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Los nueve de Carso

Generelo habla su etapa en el Oviedo: “Visto con los años, yo no era la mejor opción para ser el entrenador”

"Ojalá el equipo ascienda pronto a Primera División", dice el que fuese jugador azul, que recuerda con cariño el partido de Cádiz

Generelo, como entrenador del Oviedo en un partido en el Tartiere

David Generelo (Badajoz, 1982) colgó las botas como jugador en el Oviedo y a los pocos meses fue nombrado entrenador, tras la salida de Egea en marzo de 2016. Generelo dirigió al_Oviedo trece partidos (cuatro victorias, un empate y ocho derrotas), pero el equipo no consiguió el objetivo del play-off. Es uno de los nueve técnicos de la era Carso. 

–¿Cómo fueron sus últimos días como jugador?

–Cuando me tuve que retirar seguí viviendo en Oviedo. El club entendía que me había comportado bien en la etapa de jugador y los dirigentes me transmitieron que querían que siguiese en la entidad. Me preguntaron que qué idea tenía.

–¿Tenía claro que quería entrenar?

–Siempre me llamó la atención y en los últimos años como jugador te va apareciendo ese gusanillo. Piensas en cómo harías unas cosas u otras. Al final de mi carrera tenía claro que quería entrenar y el club me dijo que en el momento en el que se pudiese lo mirarían. La idea, claro, era empezar en la cantera.

–¿Cómo reaccionó cuando le plantean ir al primer equipo?

–Reaccioné con asombro, porque venía de una situación que nadie esperaba, tras la marcha de Sergio Egea, que no se aclaró bien. El club se vio en esa situación y pensó en mí. Me transmitieron que sería de una manera provisional y que si les podía ayudar.

–No tenía experiencia previa, ¿se veía preparado?

–En ese momento sí, completamente. Ahora, habiendo vivido la situación, tengo claro que lo más complicado fue ser el jefe de los que habían sido mis compañeros. Visto con los años, no era la mejor opción para ser entrenador.

Mi momento

con Arturo Elías

Arturo Elías vino a Oviedo a ver un partido, ante la Ponferradina en el Carlos Tartiere (3-0). Era mi segundo encuentro dirigiendo al equipo y fue la única vez que hablé con él. Arturo quería verme, saber qué fuerza tenía y tomar una decisión respecto al entrenador. El club llevaba mirando opciones desde que se fue Sergio (Egea), pero tenían que decidir si continuaba yo como técnico o venía otra persona. Yo le dije a Arturo que me veía fuerte. En ese momento estaba muy convencido de que metería al equipo en play-off y de que conocer perfectamente a la plantilla me ayudaría.

–¿Dice que considera que usted no era la mejor opción?

–Si alguien que se viese en esa situación me preguntase, le diría que no lo cogiese. Era una situación muy complicada de manejar, más por la reacción de los jugadores hacia mí que de mí hacia ellos. Yo lo viví como una situación natural, pero tenía que tomar decisiones y muchos de ellos, dependiendo de la relación personal que tenía antes, no lo entendían.

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–¿Cómo se gestiona eso?

–Yo lo llevé de una manera natural. Veía lo que estaba haciendo cada uno e intentaba trabajar para que llegasen los resultados. En esa etapa había jugadores con los que tenía una amistad anterior y quizá no supieron diferenciar esa amistad del trabajo.

–¿Para usted era difícil?

–No, para mí era fácil porque el que tomaba las decisiones era yo y no las tenía que acatar. Yo no guardo ningún tipo de rencor y si alguien me llamase ahora le cogería el teléfono y me tomaría un café.

–¿Los futbolistas forman parte de un gremio muy egoísta?

–Claro que sí, pero tiene que ser así. No es malo. Es la manera de expresarse en el campo que tiene un jugador. Un futbolista tiene que ser egoísta para que el entrenador le elija. Luego, tenemos que tener claro que los jugadores somos un colectivo y formamos parte de un deporte de equipo.

–¿Qué falló en lo deportivo?

–Los primeros partidos fueron similares a los que el equipo venía haciendo. Nos caemos en los últimos cinco. No fuimos capaces, o más bien no fui capaz, de transmitir a los jugadores lo que yo buscaba de ellos.

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–¿Qué se lleva de su etapa en el Oviedo?

–Aprendí muchísimo. Siempre digo que entrenar al Oviedo fue un máster porque de un día para otro me vi como la primera opción para entrenar a un equipo que es un transatlántico por todo lo que mueve.

–Dígame algo que haya aprendido.

–Lo primero, que no es buena idea entrenar al mismo equipo en el que te retiras. Una cosa diferente es que haya un compañero, dos, tres… Pero que estén todos es una situación muy delicada que paradójicamente yo pensaba que me iba ayudar.

–¿Por qué lo tenía tan claro?

–Yo no me tiro a la piscina sin agua. Creía que las cosas iban a salir bien y que esa fantástica relación que tenía con los jugadores, porque era fantástica, me iba ayudar. Al final, está claro que las relaciones son más complicadas. También tengo que decir que eso no nos ayudó, pero tampoco fue el principal problema para no conseguir los resultados.

–¿Sintió apoyo del club durante su etapa?

-Sí, estuve muy tranquilo. Durante el primer mes estuvo Carmelo del Pozo, pero el club prescindió de él y la dirección deportiva se quedó un poco vacía. Con Joaquín Del Olmo tenía una relación normal, de mucho respeto.

–¿Carmelo del Pozo fue el que más apostó por usted como entrenador?

–Apuestan todos, no creo que Carmelo tuviese una posición tan fuerte en el Oviedo como para poner o quitar a un entrenador.

–Se acabó la temporada y se acabó su etapa, ¿cómo fue su salida?

–Salgo de una manera muy triste. Mi mujer y yo estábamos muy adaptados y queríamos asentarnos en Oviedo. Pero después de cómo salgo del club volvimos a Zaragoza. Fiché por el Zaragoza y estuve como segundo entrenador del filial y luego en el fútbol base. Después me surge la posibilidad de ir con Fran Escribá, con el que había coincidido en el Elche, y estuvimos en el Celta y en el propio Elche.

–¿Fue más feliz como jugador o cómo entrenador?

–En Oviedo y en cualquier sitio hubiera sido más feliz como jugador que como entrenador. No hay mayor felicidad que jugar al fútbol, de forma amateur o profesional. Hay situaciones que no las valoras bien en el momento y luego echas de menos. Es más bonito jugar que crear otras situaciones desde otros puestos, aunque también es muy bonito cuando ves lo que puede suceder en un partido: lo diriges, y luego sucede.

–Su último partido como jugador fue en Cádiz, en el ascenso del Oviedo, ¿qué recuerda?

–Lo recuerdo especialmente, incluso más que algunos oviedistas. Cumplimos un objetivo claro por el que yo había llegado a ese club, pero además fue el último partido que jugué en mi vida. Es un encuentro muy especial que viví entre dudas. Tenía ganas de participar, no pude aportar en el partido de ida y tenía unas ganas tremendas de demostrar a lo que yo había ido al Oviedo. Tuve la fortuna de hacerlo y todo salió bien por el buen partido que hizo el equipo. Fue un gusto conseguir ese ascenso y vivirlo en Oviedo. Ojalá pronto esa ciudad tan futbolera pueda vivir un ascenso a Primera.

–¿Cómo es formar parte de un cuerpo técnico de Primera?

–Entrenando a grandes clubes se viven situaciones de máximo nivel. Al Elche y al Celta llegamos en una situación complicada y conseguimos salvar al equipo. Luego, por muchas razones o por ninguna, no seguimos.

–¿Qué va a hacer después de su salida del Elche?

–Para mí esta experiencia con Fran está siendo enriquecedora y me gustaría seguir con él. Luego decidiré si quiero seguir entrenando, ir por libre o dedicarme a otra cosa.

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