El Oviedo pisó Can Misses con el 4-4-2, el disfraz que le había lanzado a la zona de play-off, y su magia, de primeras, parecía intacta. Porque el equipo salió mandando, atenazando a su rival. Pero la Segunda exprime a los equipos y, mediada la primera parte el Oviedo empezó a desinflarse. El calor influyó, pero también un Ibiza que fue creciendo. La sensación no mejoró en la segunda parte y a Ziganda, al que tantas veces se le critica por reaccionar tarde con los cambios, tiró de fondo de armario. El equipo espabiló. Empató y pudo ganar. El punto, premio menor, deja la sensación de que el Oviedo tiene más registros que el 4-4-2 que busca el cuerpo a cuerpo.
Mismo sistema, diferente propuesta. Un simple cambio de caras mostró que el Oviedo también puede buscar el área rival a través de pases. Con Montiel, zurdo, acostado en la derecha y Jirka, diestro, en la izquierda, la orden parecía clara: dejar los carriles libres para los laterales, los dos de alma ofensiva, y buscar finalizar por dentro. Y los dos cumplieron el guion asignado y pudieron anotar.
Brugman, centrocampista diferente. Jimmy y Luismi son dos pivotes clásicos de contención. Atentos a la intendencia pero con buen pie para el pase. Centrocampistas posicionales. Brugman hace un poco de todo, pero con una novedad: también pisa el área rival. Desde su entrada en el campo, el jugador se mostró dinámico, participativo en el juego. El equipo lo notó.
Los que quedan por aportar. Ziganda se reserva un arsenal más amplio en el banquillo. El caso más claro es el de Pombo, llamado a marcar diferencias pero que de momento tiene un reto prioritario: coger el tono físico adecuado. El Cuco ya ha anunciado que su estreno está próximo, quizás ante el Girona, y su integración le daría al Oviedo otro registro diferente: un atacante eléctrico, con visión de juego y capacidad de desborde. De Matheus, que sí ha ido entrando poco a poco, también se espera más. Porque le ha costado la adaptación pero empieza a gozar de más protagonismo.
El recurso de la pizarra. Es otro factor capital para escalar en Segunda División. El Oviedo lleva cuatro de sus ocho goles a balón parado, cinco si se añade el de Bastón de penalti. Obeng marcó contra el Lugo en un córner en corto que centró Borja y en Almería tras un centro prolongado por Costas. También el gol de Andújar en propia puerta fue en un rechace de un córner. Brugman amplió la cuenta en Ibiza en una falta indirecta.
