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Luismi busca ser Luismi: sus registros defensivos están lejos de los de su primera etapa en el Oviedo

El pivote, que apunta al once ante las molestias de Brugman, recupera menos balones y gana menos disputas, aunque acierta más en el pase

Luismi, de amarillo, en un choque esta temporada. | Área 11

El hombre del casco fue un soplo de aire fresco para un Oviedo atascado en 2020. Con el descenso amenazando la estabilidad del proyecto de Carso, Luismi llegó cedido en el mercado invernal desde Valladolid para convertirse de inmediato en un baluarte del centro del campo, en el capataz del trabajo defensivo. La balanza del sistema. Dejó un gran sabor de boca y por eso, parece lógico, las expectativas este verano cuando se anunció su fichaje por el Oviedo eran elevadas. Superado el ecuador de la competición puede decirse que Luismi aún está en camino de recuperar aquella briosa versión, en un camino con dificultades en forma de lesiones. Y aunque ahora esté más entonado que entonces en los pases, se echa de menos su capacidad para el robo y para las disputas sobre el césped. Luismi aún busca al mejor Luismi.

Porque lo que se vio en su primera versión en Oviedo era un pivote preparado para el cuerpo a cuerpo. Las estadísticas que mostró en aquella mitad de campaña de la 2019/20 así lo demuestran. Indiscutible con Rozada y con Ziganda, el andaluz recuperaba 7,7 balones por choque (uno cada 8 minutos) y ganaba 5,7 duelos y 2,9 disputas aéreas por partido, uno cada 15 y cada 30 minutos respectivamente. Era el especialista en las labores de intendencia. Esta campaña, su contribución en los mismos apartados ha descendido. El Luismi actual recupera 3,8 balones por encuentro (uno cada 13 minutos) y se impone en 2,4 duelos (uno cada 20 minutos) y 0,9 pelotas aéreas por cita (uno cada 52).

Ahí, en esa labor que no es tan visible para el aficionado pero que valoran de forma trascendental los entrenadores, es donde a Luismi aún le queda recorrido.

Luismi.

Porque con la pelota, Luismi sí parece atinado. Incluso más que en su primera etapa. El pivote acierta esta campaña el 80,6% de los pases; en su propio campo eleva el índice hasta el 86,3 y en el del rival lo deja en el 74,3. Hace dos campañas, Luismi daba el 74,9% de los envíos de una forma correcta. En su campo acertaba el 82,1 y en el contrario, la cifra bajaba al 68,6%.

En pleno debate sobre la necesidad o no de fichar otro medio centro en el mercado invernal, lo que parece decisivo es que Luismi empiece a entrar en la dinámica del equipo y se acerque a la versión que el Oviedo disfrutó en 2020.

Las molestias de Brugman, que ya se perdió la cita de Tenerife, parecen lanzarle de nuevo al once inicial. No lo tendrá fácil ante un centro del campo, el del Almería, que destaca por el buen manejo del balón. Parece el escenario más adecuado para que luzcan las condiciones defensivas del pivote.

Las lesiones no le están poniendo las cosas fáciles, habría que añadir. Ziganda ha intentado acoplarle al ritmo del equipo. En Valladolid, por ejemplo, le situó en el once inicial en un 4-3-3 que respondía, en parte, a que era el dibujo que mejor se adapta a sus características. Como está más protegido. Ahora, el Oviedo necesita que el Luismi de 2020 vuelva a surgir.

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