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El análisis del Oviedo: Reyes y el nuevo guion; otra reconstrucción que pretende ser la última

El razonamiento del nuevo director deportivo recuerda al de Michu, que ya se alejó del discurso triunfalista de los últimos años

Las imágenes de la presentación de Rubén Reyes Irma Collín

“No puede suceder que cada año haya un vacío de 12 o 13 jugadores”. Rubén Reyes lanzó la frase a modo de análisis e, inevitablemente, la memoria se movió al pasado más reciente. A Del Pozo y su apuesta por veteranos curtidos. A Martín González y su intento en el mercado extranjero (Hungría, Eslovenia, Italia, Colombia). A Michu y su vista para los canteranos. A Carso, de fondo, con un mensaje inequívoco para sus trabajadores: llegar a Primera, tocar la élite. Los sueños mexicanos parecen dejar paso ahora a un mensaje más pausado, de menos urgencia. En su primera intervención, Rubén Reyes trata de construir las bases del nuevo proyecto. Porque hablar de fichar jugadores que creen patrimonio parece lo más cercano al concepto de proyecto que ha tenido el Oviedo en los últimos años.

Tras los pasos de Michu. El Oviedo pudo disfrutar en un corto espacio de tiempo de Michu a los mandos de la dirección deportiva. Su cargo era secretario técnico, pero actuaba como hombre al cargo. Se encontró con un club que se excedía en los gastos e intentó compensar con cantera y hombres de proyección (Nieto). En lo deportivo las cosas no fueron bien pero la sensación es que su camino podría haber fructificado con algo más de calma. De su paso por el Oviedo se recuerda su intervención ante los medios en septiembre de 2019 cuando fue la primera persona desde la llegada de Carso que explicó de una forma mesurada cuál era el objetivo real del Oviedo.

Michu habló de formar jugadores, de crear patrimonio y de generar traspasos. Única vía vistas las circunstancias (el Oviedo compite cada año con una inversión en la plantilla de la zona media) de crecer en la competitiva Segunda. Reyes se agarra al mismo concepto, “crear patrimonio”, una idea alejada de la inmediatez de una hipotética pelea inmediata por el descenso. Síntoma de un plan a largo plazo.

La contradicción en el fichaje. Las intenciones de Reyes quedan claras desde el primer día. Queda por comprobar si el club va en el mismo camino. De momento, parece algo contradictorio firmar un contrato por solo 2 años con alguien que quiere madurar un guion. La directiva era partidaria de una vinculación de mayor duración, pero fue desde México donde se puso el freno a un tipo de contrato que, por ejemplo, sí disfrutará Rivas como responsable de la cantera: ha firmado por cuatro temporadas.

Rubén Reyes, en el Tartiere Real Oviedo

De todas formas, parece valiente por parte del responsable deportivo lanzar su plan a medio/largo plazo cuando los resultados tendrán influencia directa en lo que suceda dentro de dos temporadas, cuando la vinculación de Reyes con el Oviedo finalice.

Menor intervencionismo. Ninguna voz públicamente se ha alzado contra Carso desde su llegada al accionariado del club. Las puntualizaciones se hacen a nivel interno, siempre con la boca pequeña, conscientes todos de que sin el músculo económico de Carso las cosas serían mucho más feas. Pero si hay una reivindicación desde Asturias es la de lograr mayor libertad de movimientos. Que se permita actuar sin esperar al famoso (y temido) “Ok de México”.

Arturo Elías, en el Tartiere

“No quiero ser un simple gestor telefónico”, expresó Reyes en su puesta de largo. Y aunque la referencia quizás no iba dirigida al máximo accionista sí se alinea con esa sensación dentro del club de que un menor intervencionismo dotaría al Oviedo de mayor agilidad en la toma de decisiones.

A vueltas con el tope. La intención de Reyes parece clara desde el primer día: no pelearse con el tope salarial año tras año. Hay muchos caminos para mejorar la perspectiva. Hilar fino con los fichajes y no pagar cantidades desmesuradas por las rescisiones de los que no funcionan o no invertir demasiado en cedidos (sistema para apuntalar plantillas, según Reyes) que solo den rendimiento un año son dos de las ideas que tendrían repercusión directa sobre las cuentas de cada año.

A Reyes le tocará trabajar con los estrechos márgenes que deja el tope salarial. Y parece mentalizado desde el primer momento. “No me gusta tener un vacío de 12 o 13 jugadores porque se consumen los presupuestos y se generan pocos recursos”, completó el asturiano la frase comentada al inicio. El Oviedo se enfrenta a la enésima reconstrucción con un lema claro: tiene que ser la última. Toca formar un proyecto. Toca continuidad.

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