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Así llegó Roberto Suárez a la dirección deportiva del Oviedo

El asturiano accedió al cargo en un día frenético después de que el club decidiese no esperar más por Reyes

Presentación de Roberto Suárez como director deportivo del Real Oviedo MIKI LOPEZ

Probablemente ni el protagonista esperase este final. La tormenta perfecta en el Oviedo acabó con Roberto Suárez aupado a la dirección deportiva del club azul hace justo una semana. La decisión, inesperada dentro y fuera, fue de Jesús Martínez, máximo accionista, en línea directa con Martín Peláez, presidente. Martínez decidió no esperar más por Rubén Reyes, que era el deseado. Los acontecimientos se precipitaron el pasado jueves, aunque la búsqueda de un director deportivo comenzó mucho antes. Con Tito despedido, Pachuca llegó rápidamente a la conclusión de que era necesario un responsable en esa parcela. Había voces que opinaban que Agustín Lleida podría hacer ese papel, aunque esa opción fue desechada.

El club se marcó los plazos: primero, el entrenador, luego, el director deportivo. Aunque todo sucedió prácticamente a la vez. Cervera y Rubén Reyes eran los deseados. Los objetivos. En la entidad se deslizaba como estrategia de negociación de cara al exterior (por si la cosa se complicaba) que había más candidatos para ambos puestos, pero el foco únicamente apuntaba al guineano y al asturiano. Peláez cerró la llegada de Cervera en un día y medio y a la vez abrió la opción de Rubén Reyes solo cinco meses después de su marcha al Getafe. La candidatura del asturiano venía avalada por el consejo. También por Arturo Elías, exmáximo accionista. En el Oviedo se considera a Reyes el mejor director deportivo desde el ascenso. Pachuca recabó informes y opiniones de la gente de su máxima confianza. No hubo duda: el exjugador era el hombre. Tenía todo: juventud, conocimiento del Oviedo y ambición.

Se veía imposible

El club lo veía muy difícil. Reyes también. "Es imposible", se deslizaba desde el entorno del director deportivo, con Cervera ya en Asturias. Pero lo cierto es que la operación fue relámpago. De imposible, a difícil; de difícil a cercano, y de cercano a todo pactado. En pocos días, el Oviedo sedujo a Reyes. El director deportivo, ahora en el Getafe, considera al Oviedo el club de sus amores y además cree que su obra en la casa azul quedó inacabada tras una salida complicada y quedar a tiro de piedra del play-off.

Le convence la idea del Grupo Pachuca y también ayuda que ya no esté Federico González, con el que la relación es pésima. Reyes habló varias veces con Martín Peláez, su interlocutor principal estas semanas, y también cambió impresiones con Jesús Martínez, máximo accionista. Hubo feeling. También hubo otras vías: César Martín, Agustín Lleida, miembros de la que fue su secretaría técnica e incluso David Mata, exgerente. Reyes opinó sobre la contratación de Cervera, al que respaldó como entrenador para salir de la crisis. En cierto modo, por momentos parecía ejercer ya como director deportivo del Oviedo, aunque nada había todavía firmado. La otra pata de la mesa era el Getafe, presidido por Ángel Torres, que dice no saber nada de la operación por boca de Rubén Reyes, aunque recalca en cualquier caso que le dejaría salir rumbo al Oviedo.

En el Getafe permanecen bien atentos a las noticias que llegan desde Oviedo, pero insisten en que nada saben más allá de lo publicado en los medios. Lo cierto es que Reyes y el Oviedo se pusieron de acuerdo a contra reloj. Estaba todo atado de forma verbal. Tres años y medio de contrato y un sueldo mejorado respecto a su anterior etapa. Incluso se buscó el día más adecuado para un posible anuncio. Se habló del martes 25. Y en el último momento el globo se pinchó, con versiones cruzadas sobre lo sucedido. El martes el Oviedo esperaba noticias de Reyes. Martín Peláez, presidente, acudió a una sesión del Club de Negocios con patrocinadores y colaboradores. No soltó el teléfono. Incluso salió varias veces de la sala a atender llamadas y mensajes. Nada sabía del asturiano ese día, cuando todo debía estar listo. Rubén Reyes trasladaría después al Oviedo su deseo de ir a la entidad, pero recalca que finalmente no podrá ser ahora. Aduce que tiene mucho trabajo en el Getafe. Entre Madrid y Asturias vuelan rumores sobre el gatillazo final. Algunas apuntan a una negativa de Ángel Torres a facilitar la operación que no confirman ninguna de las partes.

Torres sí le desaconsejó a Reyes irse a Segunda, pero no se lo impidió. En el Oviedo flota la certeza de que Reyes se echó atrás al final y no lo vio claro del todo. El asturiano dice que quizá en unas semanas podría firmar, pero ni siquiera garantiza esa posibilidad. Eso sucede el miércoles. En ese momento entra en juego Jesús Martínez, pocas horas antes de que Pachuca juegue la ida de la final del Apertura ante Toluca. Martínez tiene clara su decisión: no se puede esperar más por Reyes.

La alternativa, en casa

Se necesita un director deportivo. Otro que no sea el deseado ¿Quién? Lo más parecido a Reyes: Suárez, del que hablan en el club como "alumno aventajado" del "deseado", su mano derecha cuando estaba en el Oviedo. La vía Suárez se activa en pocas horas. Se decide el jueves y se cierra el viernes. Ni él lo veía venir. Martín Peláez es el que llama a Suárez, a primera hora de la tarde del viernes. Le comunica que será el director deportivo del Oviedo. Luego también se pone en contacto con Reyes, que pasó la mañana en las oficinas del Getafe y ya daba por descartada su opción.

Peláez le dice que no pueden esperar más y que el elegido es Suárez. Reyes se alegra de la decisión del Oviedo poque considera al de Grado un excelente profesional. Da las gracias al Oviedo por el interés y repite que ojalá se vuelvan a cruzar los caminos. El contacto no se pierde pese a fallar la operación. Por la tarde el club hizo pública su decisión, que se explica en la apuesta por la gente de la casa, como hace Pachuca en sus equipos mexicanos. El razonamiento es claro: mejor alguien que conozca los entresijos del Oviedo que una apuesta externa. Suárez está ante su gran oportunidad, recalcan en el Oviedo. Tiene trabajo por delante.

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