La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Sabino Zubeldia Portero del Real Oviedo entre 1985 y 1992

«Las ideas del Grupo Pachuca pueden contribuir al ascenso»

«Ziganda, junto con Anquela, fue el entrenador que mejor rendimiento le sacó a la plantilla en los últimos años»

Por la izquierda, Sabino Zubeldia y Vicente González Villamil IRMA COLLIN

A dos semanas de que empiece la temporada, hay una palabra que no se le cae de la boca a la afición azul: ascenso. La última vez que el Real Oviedo ascendió a Primera, allá por 1988, custodiaba la portería del Tartiere un guardameta ya entonces veterano, de pocas florituras y mucho oficio. Responde al nombre de Sabino Zubeldia (San Sebastián, 1955).

–No se habrá olvidado del ascenso del 88…

–¡Por supuesto que no! Fue tan deseado como inesperado. Después de doce años con el Oviedo lejos de Primera, jugando incluso una temporada en Segunda B (1978-79)… Además, fue increíble la forma en que se consiguió: ascendiendo en Mallorca, en el play-off, contra todo pronóstico. Nos hizo una ilusión tremenda. Se desbordó la alegría en toda Asturias. ¡Impresionante!

–¿Festejará el oviedismo un ascenso dentro de unos meses?

–Siempre es deseado, y todos necesitamos ilusionarnos, pero es muy difícil. El año pasado estuvimos ahí, una pena habernos quedado fuera del play-off por tan poco. En el último tercio de la competición, que es donde se logran los ascensos, el equipo compitió muy bien. Este año hay que partir de cero, dándolo todo para estar ahí. No hay que perder de vista que influyen muchos factores. Hay diez equipos que tienen la exigencia del ascenso y que han formado plantillas pensando en ese objetivo: va a ser muy duro.

–¿Qué opina del desembarco del Grupo Pachuca?

–Fue una sorpresa. Carso lo hizo fenomenal, sobre todo en lo económico, saneando al club y sacándolo de la ruina. Es cierto que a todos nos hubiese gustado ascender al segundo año, pero esto no funciona así. Creo que Carso hizo bien en traspasar el Oviedo a un grupo más especializado en el fútbol. Yo confío en que todo vaya bien. Creo que Pachuca puede ayudarnos a dar un pasito más en lo deportivo; que sus ideas pueden contribuir al ascenso. Tengo entendido que van a optar por una forma de dirigir el club más cercana, con un presidente que viva en la ciudad. Eso hará que todo se dé con mayor agilidad en toda la estructura deportiva.

–¿Le convence la confección de la plantilla?

–Entiendo que Pachuca sabe lo que hace. Hay nombres nuevos, algunos cambios… debemos darle tiempo para analizar si hemos mejorado. Yo, más que en nombres, creo en la fuerza del colectivo, del grupo. Puedes tener cuatro figuras y que no sirva para nada porque no tienes un equipo. Y en cambio puedes no contar con ninguna estrella y hacerlo muy bien, máxime en una categoría tan igualada como esta. De todos modos, es obvio que tener buenos jugadores, como Borja Sánchez, con último pase y calidad, siempre ayuda.

–¿Cómo valora el cambio de entrenador?

–Creo que Ziganda sacó un partido muy importante a la plantilla. Junto con Anquela, es el entrenador que mejor rendimiento le ha sacado a los jugadores del Oviedo en los últimos tiempos. Bolo viene con ilusión y ganas, después de hacerlo muy bien en la Ponfe. Hay que apoyar al equipo, al míster y a los nuevos rectores, porque todos queremos lo mejor para el Oviedo.

–Cuando cierra los ojos y piensa en su carrera, ¿qué se le viene a la mente?

–Fueron unos años estupendos. Estuve nada menos que diecisiete años en el Real Oviedo, primero como jugador y luego como empleado. Tuve momentos mejores y peores, pero en general mi tiempo aquí fue fantástico, sobre todo en esas temporadas inolvidables en Primera.

–Tras su retirada, siguió ligado al Oviedo. ¿Qué papel desempeñó?

–Fui director comercial, una figura recién creada en ese momento. Ahora todos los clubes cuentan con esta figura que gestiona los recursos externos, como publicidad y marketing, pero en esa época fuimos pioneros, junto al Barça, que por aquel entonces iba por delante de todos. Tuve que hacer un poco de todo. Cuando acabó mi etapa como director comercial, estuve en El Requexón, ayudando en facetas más centradas en el juego. Disfruté esa etapa, pero, como todo el mundo sabe, tienen que acompañar los resultados… y tuvimos la desgracia de descender, y entonces empezaron los momentos complicados. Entró gente nueva a dirigir el club, y el equipo pasó unos años complicados. Abandoné el Oviedo en 2001, tras bajar a Segunda. Luego me dediqué al mundo comercial. Estuve en una empresa de embutidos, en dos de distribución de vino, en otra de latas y botellas… y ahora, desde hace dos años, estoy jubilado.

–¿Qué es lo que más añora de ser futbolista?

–¡Uf! Hace mucho que no juego. Los primeros 15, 20 días sí que se me hizo un poco raro, pero enseguida me enfoqué en la labor en el área comercial que me propuso el club y fue una actividad constante, un aprendizaje continuo; no tuve tiempo de pensar que ya no era jugador. Además, la realidad te pone en tu sitio: aunque con 37 años te sigas viendo bien, has de asumir que llegó tu hora. No se puede vivir de los recuerdos. Me retiré hace ya 30 años: la vida continua, no se puede vivir de la nostalgia.

Compartir el artículo

stats