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Lo que el ojo no ve: Un empate con banda sonora y un gran enfado final

“Mi corazón /

late por ti /

soy carbayón /

hasta morir”.

El fondo Norte del Carlos Tartiere volvió ayer a rugir y el cántico de inicio fue una declaración de intenciones. Ya ante el Cartagena se había visto un amago, pero lo de ayer ya fue un regreso al escenario con mayúsculas. Con los “greatest hits” de un fondo que cuando aprieta se nota. Sin pretemporada ni periodos de adaptación. Ayer el Tartiere, con 9.000 espectadores, aún lejos de su afluencia habitual, empezó a ser el estadio que empuja a los suyos.

“Nosotros somos tu voz. Queremos esta victoria, queremos que marques gol”. En cuanto el balón echó a andar, el cántico fue unánime desde el Fondo Norte. Gol y victoria, para que las peticiones quedaran claras desde el principio.

El Oviedo sintió el apoyo de su gente pero no sirvió para cerrar una victoria que se acarició en un primer acto de ocasiones al limbo. “¡Oh!”, exclamó el respetable cuando Obeng lanzó fuera con todo a favor. Un “¡Oh!” más profundo retumbó con el fallo de Calvo en un calco de la jugada. Fue lo más cerca que estuvo el Tartiere de corear un gol.

Porque en la segunda parte la acción decayó mientras aumentaban los decibelios contra los árbitros. David Mata protestaba con furia desde la banda. Y Rubén Reyes puso el colofón al malestar azul con su queja al final del choque.

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