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El Oviedo cierra la pretemporada con buen juego y poca pólvora: 0-0 en Santander

Bolo empleó un 4-4-2 con un equipo que se parecerá bastante al que inicie la liga el próximo día 15 ante el Andorra

Hugo Rama, ante Vicente Real Oviedo

 

El Oviedo cerró los ensayos en Santander, antes de encarar las cosas serias, las que ponen los puntos sobre la mesa, en una línea continuista a la del verano. Ya se había podido ver en capítulos anteriores: bien plantado, el equipo ofrece buenas sensaciones. Aunque aún le falta esa chispa que haga saltar todo por los aires. El 0-0 con el que los azules concluyen la pretemporada mostró a un equipo mandón con la pelota y seguro en su área. Aunque sin apenas opciones ante el arco rival.

Hay que agradecerle a Bolo, vaya por delante, el intento por darle al Oviedo una vuelta de tuerca respecto al equipo rocoso y áspero, para los rivales, que forjó Ziganda el año pasado. Ahora, se trata de mantener la seriedad, que a los enemigos se les tuerza el gesto cuando sepan que les toca pelear con el Oviedo, pero también quiere el técnico darle su toque personal.

Por eso, el equipo ahora trata de aglutinarse con la pelota, de no abrazar tanto la vía directa como fórmula para evitar problemas. El ejemplo más claro lo muestra Hugo Rama, media punta algo inconstante de nacimiento; pivote aseado desde que lo adoptó Bolo.

Al gallego le fallan algunos automatismos, como mayor fiabilidad en las zonas de construcción, pero le sobra talento para asociarse con sus compañeros. Es, la de Rama, la aportación más original del técnico en una pretemporada que, esta vez sí, ha servido para acoplar todas las piezas con tiempo suficiente.

La última prueba descubrió, en primer lugar, algunas pistas de por dónde pueden ir los tiros en la primera cita liguera, la que enfrenta a los azules con el Andorra el día 15 en el Tartiere. Por ejemplo, si lo de Santander era un ensayo general, Tomeu Nadal parte con un cuerpo de ventaja sobre Braat en la pelea por la meta. Queda por ver si lo El Sardinero era una declaración de intenciones firme o una mera cuestión de reparto de minutos: tú a Avilés y yo a Santander. En todo caso, alinear a Nadal con la zaga teóricamente titular parece darle algún tipo de ventaja.

Junto a Nadal, Bolo alineó a Lucas, Tarín, Calvo; Viti, Luismi, Rama, Borja Sánchez; Bastón y Obeng. Tomeu se sintió desde el inicio del choque con la misma tranquilidad que una zaga que parece heredar las buenas costumbres de la temporada pasada. Con Costas aún al margen, el jefe es Calvo. Cualquier intento de aproximación del Racing murió cuando la pelota se acercó al espigado zaguero.

El Oviedo se instaló en campo del Racing y desde ahí, bien asentado, trató de encontrar a Rama y que este eligiera la mejor opción, lo que la mayoría de las veces le llevó a ceder a Borja, acostado en la izquierda. Lo de las sanas costumbres del pasado reciente también incluye a Borja como elemento diferente.

Rama se sacó de la chistera un centro medido a los 13 minutos que Obeng no supo rentabilizar con un cabezazo franco. Parera despejó como pudo. Probó otra vez el Oviedo antes de la media hora con otro viejo recurso: carrera de Viti. Pero el portero local desbarató con el pie el centro del extremo.

El Racing, sometido casi todo el tiempo, sí disfrutó de mayor protagonismo al final, pisando el área azul en un par de ocasiones. Sin apenas rasguños para la fortaleza que encabezó Nadal.

Tras el descanso, ya con sangre fresca en los racinguistas, apenas se alteró el guion. Siguió el Oviedo monopolizando el balón. Aunque el Racing asustó primero. Nadal salvó un remate de su excompañero Matheus en la única fisura del muro carbayón.

Superado el minuto 60, empezó el carrusel de cambios. Aceves y Flores le dieron nuevos bríos al Oviedo, ya con Enrich como referencia en lugar de Bastón. Los dos mexicanos son futbolistas de buen pie, les falta, o eso al menos parece, encontrar una versión más práctica y directa.

También pudo verse en liza una alternativa en la libreta de Bolo, ya que los azules pasaron a cerrar con tres centrales (Luengo-Tarín-Calvo), con Sangalli y Aceves recorriendo los carriles arriba y abajo.

Murió el ensayo con reparto de poder, con la defensa azul achicando los tímidos intentos del Racing y con Javi Mier tratando de sorprender desde lejos. La pretemporada ya es cosa del pasado. Toca ponerse la armadura para la batalla. El Oviedo de Bolo entra en liza con mejores sensaciones que resultados (siempre son orientativos a estas alturas) estivales. Pero será el Andorra el que decida si los azules llegan a la primera estación preparados para las más altas cotas.

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