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Quedada oviedista en Málaga: "Este es nuestro año"

“Este es nuestro año, podemos ascender”, dicen los hinchas del Oviedo desplazados a Málaga, que se reunieron ayer para animar al equipo

De pie, de izquierda a derecha, Quique Fernández, Estéfano Todesquín, Fran Avello, Juan Canseco (tapado), Laureano García, Mayda López, Amparo Rubio, Innma Cabo, Juani Rubio, Javier Cabo, Carmen Escalera y Marga Cantalapiedra. Agachados, Paco González, Enrique Rivero y Damián González, ayer en el mirador de Gibralfaro, en Málaga. | X. Fernández

Paco Sánchez es un saxofonista malagueño que trabaja como taxista y que lleva toda la vida en Málaga. Ha salido pocas veces de Andalucía: una de ellas a Asturias. “¡Cómo se come allí!”. Sánchez puede presumir –y lo hace– de haberse criado con Antonio Banderas, una institución en la ciudad de la Costa del Sol, que en manga corta y bermudas ya calienta motores para la temporada de verano, a unos 23 grados y un sol que abrasa.

Sánchez no parece especialmente futbolero, pero sigue al Málaga y da la clave, según él, de los males del equipo, que lucha por no descender mientras los malagueños ya invaden las playas entre espeto y sardinas. “Mira, aquí llegan buenos jugadores, pero en Málaga tienen muchas distracciones, se pierden y no dan lo mejor de ellos. Es que en Málaga hay mucho qué hacer: ¡No veas!”. Y es verdad, en mayo hay mucho que hacer en Málaga.

Por ejemplo: ganar por séptima vez seguida, mantener la ilusión del oviedismo por el ascenso y seguir anclados al play-off. Esa es la misión del Oviedo de Ziganda, que esta tarde se prueba en La Rosaleda ante un Málaga muy necesitado que prepara una caldera (18.15 horas, Movistar) para ponérselo difícil a los azules.

Para contrarrestarla, un pequeño ejército oviedista lleva días en la ciudad, concentrado para animar a los del Cuco y cantar bingo otra vez en este final de Liga que parece soñado. “Este puede ser el año, podemos subir y vamos a ganar al Málaga”. Así coincidían ayer catorce peñistas del Oviedo, reunidos por LA NUEVA ESPAÑA en lo alto de Málaga, en el mirador de Gibralfaro. Desde allí veían toda la ciudad y también la costa andaluza. En el horizonte se atisba un ascenso. Los kilómetros no importan para apoyar al Oviedo: casi mil entre málaga y la capital asturiana.

Por allí andaban Laureano García y su mujer, Mayda López, peñistas de El Frondigo. Historia curiosa la suya: son los hinchas más viajeros de toda la afición. Calculan que solo se habrán perdido un par de desplazamientos: “Girona y Almería”. El logro asombraba el resto de los peñistas. “¿Y cómo te arreglas con el curro?”, le pregunta Paco González, de la peña La Esquina. Respuesta fácil: “Organizo las vacaciones teniendo en cuenta los partidos”, responde García, que trabaja en la construcción y además lo suyo tiene doble mérito, ya que no puede subirse a un avión por su vértigo. “Me subo al coche y hago kilómetros”, explica. Los hinchas de La Esquina eran de los más marchosos de la cita. Llevan unos días de vacaciones y llegaron ayer a Málaga procedentes de Benalmádena.

“No conocíamos la ciudad y aprovechamos para hacer turismo: solo falta que acompañe el equipo”, aseguraba Enrique Rivero. Amparo y Juani Rubio, hermanas y peñistas de La Casuca y Herrero, eran las más confiadas. “¿Cómo no va a ganar el Oviedo? ¿Tú crees que vamos a organizar este viaje para verlos perder?”, bromeaban. Pero la confianza en las posibilidades del Oviedo iba totalmente en serio: ya tienen organizado el siguiente viaje, para jugar ante Las Palmas. “Hay que mirarlo todo con tiempo, porque me da que este año subimos”, decía Amparo.

La peña Riosa también hizo acto de presencia, con Javier Cabo e Inma Cabo como representantes oficiales. Cerca estaba Estéfano Todesquín, de la peña azul Mallorca. “Este año es para ilusionarse”, aseguraban todos. Damián González, presidente de la peña Minuto 51, acudió a la cita en el mirador con Marga Cantalapiedra. Y Carmen Escalera, de Herrero, ponía la parte más veterana. “Vi al Oviedo en Primera y quiero volver a sentirlo”. Hoy volverán a verse en La Rosaleda junto a cientos de oviedistas. Objetivo: seguir soñando.

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