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LA NUEVA ESPAÑA ENTREVISTA AL MÁXIMO MANDATARIO AZUL

Jorge Menéndez Vallina: "Desde que soy presidente del Oviedo no he vuelto a disfrutar del fútbol"

“Estamos donde se toman las decisiones y se nos escucha, hemos sido muy herméticos y eso tenemos que corregirlo”

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Jorge Menéndez Vallina, en Oviedo

Jorge Menéndez Vallina (Oviedo, 1970), presidente del Oviedo, recibe a LA NUEVA ESPAÑA en una clínica de traumatología y fisioterapia avanzada del centro de la capital asturiana. “Esta es mi segunda casa. Me levanto, desayuno y vengo para aquí”. Vallina saluda a todos y conoce cada sala. Allí pasa muchas horas desde que hace casi dos años sufriese un ictus del que se sigue recuperando.

–¿Cuánto cambió su vida tras el ictus?

–Me cambió todo. Pasas de tener total autonomía a tener miedo a quedarte solo o a entrar en la ducha. Me ducho con chanclas en mi propia casa para no resbalar. Son cosas que antes ni pensaba. He perdido mucha sensibilidad en la parte izquierda, pero lo bueno es que hay una gran unidad de ictus en el HUCA. Me ha tratado gente fenomenal y muy humana y se lo quiero agradecer a todos.

–¿Recuerda el día del ictus?

–Todo. Era cuando empezaba el confinamiento, mi madre había muerto hace poco y habíamos encontrado a mi padre tirado en casa. Le tuvimos que meter en una residencia. Se me juntó todo. Viajaba mucho, el Oviedo iba bastante mal… Ese día estaba haciendo bicicleta en casa, con la tensión un poco alta, que es un mal silencioso. Entré en la ducha, pero no tenía sensibilidad en la mano y se me cayó la alcachofa. Luego me iba de lado a lado. No era un mareo al uso, era que me fallaba la pierna. No llegué a caer, pero me senté en la taza del váter y mi mujer oyó un golpe. Me dijo: “¿Qué te pasa?”. Vio que tenía rara la expresión de la cara y llamó rápidamente al 112. Recuerdo como mi hija corría por las escaleras muy nerviosa, esperando a la ambulancia. Mi hijo es más callado y se metió en sí mismo.

–¿Lo más duro fue la estancia en el hospital?

–Sí, aunque hice muchos amigos. Quiero agradecerle el trato a todo el equipo médico. A Jorge Arean, también a Luis Olay, que es un oviedista tremendo y era mi paño de lágrimas. Soy muy hipocondriaco y cada vez que me pinchaban ya estaba de los nervios. Llamaba a Luis y le decía: “A ver Luis, ¿qué me pasa?”. Y me decía que tranquilo, que iba bien. Esas palabras son muy de agradecer. Ese ánimo no tiene precio. Me gustaría decir a los que pasen por lo mismo que no se rindan, que de esto se sale. Lloré y recé todo lo que sé, pero salí. Lucía Peláez es mi fisio y es como mi psicóloga, me aguanta todos los días.

–Su compañero de habitación se llamaba Julián, que era sportinguista.

–Julián era un personaje, un tipo simpático. Viví un derbi en el hospital con él, el del gol de Borja. Una celadora nos puso un banderín del Oviedo y otro del Sporting. Era una comedia. Me tomaron la tensión antes de empezar, que igual estaba en 13,8. Al empezar, pasé a 16. Me decían: “Estate tranquilo, que solo es fútbol”. Yo le decía que solo fútbol es un Madrid-Barcelona, no cuando juega el Oviedo. Desde que soy presidente del Oviedo no he vuelto a disfrutar del fútbol.

 ¿Se planteó dejar la presidencia?

–No, para nada. Porque también es una afición. Cuando Arturo Elías me pidió que entrase al club le dije que quería ir a ver un partido con él al Bernabéu o al Camp Nou, a ver ganar al Oviedo o al menos verle jugar. Que hasta no consiguiésemos eso, que aquí me tenía. Hasta que quisiese él, lógicamente. Me gustaría poder ver eso algún día.

–¿Qué espera de esta temporada?

–Esta categoría es dura y complicada. Mucho. Se cae igual de rápido que se sube, o más. Cuesta una barbaridad llegar a estar sexto o quinto, y sin embargo pierdes dos partidos y bajas de ahí. Y cualquier equipo te puede ganar. Tenemos que tener paciencia y cuidado, pero creo que se están sentando bases para ir mejorando. Estamos haciendo patrimonio y la llegada de Rubén Reyes nos ha dado un toque que no teníamos.

–¿Qué nota le pone?

–Yo creo que lo está haciendo bien. Las notas me gusta ponerlas en junio, no ahora, pero por la sensación que se pulsa en la calle, es buena nota.

–La derrota ante el Tenerife fue muy dura.

– La derrota fue dura, pero creemos que se trata de un accidente. Nuestro equipo se muestra serio y pocos han podido ganarnos con contundencia. Es una categoría igualada y siempre hay sorpresas.

 –¿Por qué desciende la asistencia al Tartiere?

–Desciende mucho, sin duda. Y en parte será culpa nuestra. Debemos analizar concienzudamente. Pensemos también que los aficionados al fútbol son fieles seguidores. ¿Dónde están los más fieles? En las iglesias. Y hasta las iglesias han perdido gente. La gente se ha acostumbrado a ver las cosas en casa por el miedo a la pandemia y en el fútbol pasa lo mismo. Muchos lo ven en casa con la calefacción y son hábitos que cuestan cambiar. La gente volverá al fútbol, pero hay que enganchar con ellos con éxitos deportivos y buenos precios. Tenemos que trabajar en ello, pero veo cierta ilusión en el oviedismo.

Vallina, presidente del Oviedo, en El Requexón Luisma Murias

 ¿Qué van a hacer con el dinero de CVC?

–Lo estamos analizando. CVC es un proyecto que llegó de sopetón. Veníamos de una situación de muchos años en el fútbol no profesional, con una deuda muy grande. No estábamos para pensar en inversiones, sino para salvarnos nosotros. De repente llega CVC y toca proponer inversiones. Tenemos que buscar proyectos que nos generen retorno económico, y eso es lo que hablo con Arturo. Si ahora hacemos una ciudad deportiva de 20 campos implica unos costes muy importantes, sin retorno inmediato, y eso es peligroso. Lo primero es que genere retorno y luego ir viendo más cosas. Mejorar la cantera, las relaciones con el exterior, mejoras en el estadio…Por ejemplo, están los marcadores, los anuncios dinámicos. Eso genera retorno y por ahí será importante trabajar.

–Visitaron una parcela de San Claudio para construir una ciudad deportiva, ¿les convenció el terreno?

–Vimos varias. Otra opción es mejorar El Requexón.

–¿Usted qué prefiere?

–Hay que verlo. Todavía no tenemos un precio de ninguna de las dos opciones. Se trata de tener un retorno. Es evidente que si tenemos unas buenas instalaciones de cantera generaremos mejores jugadores, pero ahí no hay retorno inmediato y corremos un riesgo de que acabe siendo algo vacío.

–¿Qué pasa con los bajos del Tartiere? El Sporting quiere hacer un restaurante en El Molinón.

–El Tartiere no es nuestro, tenemos una cesión del Ayuntamiento, pero tenemos que verlo todo bien. El Tartiere necesita vida y actividad, ser un estadio caluroso al que a la gente le apetezca ir.

–¿Cómo?

–Con el Ayuntamiento habrá que sentarse a negociar y nos tendrán que apoyar. Igual que con las luces, por las que nos ponen multas constantemente. Invertir en una instalación que no es tuya tampoco es sencillo. Es como lo de CVC. ¿Por qué un préstamo de CVC lo puedo invertir para mejorar la plantilla y uno de la Caixa o del Santander no? Son cosas que no entendemos.

Vallina, Corral y Paredes durante una junta del Oviedo N. Azparren

–Primero rechazaron CVC, luego dijeron sí y al final se abstuvieron, ¿por qué?

–El primer rechazo fue por la incertidumbre. Nadie nos mandó documentación, teníamos que ir a Madrid para consultarla. Fue todo muy precipitado. Después, se abrió la posibilidad de aportar un crédito de otra entidad, a propuesta del Barcelona, Madrid y Athletic. ¿Dónde estaba nuestra duda? En por qué podíamos aplicar el dinero en un fin o en otro. Recuerdo una frase de Arturo. Me dijo: “Con las condiciones que da CVC, lo financiamos nosotros”.

–¿Pero el Oviedo va a utilizar el dinero que llegue?

–Sí, el dinero debería llegar. Es una inversión finalista. Debemos proponerles unas inversiones para que las aprueben.

–¿Han propuesto ya alguna?

–Las primeras que hemos podido, las más sencillas, como marcadores. Y que generan retorno económico.

–Hablaba antes de Rubén Reyes, ¿qué nota le pone a Ziganda?

–Ziganda nos salvó el año en el que llegó y le estamos muy agradecidos. Tiene el Adn del Athletic de Bilbao de cuidar la cantera. Hay muchos chicos y eso nos gusta. El equipo se ha desenvuelto bien y hubo pocos partidos de los de decir: “Vaya baño nos han dado”. Es un equipo serio y trabajado. En líneas generales hemos mejorado.

–¿Usted es optimista con el play-off?

–Ojalá, la gente se lo merece. Nosotros tenemos once chavales que lo dan todo. Son seres humanos y todos tienen sus momentos. El fútbol no es una ciencia exacta. Yo creo en ellos y confío en ellos. Espero que nos clasifiquemos para el play-off y dar un paso más.

–Usted llegó a la presidencia en 2013, ¿cuánto ha cambiado el club desde entonces?

–Muchísimo. Cada vez somos más personas y tenemos una mayor estructura, más profesionalizada. Tenemos que crecer en más parcelas, pero hemos mejorado en la cantera y a nivel internacional. El club ha mejorado mucho en todos los aspectos. Y económicamente, ni le cuento.

Michu, con Vallina en su presentación como secretario técnico del Oviedo REAL OVIEDO

–Joaquín del Olmo estuvo cinco años y su salida no se aclaró del todo, ¿qué pasó?

–Lo de Joaquín fue una decisión complicada y hubo temas que no le gustaron a la propiedad. Fue una decisión un poco de todos. Joaquín se habrá podido confundir, pero también hay que aplaudirle donde acertó. Nos consiguió sacar de Segunda B después de más de una década estando fuera del fútbol profesional, que parecía un escollo insalvable. A toro pasado siempre es muy fácil analizar el fútbol. Fichas a “Pepe” o a “Juan”, parece bueno, y luego sale mal. Joaquín acertó cuando ascendimos y luego quizás no acertó en otros fichajes o en lo que fuese.

–¿Pero qué pasó con Joaquín del Olmo? ¿Tomó malas decisiones deportivas o hubo algo detrás que no se ha aclarado?

–Fue un poco de todo. No me gusta hablar mal de la gente. Se merece un reconocimiento por lo que hizo y estará siempre en el corazón de muchos oviedistas. Tenía una forma de ser muy bromista y afable. Igual no era el perfil que se buscaba.

–Ahora está Federico González...

–Tiene 74 años y un perfil completamente distinto al de Joaquín. Ha venido a ayudar en todo lo que pueda. Si ha habido desencuentros no han sido nada fuera del día a día de cualquier empresa. Cada uno tiene su criterio, lo expone, y a veces no hay puntos de encuentro, pero se buscan.

–¿La relación es buena?

–Sí. Le hemos pedido que se centre en los patrocinios y los ingresos, que es donde necesitamos mejorar. Nos está ayudando.

–Uno de los patrocinios fue NMR, que no salió muy bien…

–Si lo analizamos fríamente, fue uno de los patrocinios de más cuantía de la historia del Oviedo. Acabó como acabó. Después del covid, la crisis, que una empresa entre en concurso de acreedores no es raro, pero no es agradable. No es culpa nuestra, ya que habíamos analizado su situación financiera. Nada hacía pensar que fuese a caer. Era un buen patrocinio y sigue siéndolo. Cobramos más de la mitad.

El presidente del Oviedo, Jorge Menéndez Vallina, saluda al exalcalde, Agustín Iglesias Caunedo, en el Ayuntamiento, en una imagen de archvo

–Recibieron críticas en la junta, ¿le dolieron?

–No me duelen. Las críticas se asumen. Muchas críticas son interesadas, otras son honestas y otras desinformadas. No siempre el que te critica tiene toda la información para hacer una crítica acertada. “Es que a este jugador hay que renovarle”. Y yo que le voy a contar, ¿que gana cinco y pide veinte? No lo puedes decir, porque ya pones en la picota a ese jugador. Hay cosas que no se pueden contar y son difíciles. Muchas veces la gente no opina desde el conocimiento y esas críticas hay que tomarlas con naturalidad. Hay que aprender de todo.

–¿Está orgulloso de la Fundación?

–La Fundación funciona muy bien y César está haciendo un gran trabajo. Las escuelas en África y los campus en Estados Unidos son el ejemplo a seguir. Eso hace unos años era impensable y es algo para mostrar.

–¿Habla mucho con Arturo Elías?

–Sí, mucho.

–¿Todos los días?

–Todos los días no, que es un hombre ocupado. Todas las semanas hablamos y en lo personal le quiero agradecer todo lo que hizo por mí. Yo con Arturo he tenido conversaciones humanas espectaculares. Cuando estás en el hospital y ves todo negro… Se lo agradeceré toda mi vida.

–¿Qué le decía?

–Me decía que no me preocupase, que estuviese tranquilo, que él mismo conocía a un “wey” que se había quedado bien. Uno de los miedos que tienes cuando sufres un ictus es si te puede dar otro. Esas conversaciones me tranquilizaban y no tengo palabras. Es un líder, Arturo es un líder. De los que empuja. Tenemos suerte.

Joaquín del Olmo, a la izquierda, conversa con el presidente del Oviedo, Jorge Menéndez Vallina.| nacho orejas

–¿Qué opina del Oviedo?

–Arturo es un ganador, cada vez que pierde es el más cabreado de todos. Se enfada en el típico partido que te metes atrás. “Hay que ir a por ellos”, dice. Es ganador. Insisto, tenemos mucha suerte.

 –¿De qué está especialmente orgulloso desde que es presidente?

–Me quedaría con Cádiz, por lo que supuso. Esa sensación de quedarte sin hablar por conseguir algo tan importante. Ver al Oviedo peleando en campos de barro tantos años para conseguir salir fue muy bonito y ojalá podamos dar pronto la alegría de volver a Primera.

Diga una decisión acertada en su mandato.

–Contar con Fernando Corral y Manolo Paredes. Manolo estaba en el famoso consejo de consenso y dio un paso adelante, porque hubo mucha gente que no quiso entrar. Son gente seria, honesta y honrada.

–¿Y una desacertada?

–(Se lo piensa). Esto que estamos haciendo ahora (se refiere a la entrevista). Hemos sido herméticos y esto hay que cambiarlo. No es fácil contarlo todo, pero la gente demanda información y en eso tenemos que mejorar. Una cosa son las redes sociales, donde te pueden matar, y otra la calle. Yo no solía ir a las peñas porque tenía poco tiempo y por no crear agravio de una a otra. Iban Manolo y César y quizá tengo que retomarlo. El aficionado es inteligente y sabe lo que hay.

–¿Qué tal es la relación con el Sporting?

–El otro día me enteré que Javier Fernández tiene covid y le mandé un mensaje. Me dijo que estaba bien. Le deseo que se recupere. El Sporting… ¿Qué quiere que le diga? Es un rival, no es un enemigo. No hay que verlo como si fuese una guerra. La rivalidad es bonita y a mí me gusta ganarles y estar siempre por encima. Si no existiese el Sporting me faltaría algo: necesitaríamos otro equipo. No hay mala relación con ellos.

Menéndez Vallina, presidente de Oviedo, recibe la Copa de campeón de Segunda B de manos de Ángel María Villar. FEDERACIÓN ESPAÑOLA DE FÚTBOL

–¿El Oviedo debe ser un club vendedor?

–No, debe ser un club de cantera. El sentimiento de pertenencia es importante.

–Esta temporada dimitió y luego regresó al cargo el técnico del División de Honor, Jaime Arias, por unas supuestas presiones que en el entorno de Arias apuntaban a usted para alinear a su hijo, ¿son ciertas?

–Lo único que puedo decir es que tengo la conciencia muy tranquila. Jamás hablé con Jaime ni con alguien para que hablase con él sobre un tema deportivo. La única vez que hablé con él fue a través de un mensaje, que os lo podrá contar él. Fue recién salido del hospital, hace dos temporadas, y me encontré con que Pedro, mi hijo, estaba muy preocupado por mi estado de salud y muy metido en sí mismo. Son adolescentes y no siempre se abren a hablar con los padres. Jaime era su entrenador y solo le pregunté por cómo lo veía, pero en el plano humano, no en el deportivo. Jamás le dije nada por lo deportivo. Es él el que tiene que aclarar lo que ha pasado en todo caso, si él quiere.

–Está en el comité de la UEFA, ¿qué hace ahí?

–Me nombraron a proposición de la Federación. Se trata de estar en los órganos de dirección. Ojalá algún día estemos jugando en Europa y tengamos más influencia, pero se trata de hacer contactos y tener fuerza. El Oviedo tiene que tener voz.

–¿El Oviedo está donde se toma las decisiones?

–Está y se le escucha. En LaLiga nos ha costado, nunca hemos conseguido entrar en la comisión delegada.

–¿Por qué?

–Pues no lo sé (se ríe).

–Algo sabrá...

–Igual no hay ese feeling con Tebas igual que el que hay con Rubiales. Rubiales me llamó mucho cuando estuve enfermo, Tebas no. Pero no pasa nada, son cosas de la vida.

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