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Cervero no cierra la puerta a volver al Oviedo y explica su pedida de mano: "Me dije: esta es la mía"

“Le dije: Diego, si me pides matrimonio, que sea algo íntimo”, dice Tatiana Ruiloba, que le dio el sí a Cervero tras el ascenso del Numancia

Diego Cervero y Tatiana Ruiloba, en Los Pajaritos antes del partido ante el Ebro. | D. C.

A Diego Cervero le rondaba la idea por la cabeza desde hace tiempo. Su mejor amigo, Angelín, le había pedido matrimonio a su novia en Italia. “Me dije: en breve, si ascendemos, es la mía”. Por eso el exdelantero del Oviedo, ídolo del Numancia tras el ascenso a Primera RFEF, movilizó a sus compañeros. “Les dije que me ayudasen, que bajasen a sus mujeres al césped del campo y que ahí me lanzaría yo”.

El problema fue finalmente logístico: no había anillo de compromiso porque tardaba un mes y medio en llegar, en ningún caso a tiempo para la celebración del ascenso del club soriano. Pero el momento eufórico, una afición aclamándole y el amor a flor de piel hizo el resto. “Me dije: es mi momento, es mi momento. Me dejaron un anillo unas crías y...”.

Y el resto está grabado: Cervero pidiendo matrimonio a su novia, la asturiana Tatiana Ruiloba (Alles, Peñamellera Alta, 1986) en plena celebración del ascenso del Numancia en Soria. “No soy tímida, pero sí bastante discreta y Diego llevaba tiempo avisándome con que me podía pedir matrimonio. Le dije: ‘Diego, lo único que te pido es que sea algo íntimo’”.

Acabó siendo todo lo contrario, ante miles de personas, aunque Ruiloba, técnica de rayos y auxiliar de enfermería en Cantabria, parece encantada. Él, en cambio, todavía parece descolocado. “Me pasaron tres cosas en una: ascender, colgar las botas y pedir matrimonio. Cuando daba la vuelta al campo no paraba de llorar y pensaba en el pasado. Me acordaba de Arteixo, Caravaca, Mallorca B, Cádiz... No he sido muy bueno, pero he tenido una carrera tremenda”, dice Cervero, que ahora quiere dedicarse a la medicina.

Antes, asegura, descansará tras una temporada dura en lo físico que empezó en el Atlético San Luqueño y acabó en el Numancia, sin perder un ápice de pasión por el fútbol. “Diego vive todo con muchísima intensidad”, enfatiza Tatiana, que explica su historia con el exoviedista, al que conoce desde hace tiempo, aunque llevan saliendo ocho meses. “Un día se cabreó y me dejó de hablar. Se enfadó conmigo con mucha pasión”. Cervero interviene. “Fredy, el primo de Tatiana y gran amigo mío, de Llanes, se murió y decidí ponerle un mensaje. Tengo claro que si no llega a ser por él no estaríamos saliendo”. Pero lo hicieron. Ahora miran hacia un futuro que, quien sabe, podría ser azul. “¿Regresar al Oviedo? Todo se dará a su tiempo, tengo muy buena relación con gente del club, como David Mata, Mario Prieto, Jaime Álvarez… Yo soy oviedista hasta la muerte y ahora empiezo otra vida, las cosas no hay que forzarlas”, dice Cervero.

“Lo dije hace poco: si me dan una moneda y en una me ponen ascenso del Oviedo y en otra del Numancia escojo la del Oviedo”, asegura el exariete azul, ídolo en la época del barro y miembro de la plantilla que logró el último ascenso del club, al fútbol profesional en el año 2015. Si el Oviedo sube este año, regresaría a la élite justo en el curso en el que Cervero cuelga las botas. “La verdad es que sería la leche. Yo ya hice mi trabajo y en breves estaré en Oviedo para ver el último partido de Liga. También, por supuesto, me quedaré para el play-off si lo jugamos. Lo viviré como un exfutbolista. Iván Ania me dijo: ‘Diego, tú ahora te retiras, pero siempre vas a ser futbolista’. Que me diga eso un símbolo del club me llega”, finaliza el todavía jugador, sin anillo de compromiso, pero con fecha para boda y un deseo: que el equipo azul ascienda.

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