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El bisturí del Oviedo: cabeza fría para el final de Liga

El Oviedo, que debe recuperar la seguridad defensiva, se jugará medio play-off ante Las Palmas

Obeng, junto a Costas, celebra su tanto ante el Zaragoza en el Tartiere. | Luisma Murias

Vaya por delante que el partido, como el fútbol, no se puede explicar desde la lógica. Hay noches como la de ayer en las que pasa de todo y ese todo no se puede describir. Basta decir que el Oviedo-Zaragoza (3-3) fue una locura, sobre todo en la primera parte: cinco goles, infinidad de acercamientos y grandes paradas de los dos porteros. El Oviedo encajó tres goles, más que en los últimos tres meses en el Tartiere. Ver para creer. Ni el Valladolid, ni el Fuenlabrada, ni el Leganés ni el Mirandés le habían hecho un rasguño. Un Zaragoza de vacaciones y con papel de regalo, en cambio, le desnudó por momentos. Lo mejor: la reacción del público e incluso el botín, un punto que puede parecer una limosna vista en caliente y un tesoro visto en frío, con lo poco que queda por delante. Lo peor, sin duda, el nerviosismo de los jugadores en el campo, probablemente inevitable con tantas emociones en juego. El empate es un serio aviso. La cabeza fría será fundamental para aspirar al ansiado play-off, porque se avecinan instantes de “tensiómetro” en mano. El Oviedo hizo agua en defensa y en gran parte del encuentro no fue el conjunto serio y sólido que logró una racha triunfal. Ahora, como dijo el Cuco, necesita “hacer un partidazo en Las Palmas”. Garra para hacerlo tiene, como demostró ayer con el partido cuesta arriba. Falta recuperar la calma y la seguridad, que la hay. En Las Palmas, se sabía, se jugará una final.

Bastón logra su última diana

Se dice pronto: 20 goles de Borja Bastón con la camiseta del Oviedo. Y eso que ayer no fue su noche. El ariete azul anotó ayer el primer tanto del conjunto carbayón. Fue de penalti. Y lleva siete desde los once metros. En la segunda parte pudo meter otro, pero Cristian le adivinó las intenciones. Bastón falló. Fue su tercera pena máxima errada en lo que va de temporada: Valladolid, Real Sociedad B y ayer frente al Zaragoza, amén de uno ante el Lugo que luego convirtió al mandar el árbitro repetir el lanzamiento. Pese al error, Bastón se ha ganado a base de goles un hueco entre los grandes arietes del Oviedo en el fútbol profesional. El último en lograr una veintena de goles fue Oli, en la campaña 1996/1997, en la última gran etapa azul en lo más alto del deporte rey. Dely Valdés hizo 19 dos años después. Luego llegó el descenso y el periplo por el barro. Después de Toché, el honor del gol en Segunda es de Bastón.

La gran intervención de Femenías

El partido acabó en bajón para el Oviedo. Por todo. Había ilusión a raudales ante un equipo sin nada en juego y el destino del fútbol dejó un punto en el Tartiere ante el Zaragoza de JIM (3-3). Pero pudo ser peor. En el minuto 96, tras un error en la entrega de Montiel, el Zaragoza rozó el cuarto gol en una contra, con el Oviedo volcado en lograr el tanto de la victoria. Femenías se hizo grande y salvó el gol de Vada con una intervención de muchísimo mérito. Quién sabe qué más salvó Femenías y lo que puede valer esa parada al final del curso. El punto, que dejó cierta decepción en la parroquia azul, tiene su valor teniendo en cuenta la tabla. Una derrota del Oviedo hubiese sido fatal. Ese posible cuarto gol, una losa. Femenías no pudo evitar el empate, pero sí la derrota para dejar al Oviedo quinto con 65 puntos, uno más que Girona y Las Palmas.

La enfermería y las cuentas

Los laterales están siendo la cruz de la enfermería del Oviedo. Hasta ayer la baja era Lucas, a partir de hoy también es Cornud. El lateral francés, titularísimo, cayó lesionado ante el Zaragoza y a falta de parte médico su estado preocupa –y mucho– en el club y el cuerpo técnico. De momento, Mossa se apunta a la final por el play-off, en la que el Oviedo se mantiene quinto clasificado con 65 puntos tras el empate de ayer. Le sigue el Girona, 64, Las Palmas, 64 y la Ponferradina, 63. Por delante, el Tenerife, con 69.

Montiel, solo 15 minutos

En el primer balón que tocó recibió del portero, se giró, enfiló la carrera hacia el campo del Zaragoza y acabó atropellado por un rival: amarilla. En el segundo, lideró un contraataque. En el último, he ahí la nota negativa, un error suyo casi cuesta un gol. Pero su mera presencia, teniendo en cuenta su estado de forma, condiciona al rival. Y eso que ayer solo tuvo quince minutos, con la promoción en juego, para mostrar su fútbol. Montiel, de largo el hombre del ataque azul, salió en el tramo final del partido para intentar lograr la remontada. El Cuco se había acostumbrado a dejarle la media hora final, aunque ayer esperó quince minutos más. Un mundo tal y como estaba el partido. Montiel entró por Carlos Isaac y Viti, que había entrado por Sangalli, pasó al lateral derecho, un cambio que el Tartiere reclamaba prácticamente desde que empezó la segunda mitad. El Cuco no lo veía claro.

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