valle deje claro que sigue siendo ese jugador habilidoso, con llegada, con gol y con capacidad para cambiar un partido cuando se traba y los espacios escasean. El berciano ya demostró vistiendo la camiseta azul que tiene el talento suficiente, ahora le hace falta tener un día inspirado que le cambie el gesto.

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