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Siesta y reacción sobre la bocina: el Oviedo pasa en la prórroga en la Copa (2-3)

Los de Cervera se ponen 0-2, se dejan empatar y logran el gol del triunfo a los 114 minutos, en un cabezazo de Sangalli

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El partido del Real Oviedo en Copa del Rey, en imágenes Área 11

Uno de los peligros más evidentes de la Copa es dejarse llevar. Ese césped con socavones, ese estadio coqueto pero reducido, ese marcador rival al que no conoces… La rifa que venden en a puerta como síntoma más evidente de que es otro fútbol. Uno al que el Oviedo se había acostumbrado hace no tanto tiempo y que provoca urticaria cuando se lo mencionan. Y en esas condiciones, el equipo de Cervera hizo de todo: salió mandón, se dejó igualar, sufrió y supo revertir la situación para, ya al final, cuando se respiraba clima de penaltis, logró un agónico pase en la cabeza de Sangalli. El 2-3 permite a los azules, sacavera en esta ocasión, tener otra ronda en la Copa.

Gimnástica

Amigo (2);

Dani Álvarez (1), Gándara (1), Marotías (2), Montiel (1);

Basurto (2), Josemi (1), Cobo (1);

Tirado (1), Brian Martín (1), Somavilla (1).

Cambios:

Delgado (1) por Tirado, Tobar (1) por Brian Martín y Unai (1) por Josemi, min. 56.

Saúl (1) por Somavilla, min. 75.

Chamorro (1) por Gándara, min. 80.

Altadill (1) por Montiel, min. 98.


Real Oviedo

Braat (1);

Lucas (1), Tarín (1), Luengo (1), Bretones (3);

Viti (1), Jimmy (1), Montoro (1), Marcelo Flores (0);

Obeng (1), Bastón (2).


Cambios:

Sangalli (1) por Viti, Mángel (1) por Jimmy y Luismi (0) por Montoro, min. 65.

Rama (1) por Obeng, min. 72.

Aceves (1) por Flores, min. 86.


Goles: 0-1, min 6: Bastón. 0-2, min. 50: Bastón. 1-2, min. 54: Marotías. 2-2, min. 87: Chamorro.


Árbitro: González Esteban (colegio vasco). Amonestó a los locales Josemi, Gándara, Montiel, Chamorro y Marotías y al visitante Bastón.


El Malecón: unos 3.500 espectadores, con cerca de mil oviedistas en la grada.

Avisados por Cervera, sus muchachos salieron al campo dispuestos a no dejarse llevar por la modorra. Nada de marchas cortas, el Oviedo entró en quinta. A la primera que tuvo, premio. Montoro picó sobre el área, la pelota rebotó en un defensa local y mientras unos pedían mano y otros preparaban una coartada, Bastón se lanzó al suelo para rebañar el balón y mandarlo a la red. Los depredadores no entienden de escenarios, solo quieren engordar sus cifras. Solo habían pasado 6 minutos desde el silbido inicial.

El mismo Bastón pudo hacer el segundo apenas 7 minutos después en otro atasco en el área local al que acudió presto, esta vez tras un cambio de ritmo impetuoso de Viti, pero la zaga logró despejar antes de que el nueve saciara su apetito.

A estas alturas, con el Oviedo como claro dominador del marcador y de la situación, es de agradecer la propuesta de equipos como la Gimnástica. Con menos pie, con peor condición física y conceptos tácticos menos pulidos, pero dispuesto a proponer desde el principio. Los de Cervera apenas sufrieron en el primer tramo del choque, salvo una mano de Braat en un intento de Dani Álvarez.

La primera media hora acentuó la distancia competitivo entre los oponentes. Montoro aparecía para tocar en corto, Viti se zafó en un par de ocasiones de su par y Bretones daba profundidad en la izquierda.

Le costó más a Marcelo Flores. De nuevo en la izquierda en ese intento anunciado por Cervera por saber realmente cuál es su sitio. Actuó acelerado, coleccionando cada recorte meritorio con una pérdida evitable. En realidad, en una línea similar a la de la temporada. Es como jugara con ansiedad por demostrar su valía. Como si en cada pelota que recibiera supusiera para él una oportunidad de recrear a Maradona en el estadio Azteca. Algún día le saldrá y la repetición de la jugada recorrerá el mundo. Pero hasta que llegue ese momento es ponerse palos en las ruedas. A veces, elegir el camino más fácil es el asunto más complicado.

El último cuarto de hora unió a un Oviedo menos brioso con una Gimnástica que decidió estirarse. Bastón rozó otra vez el gol en un servicio de Viti, pero a partir de ahí percutieron los locales más cerca del gol. Un error de Braat en la salida de balón fue aprovechado por los locales para montar un ataque relámpago que Tirado estrelló en el lateral de la red. Casi de inmediato, el meta galo detuvo sobre la línea un intento de despeje de Bretones desacertado.

Necesitaba el Oviedo meter una marcha más y el paso por vestuario sirvió de acicate. Eso y el aprovechamiento del balón parado, un arte al que Cervera le pone una vela cada noche en busca de una mejora inmediata. Tras un derechazo como aviso de Flores, los azules encontraron una falta a varios metros de la frontal. Una invitación a lucir pizarra. Montoro la puso con mimo y Bastón, otra vez él, estiró el cuello para llegar antes que nadie al balón: su cabezazo se fue directamente a la red. 

Era pronto, minuto 50, pero el asunto parecía solventado. Una eliminatoria copera finiquitada con apenas un par de gotas de sudor. Todo demasiado bonito. Idílico. Por eso, en plena ensoñación del equipo, Marotías aprovechó el relax para batir a Braat y recuperar la emoción de la Copa a partido único. 

Ahí apretó la Gimnástica, ahora sí, sin nada que temer. Perdió algo de pie el Oviedo pero se agarró a Braat para no caerse, con un par de intervenciones de mérito, en especial una ágil mano izquierda a disparo de Basurto. Cervera intentó sedar el choque. Relevó la pareja de medios, Luismi y Mángel al verde, recuperó a Sangalli y metió a Rama para jugar por detrás del punta. 

Pero el Oviedo ya había dimitido. Había mostrado sus garras durante media hora y partir de entonces se había dejado ir poco a poco, hasta ser superado en intensidad y juego por una Gimnástica que empezó a ver lo imposible al alcance de la mano. El guantazo local llegó a tres del final. A una falta colgada al área, otra, le siguió una salida tardía y tibia de Braat, a la aventura sin red de seguridad. Chamorro tocó de cabeza para que la pelota se colara en la red. El 2-2 condenaba al choque a la prórroga, aunque Tarín tuvo el tercero en su cabeza. Amigo confirmó el tiempo extra con una gran intervención. 

El partido renació en la prórroga. Pase o fracaso a 30 minutos. Pudo aliviar la situación Sangalli, reubicado por detrás del punta, pero en su primer intento el asistente levantó el banderín y en el segundo, Amigo le tapó cualquier hueco. 

Pero el foco estaba puesto en el vasco. A la tercera, sí. Esta vez con ayuda de Bretones, el que mejor entendió de que iba la tarde. Valiente con la pelota, gregario para ayudar. El zurdo centró desde la derecha y Sangalli cabeceó para anotar el 2-3 y acabar con la destacada resistencia de la Gimnástica. Esta vez, la Copa sí sonríe al Oviedo, aunque sea en el primer peldaño.

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