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Lo que el ojo no ve: El gesto de Jirka que rompió el ritual de José Alberto

José Alberto López, entrenador del Málaga, es de esa estirpe de entrenadores que junto a un sinfín de indicaciones técnicas introducir algunas manías. Supersticiones en su día a día. Su idilio con las botellas de agua viene de lejos. Siempre las sitúa cuidadosamente en la misma posición. Es su ritual. En Gijón llegó a pedir a un fotógrafo que pisara el envase antes de un partido porque en un choque anterior le había traído buena suerte. Su manía es conocida en el mundo del fútbol. Pero ayer alguien alteró el equilibrio de su cuidada puesta en escena con botellas de agua.

Fue Eric Jirka. Fichado este año por el Oviedo tras despuntar el año pasado con el Mirandés. Ya lo habrán adivinado: con José Alberto de entrenador. La escena que compartieron ambos fue mediada la segunda parte, cuando Ziganda mandó a parte de su banquillo a calentar. Cuando el eslovaco se dirigía a la banda y pasó delante de la zona técnica del entrenador visitante, cogió una de las botellas que José Alberto había situado cuidadosamente sobre el césped. El asturiano respondió con una sonrisa. Vacile o juego psicológico. La cosa es que desde el gesto la suerte se alineó con el Oviedo.

El propio Ziganda reconoció al final del partido que los suyos habían tenido fortuna en las jugadas que acabaron en los postes en el tramo final. Algo, por otra parte y siempre bajo la versión del Cuco, que la competición debía al Oviedo. Por fin, viento a favor y tres puntos de esos que pueden suponer un antes y después en la competición. ¿Mandará el Cuco a Jirka repetir el gesto con las botellas en la banda?

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