La presencia femenina en el homenaje a los socios del Oviedo: "De aquella en el Tartiere todo eran paisanos"

Vicky Rubiera, la empleada más antigua, recibió su insignia por sus cincuenta años de socia

Esperanza Fernández, Vicky Rubiera y María Luisa Blanco, ayer. | Luisma Murias

Esperanza Fernández, Vicky Rubiera y María Luisa Blanco, ayer. | Luisma Murias / Xuan Fernández

Xuan Fernández

Xuan Fernández

Eran pocas, pero se hicieron notar. La presencia femenina en el acto de homenaje del Oviedo a sus socios más antiguos fue escasa, pero con mucha miga. Estaba, por ejemplo, Vicky Rubiera, jefa de administración del club e hija del fallecido Celestino Rubiera, histórico empleado del Oviedo. Se llevó una gran ovación.

"Me hizo socia mi padre en el 70. Yo estaba siempre en el campo y empecé muy pronto a trabajar, con 18 estaba en la taquilla y en 1988 firmé mi primer contrato con el Oviedo", decía Vicky, que recibió la insignia de oro por 50 años de socia y es una de las empleadas más valoradas por la entidad.

Muy cerca de la ovetense estaba Esperanza Fernández, nacida en 1951 y del "Oviedín de toda la vida", con 50 años de carné. La veterana presume, con razón, de su vinculación con el equipo de su ciudad. "Mi familia era toda oviedista. Mi hermano, César, jugó en el Vetusta y fue compañero de Vicente. Conocí al que luego fue mi marido con 16 años y también era del Oviedo", rememora.

En la década de los setenta no era muy habitual ver a mujeres en las gradas de los estadios. Esperanza, en cambio, no se perdía ningún duelo en el Tartiere. "De aquella eran todo paisanos, pero nunca tuve problemas porque incluso mi madre fue al fútbol toda la vida. Yo ahora sigo yendo, pero estoy algo fastidiada de la espalda y me cuesta subir las escaleras del Tartiere", recalca la hincha.

María Luisa Blanco, otra gran oviedista, acudió al acto pero recibió la insignia de oro en nombre de su marido, Valentín Montes. "A mí me quedan solo cinco años para hacer cincuenta de socia", explicaba, feliz. "Mira, yo no me perdí un partido del Oviedo desde el 78. Bueno, ahora que lo pienso solo uno, pero porque estaba ingresada", rememoraba, dicharachera. "Yo en el Tartiere lo paso bomba y jamás, pero jamás, pité a un jugador aunque lo hiciese mal, porque son los míos. Yo siempre quiero ganar, pero si pierden pues lo asumo. ¿Qué voy a hacer? Al Oviedo hay que apoyarlo vaya como vaya", resume la hincha, entre Rubiera y Esperanza, el músculo femenino del Oviedo.

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