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Chani bendice a Pachuca: el emotivo encuentro entre el socio número 1 y el nuevo dueño del Oviedo

"Me dan buenas sensaciones, que repitan lo de subir a todos los equipos en los que entran", dice Juan Serrano, el abonado azul más antiguo

Juan Serrano y Jesús Martínez, ayer, en el antepalco del Tartiere. | Irma Collín

Fue un talentoso interior derecho, de los de antes, de los que miraban hacia adelante sin titubeos, y destacó en el filial de Oviedo. Le faltó ese último paso tan complicado para llegar al primer equipo y decidió pasarse a la grada. Y de eso, de su rol como aficionado, hace ya algún tiempo. Tanto, que nadie colecciona tantos años de oviedismo como él. Juan Serrano, Chani, tiene 98 años y es socio desde 1940. El número 1, el más antiguo del Oviedo. "No, no, desde antes", se apresura él a matizar enérgico. "Lo que pasa que antes de 1940 no había registros de socios, y por eso sale esa fecha en el carnet". La fidelidad a su Oviedo, queda claro, es para él un motivo de orgullo.

Y hacia Chani se fue directo Jesús Martínez, el nuevo dueño del Oviedo, en el acto celebrado ayer en el antepalco del Tartiere que sirvió de nexo entre los hombres de Pachuca y diversos estamentos del oviedismo. "Vengo a felicitarle, ¡pero si está usted entero!", le entró el mexicano. Y Chani, sonriente desde que pisó la sala, le estrechó la mano en una carcajada.

Allí, en uno de los sofás del antepalco, Martínez compartió confidencias durante unos minutos con el socio más antiguo. El presidente de Pachuca le resumió el funcionamiento del grupo, y Chani se quedó con una idea que le cautivó. "Me contó que todos los equipos en los que había entrado estaban en Segunda y les habían llevado a Primera. ‘Pues esa es la mejor noticia que me puede dar usted’, le contesté". Martín Peláez, nuevo presidente del Oviedo, también saludó y charló con él.

Tras presenciar mil batallas futbolísticas, Chani eleva el listón. "Me han dado muy buena impresión, pero lo que yo deseo es que eso de que suben a todos los equipos en los que entran lo cumplan aquí también", apunta el veterano, un libro abierto de anécdotas y vivencias.

"Lángara y Herrerita eran dos futbolistas impresionantes, pero diferentes. A Lángara, como le cayera el balón era gol seguro. Pero Herrerita era más completo".

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"¿El mejor futbolista que vi yo? ¡Herrerita!", responde a bote pronto. Pero se le lanza el debate: ¿Y Lángara? "Bueno, estaba Lángara, sí. Dos futbolistas impresionantes, pero diferentes. A Lángara, como le cayera el balón era gol seguro. Pero Herrerita era más completo".

Jesús Martínez conversa con Juan Serrano, en presencia de Chitina Serrano IRMA COLLIN

Con Lángara precisamente compartió vivencias. Fue en la segunda etapa del vasco en el Oviedo, ya de vuelta de México, a mediados de los 40. "Yo estaba en el Oviedo Aficionados (el filial) y compartimos algunos entrenamientos. Después, hicimos amistad", recuerda. En aquel filial había un futbolista que destacaba por encima de todos. "El mejor era Falín. Se le veía futbolista desde joven, era otra cosa".

En su extenso álbum de recuerdos, algunos nombres propios. "En la Delantera Eléctrica pocos hablaban de Gallart, el interior. Parecía que no jugaba nada… y era un monstruo", recuerda. De épocas posteriores, Chani se queda con dos medios: "Paquito era un jugador fenomenal. Y a mí me encantaba Iriarte, el ‘Pulpo’. Le dieron menos importancia de la que se merecía".

Juan Serrano respiró oviedismo desde bien joven. Y tocó el primer equipo con la yema de los dedos, pero le faltó el escalón final. Aquel sueño de llegar a jugar en su Oviedo no pudo alcanzarse, cosas del fútbol, y tocó animar desde la grada. Al menos le quedó el consuelo de que dos de sus hijos sí lograron vestirse la zamarra azul: Jaime Serrano y Pedro Serrano, futbolistas del primer equipo a comienzos de los años 80.

Ahora, Chani observa las evoluciones del Oviedo con el deseo de que vuelva a la cima. Está pendiente, sí, pero con algo de distancia. Se informa, explica, leyendo LA NUEVA ESPAÑA y mirando los resultados cuando acaban los encuentros. "Ya no veo los partidos porque me ponía muy nervioso. La última vez que vine al campo fue cuando me invitó el club… ¡y perdimos! Dije, ‘pues no vuelvo más", comenta entre risas, en referencia al 0-1 con el que los azules cayeron ante la Real Sociedad B en marzo.

Y aunque dice no seguirlo tan de cerca, sí percibe ese creciente optimismo que se ha instalado en el oviedismo desde la llegada este verano de los nuevos dueños. "Ya les dije a los dos (en referencia a Martínez y Peláez) que dependemos de ellos. Nosotros, a animar. Pero que la cosa acabe bien depende más de ellos". Palabra del socio número 1.

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