Una defensa de candidato: las cifras que sitúan al Oviedo como uno de los mejores atrás

Cervera insiste en la zaga y los números le sonríen: desde su llegada el Oviedo es el cuarto menos batido

Lucas trata de arrebatarle el balón a Moleiro, de Las Palmas. | Irma Collín

Lucas trata de arrebatarle el balón a Moleiro, de Las Palmas. | Irma Collín / Nacho Azparren

Nacho Azparren

Nacho Azparren

Ante el Leganés, en un duelo con el agua al cuello, Álvaro Cervera cumplió 21 encuentros al frente del banquillo del Oviedo. O sea, una vuelta. Lo festejó con un triunfo: tres puntos que pueden ser canjeados por un salvavidas en un final tan competido. En una clasificación hipotética de 21 fechas, el Oviedo sería décimo, tras ocho victorias, cinco empates y ocho derrotas, un saldo que se hubiera firmado tras la salida de Bolo. Con problemas ofensivos, solo 15 goles a favor, pero con una armadura cuando toca defender: 16 dianas en contra. El Oviedo de Cervera, no hay dudas al respecto, es un equipo que crece desde la defensa.

Se volvió a ver en Leganés. El partido pareció avanzar a bajas revoluciones desde el primer silbido del árbitro y eso es algo que le ha venido bien esta campaña a los azules. Tuvo el Leganés un par de oportunidades en el primer acto, en especial un cabezazo al poste, pero la sensación era que el Oviedo no estaba para nada incómodo sobre el terreno de juego.

Esa idea creció en el segundo acto. En parte porque al equipo se le vio inusualmente cómodo con la pelota; en parte porque apenas sufrió atrás. La segunda mitad es un buen resumen del conjunto que quiere cincelar Cervera. El Oviedo fue duro, granítico, bien plantado en el césped y sin temblar atrás. Braat vivió 45 minutos más que tranquilos. Ya lo había advertido el técnico: a la salvación se llega por la zaga.

Maestro defensivo por definición, Cervera ha tratado desde su llegada de aplicar el libro de estilo que impone a sus obras como camino más directo a la salvación. Este Oviedo no es el Cádiz que el entrenador hizo volar. Tiene muchas diferencias en la configuración de la plantilla. Pero hay preceptos que Cervera trata de inculcar parecidos a los de aquella época.

Y lo cierto es que los números refrendan los análisis del entrenador, que nunca ha dudado a la hora de subrayar los defectos que muestran sus pupilos con la pelota. No es para él, sin embargo, un problema central. Considera que pueden superarse los atascos con más dosis de defensa.

Los 15 goles encajados en 21 encuentros con el cántabro suponen una media de 0,7 tantos por encuentro. Una cifra de los que pelean por el play-off. De hecho, solo hay tres conjuntos en Segunda que en el mismo periodo haya defendido de una forma más eficiente: el Eibar solo ha recibido doce tantos, 13 el Granada y 14 el Levante. Los tres que le superan serían los tres primeros clasificados en esta hipotética clasificación.

Así que, al menos a estas alturas, ya no hay dudas sobre lo que busca el técnico. Es evidente que el juego es mejorable y que el equipo pasa problemas, y de los gordos, cuando se ve obligado a exponer, bien porque el resultado sea adverso o bien porque el rival le entregue el mando. Y sigue llamando la atención la escasa capacidad anotadora y esa marca camino de récord de no lograr anotar dos goles en un mismo partido.

Pero el técnico es consciente de que si quiere evitar el precipicio, el camino más recto es el defender con la mayor solidez posible. Tener las cosas claras a escasas diez jornadas de la conclusión es una ventaja evidente en la carrera por evitar la tragedia.

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