Cuentan los profesionales que el salto más marcado es que lleva de Segunda B a Segunda. La entrada en el fútbol profesional, el sueño de muchos. La tercera categoría en importancia (Primera RFEF a partir del próximo curso) está repleta de futbolistas notables que están cerca del salto. Algunos no llegan por faltarles ese último empujón. Otros encuentran acomodo en un club que sabe sacarles provecho. No ha sido la Segunda B un vivero especialmente productivo para el Oviedo en los últimos tiempos. Los azules solo han acudido de forma excepcional, como sucede ahora con Tomás Sánchez, lateral izquierdo del Badajoz con el que el club azul tiene cerca el acuerdo (y que deberá ser refrendado por el director deportivo). Los éxitos de jugadores llegados de Segunda B han sido menos habituales que los fracasos en los últimos años.
El regreso del Oviedo a Segunda llegó acompañado de un bloque que arrasó en Segunda B. Se apostaba por la continuidad de la plantilla, pero también hubo retoques. En el mercado de invierno aterrizó en el Tartiere Josete, procedente del Cádiz. Tenía 28 años y solo 8 minutos en el fútbol profesional. Josete participó en solo 8 partidos antes de irse al Elche y mantenerse en Segunda.
Para la siguiente campaña, el Oviedo encontró dos potenciales perlas en Segunda B. Cal y arena. Lucas Torró fue cedido por el Madrid tras una mínima experiencia en el fútbol profesional en Alcoyano y Castilla. Se hizo indiscutible con Hierro. Hoy juega en Osasuna tras jugar en la Bundesliga alemana. Todo lo contrario que Jorge Ortiz, procedente del Fuenlabrada a sus 24 años. Solo jugó 4 encuentros. Desde entonces, compite en Segunda B.
La apuesta por mirar un peldaño más abajo fue más sorprendente en la 17/18. En el último día de mercado llegó Owusu, después de despuntar en el Toledo, cedido por el Leganés. Tampoco salió bien. 8 partidos y salida en el mercado de invierno. Trató de crecer desde Segunda B pero ha encontrado su hueco en el Qarabag de Azerbaiyán, donde ha jugado en la Liga Europa.
Al siguiente año, el Oviedo volvió a insistir con la fórmula un par de veces. Aunque con diferencias notables. Boateng fue fichado del Melilla y, tras dejar algunos detalles, desapareció de los planes de Anquela. Pidió salir y se le abrió la puerta en el mercado de invierno para triunfar en el Alcorcón. El éxito fue protagonizado por Javi Hernández que, aunque llegó cedido del Madrid al Vetusta, no tardó en hacerse un hueco: 25 partidos y un aumento de valor que impidió que su ciclo en Oviedo se estirara. Ahora destaca en el Leganés.
Ya con Michu a los mandos, la 2019/20 supuso mantener el foco en Segunda B para un par de movimientos. Juanjo Nieto se convirtió en la operación más exitosa de esta naturaleza de los últimos años. Por su juventud, 25 años a su llegada, su impacto en el juego y porque vino en propiedad. Es el ejemplo a seguir para fichajes desde Segunda B. La otra apuesta fue Javi Fernández, herencia de Ángel Martín González antes de irse. El espigado central aterrizó con 22 años para disputar solo 6 partidos y salir cedido en enero al Villarreal B. No ha vuelto al fútbol profesional.
La última experiencia de este calibre tampoco dejó buen sabor de boca. Fue Cedric, cedido por el Atlético de Madrid con 19 años, la apuesta más arriesgada de Arnau. Ziganda nunca entendió su juego y el extremo se quedó en 9 choques. Salió en enero rumbo a Albacete, donde tampoco gozó de continuidad.
