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El derbi de los Sangalli: así ven el duelo entre Marco y Luca sus padres y su tío

Los hermanos, de familia de deportistas, se enfrentan por primera vez en su carrera en el Real Sociedad B- Oviedo del domingo | "Desde pequeños son dos locos del fútbol", señala su tío Miguel Fuentes, mítico defensa de los donostiarras y expresidente txuri urdin

A la izquierda, Luca Sangalli; a la derecha, Marco

En casa de los Sangalli Fuentes, la televisión siempre sintonizada los partidos de la Real Sociedad. Había razones pasionales, pero también familiares. Desde muy pequeño, Marco, el hermano mayor, se acostumbró a ver su tío, Miguel Fuentes, defender la camiseta de la Real Sociedad: catorce temporadas a sus espaldas antes de ser presidente txuri urdin. Tan integrado estaba el fútbol televisado que cuando Marco regresó de su primer día de colegio le dijo a su madre: “Mamá, hoy hemos jugado el fútbol en el recreo. ¿Me has visto en la tele?”. El domingo (Reale Arena, 18.15 horas), Marco y Luca Sangalli, hijos de Maite y Enrico y futbolistas del Oviedo y de la Real Sociedad B, se enfrentan por primera vez en su carrera. Retransmitido por la tele, claro. Y en la familia hay expectación.

Luca, Miguel Fuentes y Marco Sangalli, en Anoeta.

Luca, Miguel Fuentes y Marco Sangalli, en Anoeta.

“Estos días Luca no me coge el teléfono”, ha asegurado Marco en alguna entrevista. “Bueno, ni esta semana ni ninguna. Para Luca, el móvil es un utensilio de trabajo, no le hace mucho caso”, le justifica su madre Maite Fuentes, exinternacional española de baloncesto y doctora en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte. Ahí empieza el caudal de diferencias entre los hermanos: tanto físicas como de carácter.

“Además de fútbol hicieron bádminton, baloncesto, esquí, surf, piragüismo, natación... Y Luca, además, un año de ballet”

Maite Fuentes - Madre de Marco y Luca

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“Luca es más reservado, de pocas palabras, observador. No le gusta transmitir sus emociones, salvo en el campo, ahí se transforma. Marco tiene don de gentes”, indica Maite. “Marco es más dicharachero y su hermano más discreto, serio y reservado”, corrobora Enrico Sangalli, padre de los chicos.

Marco tiene 29 años, mide 1,80 y, tras cerrársele las puertas de la Real (jugó tres choques con el primer equipo), está asentado en Oviedo. Es uno de los más queridos del Tartiere y tiene contrato hasta 2024. Luca, 26 años y 1,67 metros, ha dado un paso atrás este año para coger impulso: después de tres temporadas en el primer equipo, una grave lesión en la rótula le hizo aceptar este año jugar con el filial.

Los dos hermanos levantando una Copa ganada por Marco en la Real Nacho AZPARREN

En una familia con un don para el deporte, ambos tenían marcado el camino. “Además de fútbol, hicieron bádminton, baloncesto, esquí, surf, piragüismo, natación…”, enumera Maite, “y Luca, además, judo y ballet”. ¿Ballet? “Sí, con cinco años hizo un año de ballet. Y le sirvió para tener una gran riqueza motriz”, afirma.

“Marco es más dicharachero y su hermano es más discreto, serio y reservado”

Enrico Sangalli - Padre de Marco y Luca

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A los 12 años, los dos se enfocaron hacia el fútbol. “Al principio era por hacer deporte. No piensas a esas alturas que puedan llegar a profesionales”, defiende Maite. Enrico apunta: “El primer partido que vi a Marco en benjamines le dije a mi mujer, ‘oye, este juega, ¿eh? Ella decía que no era para tanto, pero se veía que era muy bueno”. “Desde pequeños son dos locos del fútbol. Siempre les veías con un balón en los pies”, resume Fuentes.

Las diferencias se mantienen en el campo. “Marco tiene unas condiciones físicas muy buenas. Y capacidad para el juego colectivo; ve el fútbol. Luca es más pequeño, pero fuerte, con casta, competitivo… No ha tenido mucha suerte con las lesiones y el ictus, pero es cabezón y saldrá adelante”, analiza Fuentes.

Los dos hermanos en el Aldapeta alevín que jugó la Donosti Cup: Luca, el más pequeño de arriba; Marco, debajo de su hermano a la derecha.

Los dos hermanos en el Aldapeta alevín que jugó la Donosti Cup: Luca, el más pequeño de arriba; Marco, debajo de su hermano a la derecha.

Ese ictus que menciona su tío fue un punto de inflexión en la idílica historia de los Sangalli y el deporte. Sucedió a la salida de un examen, en octubre de 2018. Luca notó algo extraño, no tenía fuerza para abrir una puerta y llamó al médico de la Real. Este envió una ambulancia. “El peor momento de mi vida”, reflexiona Enrico, “por suerte el doctor del club reaccionó rápido y llevaron a la unidad de ictus”. 20 días después ya se entrenaba en solitario.

Y entre tantas diferencias entre los hermanos, algunas similitudes. Uno de los puntos en común viene impuesto de casa. “Siempre hemos insistido en los estudios. El deporte es una maravilla, pero nunca sabes lo que puede pasar”, subraya Maite. Al mayor le quedan pocos créditos para acabar ingeniería civil. El pequeño es ingeniero mecánico, ha completado un máster de ingeniería industrial y ahora está con el doctorado. “Luca es más organizado, muy cuadriculado: tiene un Excel en la cabeza”, interviene su madre para volver al terreno de las diferencias.

La última pregunta, obligada, no obtiene respuesta: ¿Con quién van el domingo? “Todavía no lo sé”, dice Maite entre risas: “¿Un empate? No lo sé... ¡Que salga un partido bonito!”.

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