Enrich se sincera: "Estuve a punto de dejar el fútbol, no lo hice gracias a mi familia"

"Quiero dar lo máximo hasta el final de temporada y que la afición se quede con un buen recuerdo de mí", asegura el delantero del Oviedo

Enrich, ayer en El Requexón

Enrich, ayer en El Requexón / FERNANDO RODRIGUEZ

Xuan Fernández

Xuan Fernández

Oviedo

En marzo jugó solo once minutos. A partir de ahora, lesión de Bastón mediante, será el delantero titular del Oviedo en el tramo más importante de la Liga. Sergi Enrich (Ciudadela, Menorca, 1990) acaba el entrenamiento en El Requexón y se despide de su hija, Lara, y de su futura esposa, Clara. Luego, al sol, se sienta con LA NUEVA ESPAÑA en el banquillo de El Requexón. "Ahí (se refiere al banquillo) es donde paso mucho tiempo esta temporada", ironiza. No lo dice con retintín: asegura que es feliz en Oviedo pese a que la temporada no ha ido por donde esperaba. Para lo que queda tiene un reto: que el oviedismo se quede con un buen recuerdo de Enrich.

–¿Qué significó ese gol?

–Mucho, el equipo necesitaba puntuar sí o sí. Era un partido importante, ante el líder, y sabíamos que sería difícil. Puntuar, en esta situación, es importante. Sumamos un punto muy valioso para el futuro.

–¿Cómo vive un delantero sin meter goles?

–Si se fija en mis estadísticas no soy un delantero de grandes cifras. Me caracterizo por otras cosas: ayudar al grupo, pelear con la defensa contraria, ir al choque, dar salidas a los compañeros...

–¿Le gusta ese papel?

–Me gusta. Siempre he jugado así. Es un trabajo oscuro, que no se ve mucho, pero siempre tuve entrenadores que supieron valorarlo. Siempre me exprimo al máximo y así me ha ido bien, aunque un delantero tiene que vivir del gol. Estoy en los seis, siete goles de media y hasta el momento me funcionó.

–Apunta a ser titular en los próximos partidos por la lesión de Bastón, ¿siente más responsabilidad?

–Si se busca un delantero similar a Bastón en la plantilla, estoy yo. Aunque también ha jugado Manu Vallejo y está Masca, que a veces salió antes que yo. El míster decidirá quién juegue y lo aceptaré. Si tengo que jugar cinco minutos, como hasta ahora, aportaré lo máximo.

Sergi Enrich, en la ciudad deportiva del Oviedo

Sergi Enrich, en la ciudad deportiva del Oviedo / FERNANDO RODRIGUEZ

–Este año se repite una estadística: el Oviedo no mete más de un gol por partido. ¿Los delanteros se sienten señalados cuando la escuchan?

–Es verdad que cuando no se mete más de un gol se mira a los delanteros, pero sucede lo mismo cuando un equipo no va bien y se mira al entrenador. Es ley del fútbol. Nosotros sabemos que cuando se defiende bien lo hacemos todos juntos y lo mismo pasa con los goles. Es algo de equipo.

–No está siendo fácil este curso, ni para usted ni para el grupo.

–Esa es la realidad: estamos teniendo una temporada complicada y difícil. Empezamos mal, con muchos objetivos puestos antes de la Liga y eso, quieras o no, te mete una presión que no sirve para nada; más bien al revés. También hubo un cambio de entrenador y para mí fue un palo duro. En mi carrera siempre he intentado superar las adversidades y en eso estoy. Intento entrenar siempre bien y estar feliz. Me siento apoyado por el vestuario y si se pregunta a la gente del Oviedo nadie le dirá nada malo de mí. Quiero también apoyar a los jóvenes, que los hay y con mucho futuro.

Enrich

Enrich / FERNANDO RODRIGUEZ

–¿Ese papel de veterano es de ahora?

–Siempre lo he tenido. En Eibar mucha gente lo decía y la gente se quedaba con mis consejos. Los jóvenes te ven como referente al jugar en Primera. Siempre intento que haya buen rollo porque el día a día es largo y tiene que ser bueno.

–¿Lo pasó mal tras la expulsión ante Burgos? (vio la roja por protestar al árbitro asistente).

–Sí, muy mal. Fuera justa o no, se pasa mal. Dejar al equipo con diez... Ya me había pasado contra el Andorra. Los árbitros a principio de Liga están un poco así así y me tocó a mí, pero el día del Burgos me equivoqué. Repito: siendo justa o no, que se puede debatir. El árbitro no estaba bien e intenté meter un poco a la grada encima para meter presión. En un segundo me sacó dos amarillas y dejé al equipo con diez.

–Y quedaba toda la segunda parte...

–Mira como es el fútbol: ¡con uno menos jugamos mejor y fuimos para arriba! El fútbol es así, pedí disculpas al grupo después del partido y al míster.

Enrich

Enrich / FERNANDO RODRIGUEZ

–Tuvo a Cervera en el Recreativo de Huelva en la 2011/2012, ¿era muy diferente?

–Ha cambiado un poco. De aquella era mi primera andadura fuera de Mallorca, jugué mucho, metí ocho goles. Fue una experiencia muy buena para mí y él se fue a Primera con el Racing. El míster viene ahora de pasarlo un poco mal en el Cádiz y la gente se da cuenta que mucha veces el fútbol es injusto, tengo esa perspectiva. Vino muy ilusionado, antes de llegar me llamó porque siempre mantuvimos relación. Le dije que había un buen grupo, que había trabajo por hacer y que éramos un equipo triste, porque estábamos así.

–Olvídese del fútbol, ¿cómo es Sergi Enrich?

–Un chico muy normal, familiar. Tengo una familia que me arropa en todo y que siempre ha estado en las buenas y en las malas. Tengo una niña de dos años, Lara, y una futura mujer, Clara. Soy muy profesional, dedico muchas horas a estar bien para rendir el fin de semana.

–Empezó desde abajo.

–He luchado mucho por un sueño, que era ser futbolista. En Mallorca debuté muy joven en Primera e hice temporadas buenas. Firmé un contrato largo: seis años con el primer equipo. Cuando cambió la directiva vi que las puertas estaban cerradas y me fui cedido a buscarme la vida y tener experiencia en Segunda. Eso me dio poder dar el salto con el Eibar y rendir en Primera.

–¿Qué es lo peor de ser futbolista?

–No me gusta que me reconozcan por la calle. No me mola. Entiendo perfectamente que un niño pida fotos y soy el primero que siempre tengo ese detalle, porque de pequeño lo hacía. Pero que pase algo y que hablen de mí no lo veo normal. Pero es nuestro trabajo y tenemos que vivir con ello.

–¿Se tiene una imagen distorsionada de los jugadores? Tipos con dinero, coches caros...

–A ver, es la realidad, vivimos bajo lupa. Si pasa algo siempre hay opiniones. El oficio del futbolista es complicado porque estás en boca de todos. ¿Qué te insultan? No pasa nada, eres futbolista.

–¿Redes sociales?

–Uso Instagram, antes tenía Twitter pero no fui mucho. Me di cuenta de que no aportaba mucho. Estamos en el foco y todos opinan. Un futbolista tiene que aguantar muchas cosas.

–Tuvo una mala experiencia personal. ( El futbolista fue condenado por la difusión de un vídeo sexual y años después se frustró su fichaje por el Schalke 04).

–Tengo el culo pelao. Siempre he intentado reponerme de las adversidades, que fueron muchas. Estoy orgulloso por reponerme de lo que me pasó.

–Llegó a pensar en dejar el fútbol.

–Sí, claramente.

–¿Por qué no lo hizo?

–Por la familia, que me dijo que era joven y estaba bien físicamente. Fue un palo duro, porque esos años hubo un descenso complicado tras años difíciles en Eibar. Luego esperas que salga algo, salía, no salía… Luego quieres ir a Segunda, a un aspirante, pero no puedes por el límite salarial de la Liga. Y después sale la posibilidad de ir a Alemania con toda la ilusión, a un club grande de Europa, sin ser una oferta económica muy buena, pero un grande. Se hablaron muchas cosas otra vez, más mentiras. Y me veo en septiembre sin equipo.

–Fue su momento más fastidiado, supongo.

–Sí. Si últimamente ya iba conociendo cosas del fútbol que no me gustaban… Eso fue un palo duro. Tuve la suerte de que la Ponferradina tenía límite y pudo llamarme. Hicimos un año muy bonito, me volvió a ilusionar y siempre estaré agradecido a Bolo.

–¿Qué es de Bolo? Son vecinos en La Fresneda.

–Quedamos. Decidió seguir en Oviedo porque sus hijos están muy bien aquí. Lo pasó mal, intentó cerrar una etapa y se dedica a ver qué sale. Estoy seguro de que le saldrá algo bueno, es muy buen entrenador y le depara un gran futuro.

–¿Por qué cree que no funcionó aquí?

-–Es complicado llegar a un equipo con diferentes formas de ver el fútbol. Ziganda era diferente a Bolo. Implantar tu método, que los jugadores crean en lo que dices y que salga bien es difícil. Y un club como el Oviedo, con tanta masa social, que no es lo mismo que la Ponferradina. Los resultados no fueron buenos, pero fue una pena. Estoy convencido de que hubiese dado muchas alegrías.

–Acaba contrato, ¿dónde se ve el curso que viene?

–Miro mucho el presente. Firmé por una temporada y estoy a gusto aquí. Tengo la espinita de no haber jugado en otras Ligas y los años pasan. Intentaré acabar lo mejor aquí, que no pasemos apuros y que el año que viene veamos un gran Oviedo ilusionante. Veremos que pasa. Intentaré dar lo máximo y que la afición se quede con un buen recuerdo mío.

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