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El Tartiere pide una fiesta: la afición empuja por un play-off

El Oviedo debe ganar y que pierdan Girona o Las Palmas para colarse en la promoción ante un estadio que registrará una gran entrada

Los jugadores azules, antes del partido ante el Mirandés. | Juan Plaza

Los primeros esfuerzos llegaron el pasado 7 de julio, ahí es donde el Oviedo empezó a sudar en su estreno de la pretemporada en El Requexón. En la cabeza de todos, una idea que pocos se atrevían a pronunciar públicamente: el play-off de ascenso. Ese ha sido el objetivo de los últimos 10 meses. Ahora, el Oviedo se juega alcanzar la anhelada meta en tan solo 90 minutos, con el añadido de que dependerá de lo sucederá en otros escenarios. Casi un año de trabajo en juego. Un sueño en suspiro. El fútbol siempre reserva finales que ni el más retorcido de los guionistas hubiera planificado.

La temporada ha dejado más sonrisas que lágrimas, pero también ha incluido resbalones y dudas. La campaña ha servido para forjar talentos de la casa en la competitiva Segunda División, pero admite la cuestión de qué hubiera pasado si el equipo hubiera enderezado antes su rumbo. El partido ante el Ibiza (20 horas, Movistar), en combinación con el Burgos-Girona y el Sporting-Las Palmas, dirá si la temporada acaba con el pulgar hacia arriba o hacia abajo en cuanto a la cuestión del play-off, pero el análisis sosegado habría que hacerlo independientemente del desenlace último.

Pero eso llegará cuando la temporada eche el telón. De momento, el Oviedo se resiste a hacerlo. Quiere más. Que no se cierre el Tartiere a eso de las 22.00 horas, que el estadio se prepare para lo que viene luego, una fiesta mayúscula, una invitación a regresar a la Primera División, donde no transita el equipo azul desde 2001.

Al partido se puede aproximar uno desde una perspectiva más optimista o quedarse con el vaso medio vacío, pero es indiscutible que nunca el equipo había estado tan cerca de la Primera División en los últimos 20 años. Es una oportunidad de oro.

Así ha parecido entenderlo la afición, que ha respondido de forma ejemplar al llamamiento del club: que el Tartiere se vista de gala. Puede ser el último acto de una campaña que volvió a ilusionar al oviedismo o ser el atajo a los play-off, pero los seguidores parecen haberse enganchado al equipo en una recta final trepidante, a pesar de la última racha, 2 puntos sobre 9, que evita que los azules dependan ahora de sí mismos.

Así que el Tartiere se acercará a los 20.000 espectadores tras el éxito de la campaña de acompañantes de socios y se prevé que las radios y aplicaciones del móvil informen al momento de lo que sucede en otros lares. El oviedismo divide sus ánimos entre el Tartiere y El Plantío (la gran mayoría da por imposible que el Sporting eche un cable contra Las Palmas).

También jugará el elemento psicológico, por supuesto. Salir enchufado, meter rápido, pasar la presión a los rivales… Detalles que en otras jornadas no cuentan. En las últimas fechas de la competición pesan más las emociones que la pizarra. El Oviedo cree y el Tartiere le empuja a intentarlo. Todos con el mismo objetivo: que la de hoy no sea la última cita.

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