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Portero del Oviedo, oficio inestable

Tras la marcha de Femenías, la portería del Tartiere, un polvorín desde el ascenso, busca dueño

Las imágenes de la presentación de Luengo y Braat en el Oviedo y el entrenamiento azul Miki López

Lejos quedan los tiempos en los que el aficionado oviedista no vacilaba en el primer nombre cuando recitaba de carrerilla el once de su equipo. Épocas como la de Viti, Sabino Zubeldia o Esteban, en las que el portero era siempre el mismo "y no hay más que hablar". Tras ascender a Segunda División en 2015, en la portería carbayona ha reinado la inestabilidad. Con el paréntesis de los dos últimos años, en los que Femenías tomó el puesto por la pechera, ganándose el favor de Ziganda en detrimento de un Brazao que llegó cedido del Inter de Milán para chupar banquillo.

Cuando en marzo de 2016 Esteban abandonó su área en el Tartiere para despejar un balón dividido, no podía presagiar que ahí empezaría a escribirse el principio del fin de una trayectoria de aroma interminable. El portero, de entonces 41 años, colisionó con un futbolista del Valladolid, lastimándose la espalda. Aquél fue su penúltimo partido en Liga con el Oviedo; el último, en casa contra Osasuna, se saldó con una goleada visitante (0-5), presagio de la inestabilidad que presidiría la portería del Tartiere hasta la llegada de Femenías.

Tras la lesión del longevo arquero asturiano, guardameta en el ascenso y en las dos primeras temporadas del Oviedo en su regreso a Segunda, el arco del Tartiere se quedó sin dueño. Rubén Miño relevó a Esteban desde su lesión hasta el final de la temporada. El canterano del Barça dispuso de 13 encuentros, en los que encajó 11 goles.

Miño abandonó el Oviedo ese mismo verano rumbo al exótico fútbol chipriota. Le sustituyó Juan Carlos, que convenció al entonces técnico Fernando Hierro para disputar los 42 partidos del campeonato 2016/17. Después, mucho vaivén: Alfonso Herrero le movió la silla a un ya cuestionado Juan Carlos en la temporada siguiente. Sin embargo, Herrero, sospechoso por su poca fiabilidad, jamás llegó a asentarse como titular indiscutible y sería reemplazado, en el curso 2018/19, por un Champagne que tampoco se erigió en adalid de la consistencia y obligó a pescar cedido a Lenin en invierno de 2019. El ucraniano, tras cuajar unos notables seis meses en el Principado, regresó al Real Madrid.

Ahora, tras dos años de estabilidad con Femenías, dos hombres luchan por un solo par de guantes: Tomeu Nadal contra Quentin Braat. Veteranía versus juventud. La decisión, en manos ajenas: las de Bolo.

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