Por primera vez desde que la pandemia condicionó todo, se vivió lo más parecido a un desplazamiento futbolístico fuera de casa. El destino, Ibiza; las fechas, septiembre; y las facilidades dadas por el conjunto balear para que la afición visitante estuviese presente en Can Misses provocaron que el Oviedo notase el calor de la grada. Cerca de cien oviedistas dieron colorido azul (oscuro) a la grada del Ibiza, que viste de celeste, en el empate carbayón en Can Misses.
Había visitantes de dos tipos, principalmente. Los que trabajan en Ibiza y profesan la fe oviedistas, que vieron en la visita una oportunidad de ver a los suyos en acción. Es el caso de Toño Martínez y Eloy Solís, dedicados a la hostelería en la isla, en la sidrería Poma y la Buganvilla, respectivamente. “Este año el equipo da buena espina”, coincidían en la previa, en el restaurante del primero.
Pero también los que aprovecharon la ocasión para plantarse en Ibiza y combinar partido y vacaciones. El vuelo directo del viernes (Asturias-Ibiza) iba repleto de motivos azules: camisetas, bufandas y banderas. Un grupo de unos 50 se situaron en uno de los fondos, cerca de los hinchas más ruidosos del Ibiza, en una bonita batalla de consignas y cánticos.
Fue esa grada, la más animada, la vio en primer plano el gol de Brugman. Y a la que se acercaron los futbolistas azules al finalizar el choque para agradecer el apoyo mostrado durante todo el partido.
