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El único error de Rubén Reyes: así se gestó su salida hacia el Getafe

El asturiano cerró su fichaje por el club madrileño antes del Oviedo-Zaragoza e intentó ocultarlo sin éxito

Rubén Reyes, en el Tartiere

Rubén Reyes acertó en la mayoría de sus fichajes como director deportivo del Oviedo. Tampoco le salieron mal las bajas y las “no renovaciones”. ¿Quién se acordó esta temporada de Sergio Tejera? Sin embargo, calculó fatal los tiempos de otro adiós, el suyo propio al Getafe tras once meses en el cargo, provocando un cabreo palpable en todos los estamentos del Oviedo. Al club se le quedó cara de tonto viendo como el directivo de moda, el del “proyecto a largo plazo”, se iba antes de tiempo y casi sin avisar. Él, un tipo hermético, discreto y con alergia al foco, se va decepcionado con la entidad, donde se ha sentido “poco valorado”, como así ha confesado sus cercanos una vez que su marcha al club azulón se confirmó. El adiós que pilló al Oviedo de imprevisto se empezó a fraguar hace ya dos meses, según fuentes conocedoras de los entresijos de la operación. Reyes, exjugador del Getafe, era la tercera opción para la dirección deportiva tras la salida de Ángel Martín González, ex del Oviedo.

El asturiano, un directivo con caché después de su exitosa puesta de largo como primera espada en la entidad azul, tenía por delante a otros dos candidatos. El primero era Ramón Planes. El segundo, un viejo conocido del Oviedo, presente en el famoso “casting del Marriot” y descartado por el club azul en 2019 tras la salida de Michu: Jordi Lardín. Ni Planes ni Lardín cuajaron finalmente en el Getafe y Reyes, hace veinte días, tras el empate del Oviedo frente al Málaga y antes del partido ante el Zaragoza, volvió a coger fuerza en el club presidido por Ángel Torres. Al gijonés le ilusiona otro cambio de aires. Incluso pese a la posibilidad que había en ese momento, con el equipo azul en racha, de ser el director deportivo del Oviedo en Primera División.

En su decisión intervienen varios factores. Además de la notable mejora económica y la posibilidad de subir de categoría, uno esencial: el familiar. La mujer de Reyes vive en la capital y en estos momentos no tienen posibilidad de trasladarse a Oviedo. Blanco y en botella. El Oviedo no se huele absolutamente nada de la operación, centrado en el play-off y en que nada le desconcentre de lo deportivo. Las negociaciones entre el Getafe y Reyes van viento en popa. El asturiano habla incluso con Quique Sánchez Flores, técnico azulón, con influencia en las decisiones deportivas. El entendimiento entre los dos es total. El lunes previo al Oviedo-Zaragoza hay luz verde. No hay firma, pero todo queda acordado. Los años de contrato, el sueldo y las cantidades. Todo.

Únicamente queda el garabato, que se puso sobre el papel la semana pasada. Reyes pide que todos los movimientos se anuncien a final de temporada para no manchar su salida del Oviedo, que no iba a ser un problema ya que no existe cláusula alguna que le impida irse. El Getafe lo acepta, pero el plan tiene una fuga: una filtración en la semana previa a Las Palmas que sale del club madrileño y llega a los medios justo cuando el equipo azul se juega un pase a Primera. Entonces el Oviedo descubre todo el pastel ante la incredulidad general, también en el vestuario y en el cuerpo técnico. Reyes aparenta normalidad. Sonriente y amable sigue como siempre el entrenamiento en El Requexón a pocas horas de que el equipo viaje a Las Palmas para la penúltima jornada.

Reyes va con la expedición azul, que ya sabe que su director deportivo se irá. En Canarias el sueño del play-off se empieza a esfumar mientras el club ya busca un sustituto para Reyes, que el sábado antes del partido ante el Ibiza tuvo sesión intensa de peluquería para estar impecable hoy en su despedida del Oviedo y próximamente en su presentación con el Getafe.

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