Cayó el Amorebieta en un ejercicio de pragmatismo, 2-0. Se fue de vacío el Alcorcón, sometido por un Oviedo autoritario, 3-1. Y a la Ponferradina no le quedó más remedio que ceder ante el empuje de los azules, 2-0. Tres de tres, 9 puntos al bolsillo, un empujón en lo anímico y la sensación, importante esta, de que el Tartiere ha dejado de ser un problema para empezar a parecerse al fortín donde el Oviedo quiere construir una seria candidatura al ascenso.
Ziganda y sus chicos disfrutan de los tres partidos ganados seguidos ante su gente, pero la idea ahora es que el ritmo no se detenga. Meter los dos pies entre los seis primeros de la tabla exige grandes esfuerzos, más aún en una temporada en la que da la sensación de que la zona noble tiene más potencial medio que en anteriores ediciones (el dinero de CVC como gran estimulante), como por ejemplo acabar con aspirantes en feudo propio.
El Oviedo pretende que el Eibar (lunes, 21.00 horas) tome el mismo camino que la Ponferradina y los azules sigan avanzando en el camino de rosas que se ha convertido el Tartiere. De momento, a Ziganda le vale la actual dinámica para igualar su listón. En el tramo final de la campaña 2019/20, el Oviedo, con el agua al cuello de la tabla, logró ganar tres partidos seguidos en su campo: 1-0 al Mirandés (jornada 37.ª), 2-1 a Las Palmas (39.ª) y 1-0 al Racing de Santander (41.ª), esta última la que sirvió para cerrar la permanencia. Solo existe ese precedente en la hoja de servicios del técnico desde que llegó al Real Oviedo.
Para ponderar la irregularidad del equipo con Ziganda en el Tartiere basta el análisis de lo sucedido el pasado curso, con el equipo peleando en la zona media-baja, aunque sin problemas por mantenerse al final. En toda la temporada, los azules nunca sumaron tres victorias seguidas en su campo. El listón se quedó en dos: 3-1 al Lugo y 1-0 al Zaragoza (jornadas 25.ª y 27.ª) y 2-1 al Sabadell y 1-0 al Málaga (38.ª y 39.ª fecha).
Más lejos quedan de momento las rachas más productivas desde que el equipo regresó al fútbol profesional en mayo de 2015. La de la 2016/17, con Fernando Hierro a los mandos, se estiró durante siete jornadas consecutivas, entre la 21.ª y la 33.ª. El Oviedo le ganó 2-1 al Elche, 1-0 al Valladolid, 2-1 al Mallorca, 2-1 al Getafe, 2-1 al Cádiz, 2-0 al Girona y 2-0 al UCAM.
Similar éxito se vivió con Anquela en la 2017/18, otra vez con el Tartiere como principal argumento para buscar un play-off que se escapó por detalles. El Oviedo logró una racha como local que llegó de la 11.ª a la 25.ª fecha: Derrotó 2-0 al Córdoba, 3-2 al Lugo, 3-1 al Numancia, 1-0 a Osasuna, 3-0 a la Cultural Leonesa, 2-1 al Almería y 2-1 al Sporting.
Las dinámicas más lucidas de la 2015/16 y de la 2018/19 no fueron tan brillantes: cuatro (2-0 al Nàstic, 2-1 a la Llagostera, 1-0 al Almería y 1-0 al Zaragoza) y tres (1-0 al Mirandés, 2-1 a Las Palmas y 2-0 a la Ponferradina), respectivamente.
Objetivo ambicioso. La victoria ante la Ponferradina no pudo venir acompañada de una semana en la zona de play-off, ya que Cartagena, Girona y Las Palmas mantuvieron el pulso con firmeza y dejan al Oviedo en el noveno puesto de la tabla. Sigue a dos puntos del sexto, pero alguno de los candidatos se encuentra ahora más cerca. La ambición del equipo hace que no se pare a disfrutar de la victoria y quiera mantener su inercia ante otro rival de postín, el Eibar.
No lo tendrá sencillo el Oviedo ante un equipo que atraviesa uno de los momentos más dulces en el campeonato. Los de Garitano se han afianzado en el segundo puesto de la clasificación, en ascenso directo, y solo han perdido un partido de los últimos nueve disputados en la Liga. El regreso de los jugadores azules que dieron positivo da más motivos para creer en la racha actual.
