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La crónica del partido del Oviedo: Los azules caminan en bucle

Los de Ziganda, apagados durante 60 minutos, reaccionan con el gol en contra y los cambios pero solo les da tiempo a sumar otro empate

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El partido del Oviedo ante la Real Sociedad B, en imágenes

Una sensación típica de los empates es el “¿qué hubiera pasado si…?”. El fútbol, ese terreno abonado a las hipótesis. Las derrotas aceleran los cambios, las victorias refuerzan la continuidad, pero los empates transitan por un camino ambiguo. Y en ese camino tan pisado por el Oviedo, que vive en un bucle de empates, surge a menudo la cuestión: ¿Qué hubiera pasado si la segunda unidad hubiera actuado antes? ¿Qué hubiera pasado con Montiel, Bastón o Pombo en el campo? Y como los empates dejan puertas semi-abiertas, la imaginación vuela.

Ayer en el Reale Arena (nombre comercial de Anoeta), en el 1-1 ante la Real B, quinto empate consecutivo, séptimo de la temporada y octava jornada consecutiva sin perder, al Oviedo se le hizo corto el partido. Porque acabó mejor de cómo empezó. Mérito azul u oportunidad perdida, según se mire. El equipo controló el choque durante la mayor parte del tiempo, pero con la sensación de que podría haber sido más profundo. Que la Real B no era una presa especialmente inalcanzable y que se escapó con vida.

La sensación de ocasión desperdiciada aumenta porque el equipo fue mejor cuando juntó talento. Con Montiel y Borja partiendo de los costados, con Pombo con imán, con Bastón buscando desmarques. Fue el mejor Oviedo pero en una versión fugaz. Un corto que deja con ganas de ver el largometraje

Porque el Oviedo sigue haciendo cosas bien. En defensa, muy bien. Ayer controló el choque desde el orden, no es algo nuevo. Y esa parte funciona. No parece que haya un equipo más incómodo que los azules, con la “sacavera” ayer. Pero la cosa cambia cuando el equipo tiene que proponer. Digamos que el Oviedo es un incordio para los rivales pero acaba incordiándose a sí mismo.

De primeras, y esto tampoco es novedad, el equipo salió atrevido, instalado en campo rival. A los 3 minutos, Sangalli presentó la tarjeta de visita con un centro cerrado. A los 12, los azules montaron la jugada más elaborada. Costas cruzó el campo hacia Viti, que controló y cedió a Borja, que encontró Jimmy. Su zurdazo fue desviado por Ayesa. Un oasis en el desierto del primer acto, dominado por un ritmo cansino que no benefició a unos (balón al pie raso) ni a otros (en busca de espacios para acelerar). Evidentemente, los unos eran los de la Real y los otros, el Oviedo.

Borja Sánchez se seca el sudor con la camiseta, ayer, en Anoeta. | Área 11

El primer acto fue una perfecta síntesis del campeonato, hasta la fecha, de los de Ziganda. Sin balón, el equipo es granítico, una molestia para los rivales que no saben cómo meterle mano. Con pelota, todo se vuelve previsible y avanza a velocidad reducida. Como si cada intento de aceleración estuviera limitado por un radar.

La cosa cambió tras el descanso de forma abrupta. Brugman inició las hostilidades con un remate desde cerca y Roberto López respondió buscando la escuadra de un ágil Femenías. Sangalli y Obeng también lo intentaron, sin suerte, hasta la primera jugada con premio: centro al área azul, marca ausente de Lucas y remate de Olasagasti, minuto 56, a gol.

Ziganda respondió mirando la vieja receta de talento, en un segundo plano últimamente en sus platos. Entraron Mier, Montiel y Bastón. La reacción fue inmediata. Borja Sánchez controló y pudo encarar, suficiente para filtrar un servicio perfecto a la carrera de otro Borja, el 9. Bastón picó por encima para hacer el empate. Un golazo.

El tanto no aflojó al Oviedo con un Montiel mayúsculo en la conducción. Obeng tocó con la puntera a la red pero había fuera de juego previo de Bastón. La más clara llegó a los 83 minutos: Montiel la puso desde la esquina, Borja cabeceó y Ayesa repelió. El rechace le cayó a Mossa, muy cerca del triunfo, pero cabeceó alto.

El empate, aunque haya llegado con una actuación al alza, no colma las expectativas de un equipo que quiere estar arriba. Y deja, además, esa sensación tan habitual en las igualadas: ¿Qué hubiera pasado si el Oviedo sale de inicio con la propuesta de la última media hora?

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