"En cuanto a números, hemos despertado". Cervera mostró a las claras su pensamiento sobre el momento del equipo con una frase a la que le seguía un "pero…". Porque el técnico del Oviedo quiere más. No le vale solo con defender, hay que saber qué hacer con la pelota, argumentó el entrenador azul en lo que pareció una ocasión idónea para mostrar su vena más crítica: justo cuando el equipo había logrado el triunfo. Pero, volviendo a la primera parte del mensaje, la que hacía referencia a los resultados, el análisis es claro: los números con Cervera en el Oviedo sin irrebatibles,
Tanto, que la media de puntos del Oviedo con el relevo en el banquillo son de equipo que disputaría el play-off. Cervera asumió el cargo a mediados de octubre, con el objetivo inmediato de recuperar al grupo tanto mental como futbolísticamente. Lo hizo de inmediato, cerrando una complicada victoria en su estreno en casa, ante un Málaga que llegaba con aún más problemas: 1-0.
Parecía que esos tres puntos podían ayudar a empujar al equipo en su afán inmediato por huir de la quema. Pero llegó entonces la peor experiencia de la etapa Cervera en una desgracia que contó con dos capítulos seguidos. El equipo alcanzó los duelos a domicilio ante el Alavés y el Villarreal B con sendos puntos que suponían un apoyo importante en su recuperación. En ambos casos, el epílogo fue cruel para los carbayones, con goles más allá del minuto 90 que dejaron al Oviedo sin ningún premio de su doble visita aquella semana.
Apareció el Carlos Tartiere como oportunidad para solventar los problemas, aunque el rival no era precisamente sencillo: el Granada. Más complicada fue la empresa cuando a los 40 minutos Aceves vio una rigurosa roja. Pero los azules sacaron la mejor de sus versiones, se portaron como un equipo rocoso y trabajador, para defender con orden y pegar un zarpazo en la que tuvo. Enrich acertó de tacón y el equipo dio otro paso en la tabla: 1-0.
El paréntesis de la Copa mostró algunos defectos del equipo, endeblez a balón parado, pero reforzando la idea de que el equipo empezaba a mostrar carácter, al lograr imponerse en la prórroga. Ya de vuelta a la Liga, en Ponferrada, el equipo acarició la victoria, pero un desenlace loco permitió el empate de los locales y evitó el triunfo azul con un penalti de Bastón a las nubes en el último suspiro: 1-1.
La última parada ha mostrado más de lo mismo: el Oviedo, aunque no brilla, sí juega con coraza. Ante el Mirandés, otra victoria, la tercera seguida en casa por 1-0, en un duelo en el que el rival se quedó sin probar a Braat. Es la segunda vez en la temporada en la que el enemigo no tira entre los tres palos, la anterior fue ante el Leganés en la segunda fecha.
En total, son 10 puntos sobre los 18 en juego desde que llegara el cántabro al banquillo. Con el matiz, importante, que las dos derrotas y el empate en estas semanas llegaron tras recibir tantos en el añadido. Traducido a puntos, el Oviedo de Cervera ha perdido 4 puntos más allá del minuto 90.
Pero a pesar de ese lastre en los últimos instantes, los números son de equipo que pelea por el ascenso. Si se hiciera una clasificación con las últimas seis jornadas de Segunda, el Oviedo sería el quinto de la Liga, aunque si el Andorra puntúa hoy en su visita al Ibiza le superaría en este periodo de tiempo. En todo caso, unos números de un equipo que pelea por metas más ambiciosas.
Las buenas sensaciones se acumulan en la libreta de Cervera pero el técnico, exigente como pocos quiere más. Todo parece seguir el plan trazado por el entrenador, que ha hablado desde el primer día de la necesidad de sumar como sea para salir de los puestos de peligro. Solo entonces, ha anunciado Cervera, se podrá empezar a ver las mejoras en el juego de un Oviedo que de momento luce números.
